viernes, 25 de junio de 2010

El amorfo multiforme, por Fernando Gutiérrez Almeira




El Amorfo Multiforme

Fernando Gutiérrez Almeira

La pregunta que a mi entender constituye la raiz de cualquier posible visión humana de lo real es la pregunta acerca de lo humano. En cuanto preguntamos por nuestro propio ser ya intuimos que al emerger del resto del universo algo nuevo, radicalmente nuevo, ha ocurrido. Podrán algunos científicos tranquilizarnos con la hipótesis de que no somos otra cosa más que mamíferos superiores, podrán sugerirnos religiosos de diversas épocas y condiciones que somos creaciones de los dioses o de un Dios único, podrán decirnos que el ser humano es simplemente una casual formación natural en un planeta apto para la vida o un ser prediseñado desde la eternidad para cumplir un fijo destino...pero lo cierto es que la pregunta sigue abierta y este es un intento más por darle una respuesta lo más coherente y completa posible...un intento que trata de ser no solo un intento más.

Todos estaremos de acuerdo, en principio, que un individuo humano al nacer es practicamente un desvalido absoluto que apenas posee ciertos reflejos innatos como el de succión, el de la actividad respiratoria, etc. Esto quiere decir, claramente, que la mente humana, al nacer, carece de memoria instintiva, es decir, de memoria de especie. Si un animal, pudiendo ser un mamífero superior, naciera en condiciones mentales y físicas de tal desvalimiento es practicamente seguro que no sobreviviria más que un corto tiempo. Desde el punto de vista de la preadaptación biológica medioambiental el recién nacido humano es un fracasado casi absoluto, una pérdida de tiempo para la naturaleza. En su “Antropología filosófica” dice Landmann: “Incluso cosas tan elementales como la postura y la marcha erguidas no dependen de predisposiciones hereditarias innatas, sino también de la influencia ejercida sobre el niño por el ejemplo de los adultos y por eso no existen de ninguna manera desde el principio.” Yo agregaría: hasta el dominio de los esfínteres es cuestión de aprendizaje para el individuo humano.

El desvalimiento innato del individuo humano podemos interpretarlo rapidamente como una condición de inadaptación medioambiental, es decir, de no correspondencia entre la estructura corporal-mental del recién nacido y un medio ambiente para el cual pudiera estar preadaptado. Si lo que caracteriza a los animales es la memoria instintiva combinada en algunos casos con rasgos de inteligencia y aprendizaje individual, y asimismo la preadaptación innata a algun medio ambiente y forma de alimentación predeterminada dentro de ese medio ambiente, entonces podemos decir desde ya que EL SER HUMANO NO ES UN ANIMAL. Es un desvalido innato, un inadaptado en el sentido de que carece al nacer de preadaptación a un medio ambiente y a una forma de alimentación predeterminada. La estructura de su dentadura nos confirma la ausencia de preadaptación alimentaria: sus dientes nos dicen que no es ni un animal carnívoro ni un animal herbívoro...es decir, nos vuelven a decir que no es un animal o en todo caso es un EXTRAÑO ANIMAL.

No solo podemos entender el desvalimiento innato del ser humano como inadaptación sino también como no-especialización. Se entiende por especialización la relación del tipo llave-cerradura entre la estructura corporal y el medioambiente preciso para el cual dicha estructura se encuentra predeterminada. Si se trata de un oso hormiguero la forma de su hocico podría muy bien indicarnos su género de alimentación antes de que lo veamos alguna vez alimentarse. Lo mismo con respecto a una jirafa con su largo cuello, a un cangrejo con sus tenazas o a un león con sus garras...pero cuando contemplamos un cuerpo humano en él no encontramos la huella de ninguna especialización...no tiene ni prolongaciones ni formaciones corporales que indiquen alguna clase de función orgánica predeterminada para cierta actividad dentro de algún determinado medioambiente. No significa esto que el cuerpo humano carece de forma, claro, pero si significa que el cuerpo humano carece de forma adaptativa o forma adaptada, que su cuerpo no tiene ningún rasgo de especialización...que ninguna parte de su cuerpo parece dedicada a alguna determinada actividad útil para la vida de ese cuerpo. En ese sentido, en el sentido de que carece de forma adaptativa-adaptada, afirmo que el ser humano es un ente amorfo, o más simplemente, el AMORFO. Esto se condice, a su vez, con la idea de que el ser humano no es clasificable dentro del campo biológico e incluso cósmico pues no es ni un inerte, ni un vegetal, ni un pariente de las algas o los hongos, ni un microbio, ni un animal...el ser humano es un ser INCLASIFICABLE E INCLASIFICADO.

