La herida de lo inconcluso, lo intrascendente.
(Ceniza enamorada)
La experiencia lúcida del cuerpo en acción.
(Agua bendita)
Mirar un rato al amanecer,
a la muchacha vestida de blanco, a su cabello azabache.
Sentir en la boca su olor a miel. Su tibieza pasajera, fugaz.
La puerta, el espejo, la palabra.
Un pequeño pregunta si su caballo es eterno.
Le he sugerido que él será un alazán cobrizo
corriendo liebres por una sierra verde:
que eso es todo lo que puedo imaginar.
Antes de seguir su camino, había venido a dejarme huevos de codorniz,
(mi desayuno predilecto) me ha explicado que pretendía permanecer
en el espacio digital…
(¿Una tierna, improbable ironía?)
¿El final del hombre será el animal mismo?
“La curiosidad mata al hombre” ha dicho un pobre de espíritu.
El animal, el espíritu y el hombre.
“Let it be”, déjalo ser, John. “En la casa de al lado”, Cabrera,
donde no transcurre el tiempo. En el viento, Bob,
“hallelujah”, Leonard, “hallelujah”.
La música sabe de nosotros
más que nosotros mismos.
Aunque solemos decir eso de Dios.
(El saber que nos ha abandonado)
Gerardo Bleier
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