viernes, 28 de agosto de 2009

Conciencia y conocimiento, por Fernando Gutiérrez Almeira

CONCIENCIA Y CONOCIMIENTO
por Fernando Gutierrez Almeira

El conocimiento solo existe en la acción misma de conocer…no es pensable sin contradicción fuera de ella…Y como esta acción es precisamente la acción conciente podemos decir, atando los cabos, que no hay conocimiento sin conciencia del mismo modo que no hay conciencia sin conocimiento. En el acto de conocer debemos distinguir, a su vez, el sujeto que conoce, la conciencia, de lo conocido, aquello que es objeto de conocimiento para la conciencia. Hay quienes pretenden que un conocimiento puro vendría a ser un conocimiento puramente objetivo pero como podemos notar desde un principio esto es imposible pues todo acto de conocer implica tanto lo objetivo del objeto conocido como lo subjetivo de la conciencia que conoce. Así pues, no hay un conocimiento puro nunca, un conocimiento sin sujeto ni hay tampoco una pura conciencia sin objeto como algunos místicos pretenden imaginar.

Descartados, por un lado, el extremo místico de una pura conciencia con un puro conocer sin objeto que le sea independiente y el extremo ideal de objetividad del que abusan algunos amantes de la ciencia lo que debemos pensar es que el acto de conocer es un proceso en el que una conciencia se involucra con un objeto como sujeto cognoscente y que en este involucramiento se vuelven borrosas las fronteras entre lo que pertenece a la conciencia por un lado y lo que pertenece al objeto por el otro. Tratar de establecer una frontera más o menos nítida entre lo subjetivo y lo objetivo es tarea siempre necesaria según el caso pero no una tarea que pueda realizarse perfectamente alguna vez.

¿Qué capta la conciencia del objeto al cual conoce? No lo capta como tal, no como si lo estuviera absorbiendo físicamente. Se trata más bien de una absorción mental. ¿Qué absorbe la conciencia de su objeto? Lo que absorbe es su forma…de variadas maneras…como imagen, como complejo de percepciones, etc. Podemos decir, para resumir rapidamente la cuestión, que la conciencia se IN-FORMA del objeto al dirigirse hacia él…y esta información toma la forma básica de la memorización. La conciencia memoriza al objeto informándose de él al dirigirse hacia él. ¿Y cómo se dirige hacia él? Se dirige hacia él percibiéndolo, experimentándolo, interactuando, en fin, con él. Por supuesto que como se trata de una interacción el proceso de conocer implica un cambio en la conciencia (que queda in-formada por el objeto) y un cambio en el objeto (que queda experimentado por la conciencia). Y como estas modificaciones son inevitables nunca una conciencia podrá tener conocimiento sin cambiar ella misma de estado…el conocimiento altera a la conciencia…y nunca un objeto podrá ser conocido tal como es sino solo como un “objeto de la experiencia de la conciencia”.

La alteración de la conciencia por el proceso de conocer implica que en ella aumenta la información que posee de los objetos hacia los cuales se ha dirigido prestándoles su atención. Esto podría decirse que saca a la conciencia de su desinformación pero no necesariamente de su ignorancia, pues la información que capta una conciencia no necesariamente le orienta en la existencia, mucha de esa información puede ser irrelevante para sus fines…y será menos ignorante la conciencia en cuanto capte información que sea relevante para sus fines. Y aún este conocimiento tiene cierta relatividad pues los fines de una conciencia son relativos a ella y difícilmente serán los fines mismos de la conciencia en general…los fines del conocimiento. ¿Cuál será la finalidad general del conocimiento? Pues, si nos ponemos a pensar un poco, el conocer mismo puede ser un fin en si mismo solo si implica que la conciencia evoluciona junto con el proceso de conocer. Y si contemplamos la evolución de la conciencia en el planeta Tierra esto parece ser en efecto lo que ocurre: que el proceso de conocer sirve al desarrollo mismo de la conciencia viviente. En el caso del ser humano esto equivale al carácter histórico de su conciencia, es decir, al hecho de que la conciencia humana va cambiando a medida que se informa de la realidad que la rodea y de su propia existencia y ese cambio es un cambio que va generando su historia, la historia de los pueblos y de la humanidad en general.