Notemos ahora lo siguiente: hemos dicho, en resumidas cuentas que el ser humano es un IN-adaptado, un IN-clasificable e IN-clasificado, un A-morfo, un ser NO-especializado, un ser practicamente IN-válido al nacer, un ser NO-instintivo, SIN memoria instintiva, CARENTE de preadaptación medioambiental. Lo que hemos estado diciendo como se puede notar es que el ser humano es un ser que al nacer existe bajo el signo de la NEGATIVIDAD. Es un negado por la propia evolución que lo produjo como su hijo aparentemente predilecto, un negado en el sentido de que ha sido lanzado a la existencia sin los rudimentos y medios necesarios en su estructura mental y corporal para poder llevar esa existencia adelante, y también en el sentido de que carece de un medioambiente determinado, un nicho ecológico, un lugar en el circuito de las existencias vivientes para el cual estuviera destinado como a su hogar. El individuo humano nace pues, en el DES-AMPARO, en la ausencia total de un lugar al cual pertenecer y donde desempeñarse vitalmente y tambien en la ausencia practicamente total para desempeñarse de alguna manera, de cualquier manera que fuera posible en principio. A este desamparo vital y natural lo podemos caracterizar como un estado de indeterminación de su existencia, es decir, como un estado en el cual su potencia vital no se encuentra practicamente prefigurada para ninguna forma de vida.

Una visión pesimista de esta cuestión nos haría pensar que el ser humano es un error evolutivo, un equívoco morfológico en medio de la serie largamente exitosa de creaciones vitales evolutivas que rompe con aquel éxito vital y con aquella evolución como una fractura en medio de una gran obra o un desastre en medio de una gran fiesta. El AMORFO, según este lado pesimista de la cuestión, podría ser caracterizado como un ABORTO DE LA NATURALEZA, y no es inadmisible esta manera de entender lo humano porque lo cierto es que el niño humano parece nacer siempre en condiciones prematuras, ni siquiera apto para subsistir minimamente...es decir, en condiciones abortivas. Además el carácter fetal incompleto de su formación podríamos adscribirlo a la consideración de su carencia casi completa de pelaje que pueda ampararlo del frío y otros elementos climáticos adversos, a la notoria incapacidad de sus miembros inferiores y superiores al nacer para ni siquiera realizar una actividad minimamente productiva, al incompleto cierre craneal que lo expone claramente a una muerte fulminante, etc. También viene a ser válido llamarlo ABORTO DE LA NATURALEZA desde el punto de vista de su expulsión de los nichos ecológicos a los que si pertenecen las demas formas de vida. Es un expulsado, un ser que ha sido lanzado a la vida y no engendrado para vivir una determinada vida bajo unas determinadas condiciones desde el inicio de su desarrollo extrauterino. Puede insistirse, a partir de esto, en caracterizar al ser humano no ya solo como un ser signado por una negatividad inherente sino tambien como un ser directamente negativo que viene a pervertir la existencia biológica del planeta como lo harían las celulas cancerosas en un cuerpo sano...celulas que justamente, al igual que el ser humano no lo está en el planeta, no estan adcriptas a ninguna función dentro del cuerpo y del mismo modo que el ser humano se expanden ferozmente poniendo en riesgo de destrucción o llevando directamente a la consunción y muerte el hábitat en el cual han nacido. Así pues, una versión lo suficiente pesimista de lo humano, podría caracterizarlo como UN CANCER PLANETARIO y un fracaso de la evolución que culminará tarde o temprano con la aniquilación de la vida sobre la Tierra por medio de este mortífero cáncer. Yo me atrevo a decir por momentos que el ser humano es un ABORTO DE LA NATURALEZA considerando que se trata de un aborto espontáneo y no inducido y que el prematuro recién nacido tiene esperanzas de salir adelante y vivir una vida fructífera sin necesidad de destruir lo que lo rodea hasta la última célula o el último árbol. Me atrevo incluso a decir que el ser humano es un MONSTRUO teniendo en cuenta que lo que caracteriza a un monstruo es su amorfidad pero también, en ciertas clases de monstruos bienintencionados, su tendencia a sufrir esa amorfidad como un calvario, como una fealdad, como una negatividad de la que quisieran desprenderse para lograr alguna forma de belleza y dignidad...es el monstruo de Frankenstein en el que estoy pensando, claro. Sin embargo no llegaré al extremo de decir que el ser humano es una aberración, una enfermedad, un error, un cáncer.

