Comienzos del siglo XX. Tres parejas se reúnen para pasar un fin de semana en el campo: un inventor que ha creado una `bola para atrapar espíritus` y su mujer, que tiene problemas sexuales; un racionalista y pomposo profesor de filosofía y su prometida, mucho más joven que él, y un médico, mujeriego compulsivo, y su última conquista. El ambiente idílico propicia la confusión emocional de los personajes.
lunes, 18 de noviembre de 2013
viernes, 9 de julio de 2010
Morir hacinado y prendido fuego en una cárcel uruguaya
Morir hacinado y prendido fuego en una cárcel uruguaya
8 de julio de 2010
"Esos muchachos que la quedaron ahí", asi se refirió el presidente José Mujica a la cremación en vivo de doce presos de la cárcel del departamento de Rocha que no tenían, en general, más de 30 años de edad. Si, "la quedaron" y este hecho no es un caso aislado sino la punta del iceberg decadente, degradante, cruel y contrario a toda rehabilitación del esperpento carcelario uruguayo. Una vez más podemos darnos cuenta de que tratándose de la cuestión de la disminución del delito, de la pacificación de la vida civil, la solución que se ha ejercido durante décadas y se sigue ejerciendo es la de encerrar a como de lugar a los que cometen delitos, embutirlos como carne dentro de un saco de concreto, amontonarlos como cerdos en un sucio establo, empujarlos para adentro a patadas en el culo y dudar mucho mientras se queman envueltos en humo venenoso acerca de si seria o no apropiado abrir la maldita reja.
Estamos muy lejos aquí, mientras nos olvidamos al menos momentáneamente de las ilusiones futboleras, de ser un pais donde la vida sea el último baluarte de nuestras consideraciones y la rehabilitación la meta de un sistema carcelario bien pensado. Tenemos nuestros pequeños infiernos donde no faltan literalmente los cadáveres calcinados. Doce jóvenes a las 3 y 30 de la madrugada del 8 de julio fueron inmolados en el altar de la ineptitud constante, sistemática, casi perfecta, que han tenido gobiernos de toda laya para tratar el problema de la delincuencia. ¿Quién se atreverá a decir que las cárceles uruguayas rehabilitan? No, no rehabilitan ni medio piojo, lo que hacen es terminar la obra del delito corrompiendo aún más las almas, intoxicandolas todavía más con crueldad, con vejaciones, con olvido y destrucción. Son laboratorios del odio y el salvajismo, laboratorios de la estupidez y la violencia.
Y ¿qué decir del hacinamiento? Si se quisiera realmente que una persona recapacitara acerca de su vida debería forzársela al menos durante unas cuantas horas al dia a la meditación en solitario junto a una hoja en blanco, con un lapiz y unos cuantos libros como elementos de regeneración. En lugar de ello estas almas son empujadas las unas contra las otras como si se estuviera embutiendo chorizos para que en ese atroz amontonamiento pervertidor se contagien todas sus historias y errores, se transmitan mutuamente sus malas influencias, centuplicándolas, y encuentren en ese estado de aglutinamiento hediondo un fermento cada vez mayor para delinquir. Es la posibilidad de pensar en un aparte acerca de si mismos lo unico que debia darseles y eso es justamente lo primero que se les quita, impidiéndoles brutalmente toda recapacitación. La cárcel de Rocha es un ejemplo clarísimo de esto que estoy diciendo, mal planeada para que habiten en ella 60 personas y superpoblada con 120. Y esta es, sin duda, no solo la receta para que el delito continue sino también para que tenga sus caldos de cultivo carcelarios y aumente tanto en cantidad como en negatividad.
Es hora de que todos los uruguayos y sus gobernantes se den cuenta de que no se puede actuar con los seres humanos como si se estuviera amontonando desperdicios en un basural. Las personas, sea cuales sean sus crimenes, siguen siendo personas y no actuar con ellas como tales es ser el más despiadado criminal. La represión estatal no debe tener como cometido intrínseco la venganza o la supresión social...ello la dejaría cerca, muy rapidamente, de la receta nazi. La represión estatal debe estar dirigida a la contención primero y a la canalización después, de los impulsos en el seno de una convivencia que debe dar a todos la oportunidad de valerse según el mérito y de rehabilitarse para esa convivencia cuando sea necesario. La represión vacía de todo sentido pedagógico es solo brutalidad organizada. Y esto es lo que son en este momento las carceles uruguayas demostrando a ciencia cierta que los uruguayos no solo debemos reconstruir imágenes sino construir realidades.
En fin, que es urgente la modificación de la política carcelaria uruguaya y la recuperación dentro de ella del sentido de rehabilitación pedagógico. Que asimismo es necesario que se comprenda la importancia de que cada presidiario disponga de un espacio individual para la meditación en solitario, para la recomposición de la capacidad de reflexionar sobre su propia vida. Y que es necesario incorporar fuertemente a la doctrina carcelaria la importancia del arte, del deporte y de toda forma de cultivo personal como herramienta fundamental de la rehabilitación.
Saludos, Fernando Gutiérrez Almeira, filósofo uruguayo.
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