La evolución de la conciencia a partir de la adquisición del conocimiento depende no solo de la calidad o cantidad del conocimiento adquirido sino de la manera en que la conciencia disponga de ese conocimiento. Puede disponer de ese conocimiento para cambiar ella misma, algo que suele hacer el ser humano sobre todo en épocas revolucionarias, o puede disponer de ese conocimiento para hacerse más poderosa, para adquirir dominio sobre el objeto conocido y extraer de él materiales, energía, etc. puede simplemente acumularlo y esperar la oportunidad para hacerlo efectivo, y así sucesivamente. Si se trata de una conciencia comunicativa como la comunicación es una via por la cual el conocimiento pasa de una conciencia a otra el desarrollo de la conciencia depende en este caso del modo en que se comunica con las otras conciencias. Lo ideal es que el conocimiento pase de una conciencia a otra lo más libre y completamente posible pues esto conduce a que las conciencias complementen su esfuerzo por evolucionar potenciándose mutuamente...este es ideal que suelen perseguir aquellas altas personalidades que quieren que los seres humanos salgan de la ignorancia. Una gran solidaridad comunicativa es el ambiente más apropiado para la adquisición de conocimiento y la evolución de las conciencias. Pero puede suceder, en distinto grado, que las conciencias se reserven en secreto alguna parte o la mayor parte de los conocimientos que han adquirido y no los comuniquen. ¿Porqué? Porque de este modo, practicando el secretismo, ocultando, pueden, por ejemplo, engañar, o pueden hacer trampas, o pueden encontrar el modo de dominar a otras conciencias a través de la ignorancia que hay en ellas. El conocimiento en este caso es utilizado por la conciencia como una herramienta para vencer a las otras conciencias e imponer su voluntad. La practica del secreto es una práctica contraria a la solidaridad comunicativa aunque también hay formas intermedias entre el ocultamiento y la plena solidaridad en el conocer...como lo que ocurre cuando el autor de un invento solo lo revela a cambio del beneficio propio. El conocimiento puede, entonces, convertirse en una mercancia, y en ese caso si bien no hay ocultamiento también es cierto que solo puede alcanzar el conocimiento quien puede pagar por él...lo cual también es, en parte, contrario a la solidaridad comunicativa y mantiene a unos seres más informados que otros de modo que hay injusticia y dominación también aunque moderada por la posibilidad de la compra y la venta del conocimiento. Por supuesto que siendo esta una actividad que nos aleja del ideal de un conocimiento de todos y para todos que nos haga a todos menos ignorantes...hay que pensar muy bien la manera en que podremos llegar algun dia a vivir comunicandonos solidariamente el conocimiento para que cada cual adquiera el suyo con libertad y de acuerdo a sus capacidades psíquicas, sin restricción económica o política alguna. Hoy dia el conocimiento está muy mal repartido entre los seres humanos, se oculta, se compra y vende, y esto significa que estamos muy lejos de vivir en un mundo solidario.

¿Soliloquio? Más bien diálogo de sordos ...(por Rafa*)

El escritor uruguayo Rafael Gibelli, Rafa*, nos ofrece estos pensamientos suyos que se deslizan cómodamente entre lo filosófico y lo literario para decirnos que la posmodernidad no ha terminado aún y que el exceso de información implica la escasez de formación (lo cual, digo, es lógico, ya que la forma pulida y serena, lo que los antiguos griegos nos dieron a entender como "forma"...implica simplicidad y unidad...en lugar de una multiplicidad informe-informativa)...Los dejo con el muy disfrutable texto...


¿Soliloquio? Más bien diálogo de sordos ...


La posmodernidad habrá pasado cuando el futuro vuelva a entusiasmarnos.

_ ¿Qué querés ser cuando seas grande, Lorenzo?
_ Jubilado. Haré todo cuanto sea preciso para gozar de una buena pensión: estudiar, capacitarme, trabajar, escalar, emprender, competir, lograr, hasta traicionar, y aun, traicionarme; todo cuanto me mantenga joven hasta que pueda, al fin, gozar de la vejez.

Exceso de información, ausencia de formación. Los chicos saben muchas cosas hoy día, es sólo que no saben para qué diablos saben lo que saben. Entre las cosas que no saben para saber luego qué hacer con su saber, está el saber moral. Qué sea el bien, y qué otra, el mal. Por eso son tan también, bastante tolerantes; sufren la tolerancia del indiferente.

El único instituto en pie: el cuerpo. Ni milicia ni iglesia; ni escuela ni familia. Ni Estado ni patria; ni siquiera la potestad. El cuerpo: el único templo al que todos acuden. Negando las obvias consecuencias, ocultamos a los viejos como antes a los locos, en la celda de cualquier residencial. Dios ha muerto; no así su imagen, su semejanza, su ídolo con pies de barro ...