Pese a todo lo anterior vemos a este monstruo, a este pobre ser expulsado de la naturaleza dentro del calvario de una invalidez casi completa erguirse sobre la faz del planeta con orgullo siempre creciente, como si ningún obstáculo más que él mismo al tropezarse consigo mismo pudiera oponérsele. ¿Cómo es posible que de tal indefensión originaria se yerga en medio de todos los seres vivos esta criatura como la más terrible amenaza y promesa? Volvamos a pensar en su cuerpo...Notamos en él dos características que nos dan la pista acerca de porque ha sido ese el curso de los hechos. En primer lugar damos cuenta de una abultada prominencia encéfalica que concentra buena parte del gasto energético corporal. El abultamiento de esta prominencia es tan feroz que da lugar no solo al cierre incompleto al nacer del cráneo al que ya me he referido sino también a una formación de la cadera femenina que la deja en desventaja con respecto a la masculina en materia de desempeños bípedos. ¿Qué implica este abultamiento encefálico? Bueno...un sistema nervioso es una configuración de la conciencia del ser vivo, configuración que se da en principio en terminos de especie y no de existencia individual. El encéfalo es, dentro del plano de esta configuración de la conciencia de la especie el indicativo de que existe un aptitud conciente individual como ser...una memoria individual, una cierta capacidad de aprendizaje, una cierta capacidad de intervención inteligente en el medio ambiente, etc. En el caso del ser humano el encéfalo se encuentra sumamente desarrollado lo cual presupone un gran desarrollo a su vez de las aptitudes estrictamente individuales de conciencia.Y en efecto, en el individuo humano el anquilosamiento de la memoria instintiva abre paso a un potencial casi ilimitado de memorización y aprendizaje individual. El cerebro humano, específicamente tiene ciertas capacidades que tal vez existan en los mamíferos superiores, como la inteligencia práctica y la imaginación, pero en condiciones de expansión radicalmente superior. Además, el cerebro humano tiene, lo cual morfológicamente se expresa por la protuberancia del lóbulo frontal, una novedosa capacidad que es la del pensamiento, es decir, la de la captación conceptual del entorno y de su propio cuerpo y mente. Esto quiere decir, en términos generales, que el desvalimiento concreto del ser humano se compensa con un potencial de conciencia individual extremadamente desarrollado que pugna ya en el vientre de la madre por salir a triunfar. El cerebro humano es un devorador de experiencia, un devorador de recuerdos que a su vez convierte esos recuerdos en el material de sus fantaseos y pensamientos. En el cuerpo de un individuo humano, es decir, de una persona, las extensiones nerviosas constituyen una red de absorción constante de información corporea y extracorporea por parte de un cerebro que funciona dia y noche, dia y noche, con periodos de vigilia y sueño alternados. Este desarrollo casi abusivo del cerebro dentro del cuerpo humano lo convierte practicamente en un habitante del cuerpo, es decir, en una especie de inquilino del propio cuerpo que conforma. Pero sea como sea, esta claro que es en el cerebro donde se encuentra la fuente del éxito humano, en un cerebro hiperdesarrollado en compensacion a la carencia casi absoluta de adaptación al medio ambiente del cuerpo en si mismo.

En realidad podriamos decir que la no especialización del ser humano se debe justamente a la capacitación de los individuos humanos para un aprendizaje y despliegue sustancialmente autónomo de sus existencias mentales. O bien, podriamos decir que al mismo tiempo que en el ser humano se agudizó la capacidad individual de aprendizaje fue disminuyendo consecuentemente la memoria instintiva y la adscripción de la conducta individual a una conducta de especie. Pero, ¿cómo es posible tal aprendizaje? Porque lo cierto es que un nacido practicamente desamparado y sin siquiera la capacidad concreta de movilizarse por si mismo dificilmente pueda erguirse de su situación para ir a aprender todo lo necesario para persistir en la existencia. Es cierto que puede aprender ilimitadamente pero también es cierto que no es el propio individuo la fuente de enseñanza a partir de la cual ha de lograr sus aprendizajes. Por supuesto que la respuesta es casi inmediata: entre los seres humanos el valimiento de los recién nacidos parte del valimiento de los adultos que actúan como fuentes de enseñanza y los conservan con vida mientras no se pueden valer por si mismos. Esto significa, de un modo preciso, que un ser con un gran potencial de aprendizaje individual y extinta memoria instintiva debia ser un ser de crianza más o menos asegurada por sus progenitores...en este caso, un mamífero o al menos aparentemente clasificable como mamífero. La madre es una figura existencial fundamental en la vida humana, el arquetipo de lo humano mas radical posible...Es a través de la madre que el recién nacido tiene acceso al mundo pero es también a través de la madre que puede alcanzar sus primeros aprendizajes, los más imprescindibles para poder seguir adelante posteriormente con su vida. El amor hacia la madre es, por lo tanto, una formación basica de la conciencia emocional humana, formación de cuya integridad durante la fase de crianza depende el desarrollo de todas las demás formas afectivas que despliega el individuo humano.

Podemos suponer, de acuerdo a lo anterior, que bastaría con que el ser humano conservara una conducta de mamífero para que esto preservara la integridad del individuo durante un cierto periodo de crianza que le permitiria adquirir gracias a su gran desarrollo cerebral las habilidades y datos necesarios para llevar adelante con posterioridad a ese periodo de crianza, de enseñanza-aprendizaje, su existencia individual. Pero...¿De dónde ha extraido la madre los aprendizajes que transmite a sus descendientes? Podemos suponer que estos aprendizajes se han ido transmitiendo de generación en generación acreciendose con los perfeccionamientos logrados en cada generación y decreciendo con los fracasos pero siempre conservándose lo suficiente como para permitir la subsistencia de la especie humana....Ah, bonito panorama, pero sucede que el individuo humano no es solo un mamífero y no solo mantiene lo que se da en llamar relaciones humanas con la madre y quienes comparten su crianza. De este modo podriamos seguir caracterizandolo como un animal más, sea cual sea el tamaño de su cerebro. Esto quiere decir, precisamente, que el desarrollo cerebral no constituye en realidad el signo clave de nuestra naturaleza, el signo clave de la existencia de humanización. Tenemos que volver a contemplar el cuerpo...y ahí esta...somos humanos en, por y a través de LAS MANOS.

En todos los animales superiores hallamos las extremidades en una disposición claramente distinta a la disposición de nuestras manos pues dichas extremidades siempre, sin excepción alguna, tienen alguna función, es decir, son funcionales. ¿Qué quiere decir esto? Quiere decir que las extremidades animales se encuentran adaptadas de una manera rígida a cierta gama muy restringida de actividades utiles para la totalidad del cuerpo animal. Las manos, en cambio, no son funcionales sino extensionales. Las manos están estructuralmente destinadas para una actividad universal, no funcional, la actividad de asimiento. Son necesarias aquí dos aclaraciones primarias: en primer lugar digo que son extensionales porque el asimiento, la acción de asir que caracteriza a las manos, consiste esencialmente en un ajuste mano-objeto mediante el cual el objeto se transforma en una extensión de la mano y en segundo lugar digo que el asimiento es universal porque dentro de ciertos márgenes de tamaño y forma una infinidad indeterminada de entes pueden ser asidos pasando a ser objetos, es decir, entes manipulados. Las manos objetivan fragmentos de la realidad al asirlos, es decir, los transforman en fragmentos de realidad manipulados, en objetos. Solo a través de las manos el ser humano penetra en el mundo objetivamente y por lo tanto solo la manipulación hace del ser humano un ser objetivo. Ahora consideremos un sinónimo del verbo asir que nos da nueva pista sobre este asunto: el verbo sujetar. ¿Qué es sujetar? Sujetar es precisamente asir pero en el sentido de que el ser humano se hace sujeto para un objeto...el objeto sujetado mediante la accion manual, la manipulación. De modo que la relación fundante de todo conocimiento humano, la relación sujeto-objeto, se establece a través de las manos. La manipulación es la forma especificamente humana en que somos agentes de conocimiento. Se suele considerar muchas veces a la manipulación como una actividad de indole negativa pero se lo hace en este especifico sentido: en el sentido de que la manipulación es lo que hace al objeto para el sujeto humano y manipular a otro sujeto humano es objetivarlo de tal modo que se puede llegar a ignorar su calidad de sujeto. La ciencia objetiva ha exaltado la manipulación de tal modo que arrastrada por el ideal de objetividad que esto conlleva ha proseguido más alla de lo éticamente sostenible para ignorar la calidad de sujeto de los individuos humanos, tratandolo como un objeto más, como un fragmento más de realidad susceptible de acción manual.

Sigamos pensando en las manos...Los primeros objetos, los primeros fragmentos asidos de realidad que probablemente han existido en la evolución humana son las piedras y los palos. Piedras y palos estan presentes en el medioambiente directamente, sin necesidad de dar lugar a un preajuste que solo posteriormente tuvo lugar, el preajuste fabril. Durante mucho tiempo, seguramente, piedras y palos fueron las extensiones de las manos que abrieron al ser humano el camino de la existencia. Durante ese tiempo es que ha debido producirse el perfeccionamiento de la mano con la aparición de la oponibilidad del pulgar. ¿Qué viene a agregar esta oponibilidad? Lo que viene a agregar es la precisión del asimiento, la exactitud de la sujeción. De modo que la evolución humana más radical por mucho tiempo fue la evolución hacia la exactitud, hacia la precisión, de sus manipulaciones. Y aún hoy dia, a través de un espectro mucho más denso y dificil de considerar de eventos humanos, podemos ver que la precisión-exactitud sigue siendo una de las grandes preocupaciones de la humanidad. La oponibilidad del pulgar abre la puerta a asimientos dedo con dedo que hace de la mano no ya un burdo polo de asimiento sino un multipolo de asimientos graduados y por lo tanto una extremidad aún mas universal en su adaptabilidad y no adaptación. Esto quiere decir que la oponibilidad del pulgar no constituye una progresiva adaptación medioambiental sino, por el contrario, una exacerbación de la desespecialización...una exacerbación que aleja definitivamente al ser humano de sus origenes primates.

En algun momento posterior, ya bien desarrollada la oponibilidad del pulgar y largamente utilizados los palos y las piedras, el ser humano desvia la actividad manual hacia una nueva dimensión antes no existente: la dimensión fabril de la manipulación. De este modo se transforma en homo faber. ¿En que consiste la actividad fabril? Consiste en el desarrollo de un preajuste del objeto a la mano, preajuste por el cual el objeto ya no es solo un objeto de mero asimiento sino algo mucho más humano: un INSTRUMENTO. Podemos definir un instrumento como un objeto, como un fragmento manipulado de realidad,que ha sido preajustado mediante una manipulacion previa, la manipulacion fabril, al asimiento del cual será objeto. El preajuste fabril del objeto para hacer de el un instrumento implica, por otra parte, el hecho igualmente sorprendente de iniciar una interacción objeto-objeto por el cual un objeto se vuelve agente manipulado de prejuste fabril de otro objeto. ¿Qué notamos aquí? Que el preajuste fabril genera relaciones de causa efecto entre objetos y objetos de tal modo que unos objetos se vuelven los antecedentes de otros objetos en el proceso fabril. Podemos imaginar por supuesto que estos encadenamientos fabriles apenas se iniciaron no pasaban de estar constituidos por un solo antecedente y un solo consecuente como puede ser un palo modificado mediante una piedra afilada, piedra afilada obtenida mediante un golpe afortunado...pero podemos imaginar también que estos encadenamientos pronto iniciaron un camino de complejización y desarrollo...camino de complejización que dio lugar a la evolución técnica de la humanidad. Para que esto se entienda considerese un aparato de televisión: para construir el aparato de televisión se necesitan muchos instrumentos antecedentes en una cadena que, se puede decir, empezó en la piedra y el palo. El aparato de televisión nos dan la idea de la diferencia radical que existe entre la mera manipulación y la manipulación fabril...aquella no evoluciona o no implica evolución a no ser la evolución de la propia mano mientras que la manipulación fabril abre el camino de la inexorable y aun no conclusa evolución técnica de la humanidad.

Podemos decir sobre las manos, en la medida en que ya somos homo faber, que estas son puntos de aplicación de los instrumentos, siendo los instrumentos prolongaciones de las manos, prolongaciones que poco a poco logran una existencia autonómica al aparecer las máquinas y finalmente los autómatas. Y esto quiere decir que podemos definir al ser humano como un ser protésico, un ser inicialmente desvalido que a través de los engarces de sus manos va in-corporando prótesis técnicas a su cuerpo, convirtiendose en un semiviviente semi artificial, es decir, en un tecno-viviente. Y en efecto, si las manos nos hacen humanos y si la actividad tecno-fabril es lo que nos caracteriza como homo faber, entonces las extensiones instrumentales de nuestro cuerpo a traves de nuestras manos no son contingentes sino que son inherentes a nuestra naturaleza. Somos tecno-vida y no vida simplemente, por lo cual podemos decir que el ser humano no es un ser biologico, no pertenece al reino viviente sino que constituye un reino aparte...el reino humano.

Para terminar: Anteriormente he dicho que el ser humano es un ser AMORFO, dicho esto en un determinado sentido que ha sido aclarado. Ahora quiero agregar (y con esto queda justificado el titulo de este ensayo) que de esa amorfidad, a través de la extensionalidad instrumental del cuerpo-manual que lo caracteriza, el AMORFO va tomando distintas formas extensionales, es decir, va transformándose sobre la base de su corporeidad biológica alterando su extensión corporal técnica y esta transformación, según se puede ver, le permite volar, bucear, flotar en el espacio exterior, etc., es decir…el AMORFO, partiendo de su amorfidad, llega a ser MULTIFORME, técnicamente multiforme, con lo cual se puede ver que esa inicial amorfidad es un potencial cualitativo de indeterminación para su posterior y creciente multiformidad. Considerado así, el ser humano es un ser que no meramente busca una forma definitiva y bella…sino un ser técnicamente proteico que más bien parece destinado a recrearse continuamente sin encontrar esa forma definitiva, de modo que persistirá siempre siendo un monstruo en la búsqueda de las mil imágenes de su propia autocreación. Pero cabe suponer, pese a esto, que hallará una forma culminante aunque no sea definitiva en la que apaciguará su estado proteico, un estado en el que reivindicará su monstruosidad de nacimiento con alguna clase de placentero gozo de su propia belleza alcanzada (¿un estado tecnológico angélico?).

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