La vida es dura, la mayor parte del tiempo, duele vivir. Convencidos de la ficción de la realidad, hemos decidido hartarnos de sus rezongos y achaques y hemos creado otra realidad a la que llamamos virtual. ¿No tenés facebook?, ¿no chateás?, ¿no tenés celular? ¿No sabés qué cosa sea el wi-fi? Entonces, no existís. Sos, si sos por televisión; un mero espectáculo de quince minutos, pero un espectáculo al fin. Nacer, explotar, fulgurar y apagarse, no duele. No arruga. No mata. Avestruces adentro del termo estrecho de la fibra óptica ...

Quizás no nos hayamos dado cuenta, pero la muerte de las ideologías, hiere mortalmente también, a la ya de suyo ficción de la representación democrática. Podría eventualmente representarme quien tuviera el mismo marco ideológico, la misma aspiración finalista, los mismos objetivos o visiones de vida, pero si cada quien construye la suya, habrá tantas teoréticas como personas capaces de pensarlas. En esto me reperesentará Froilán, en esto otro, Atanasio o Prudencia. Los partidos hoy, en cualquier caso, lo más que pueden representar son sensibilidades, diferentes tipos o estilos de sensibilidad. Es más estética la cosa, que política o ética ... Hoy más que nunca, el hábito sí que hace al monje. La imagen lo es todo.

Rafa*

Nota de contexto: Bizcochitos bañados en salsa Bell y chocolate Lipovetsky.

El psicoanálisis y la ética (por Gerardo Andrés Delmonte La Cruz)

LA CONCEPCIÓN FREUDIANA DE LA MORAL

Una interpretación no cognitiva de la ética de Freud.



Andrés Delmonte


Para Freud el origen de la cultura y por lo tanto de la moral, radica en la represión de las pulsiones naturales del ser humano. Aquella surgió, se desarrolla y se mantiene, transformando las tendencias innatas del hombre y poniéndolas al servicio de sus inter-eses. Los valores culturales (morales y estéticos) son formaciones sustitutivas, que sur-gen como la vía de transacción socialmente admisible, a través de la cual está permitida la canalización de las pulsiones de forma compatible con la realidad social. Esta tran-sacción se realiza mediante una serie de mecanismos defensivos que transforman los destinos naturales de las pulsiones eróticas y agresivas, sustrayéndole sus componentes (carga energética) y desviando o inhibiendo sus fines originales:

“La investigación psicológica – o, más rigurosamente, la psicoanalítica- mues-tra que la esencia más profunda del hombre consiste en impulsos instintivos de natura-leza elemental, iguales en todos y tendentes a la satisfacción de ciertas necesidades instintivas. Estos impulsos instintivos no son en sí mismos ni buenos ni malos. Los clasi-ficamos, y clasificamos así sus manifestaciones, según su relación con las necesidades y las exigencias de la comunidad humana. Debe concederse, desde luego, que todos los impulsos que la sociedad prohíbe como malos – tomemos como representación de los mismos los impulsos egoístas y crueles- se encuentran entre tales impulsos primitivos. Estos recorren un largo camino evolutivo hasta mostrarse eficientes en el adulto. Son inhibidos, dirigidos hacia otros fines y sectores, se amalgaman entre sí, cambian de objeto y se vuelven en parte contra la propia persona. Ciertos productos de la reacción contra algunos de estos instintos fingen una transformación intrínseca de los mismos, como si el egoísmo se hubiera hecho compasión y la crueldad altruismo.” Freud (1970: 103).

La represión, la sublimación, la formación reactiva, la identificación, la introyección y la proyección son los principales mecanismos mencionados por Freud, encargados, a instancias del yo, de lograr el complicado y frágil objetivo de poner al hombre en condi-ciones de convivir con sus pares. No obstante, este proceso no se realiza sin dejar sus costos para el individuo, quien paga con una gran cuota de infelicidad y frustración pul-sional y hasta con la enfermedad, los beneficios de la civilización.



II



Uno de los aportes originales de Freud con respecto a las fuentes de la moralidad esta en su rechazo de la idea de que son los intereses materiales ( trabajo y satisfacción de necesidades ) los que sustentan los vínculos comunitarios, afirmando por el contrario, que éstos vínculos consisten en buena parte en lazos libidinales. Si bien es correcto de-cir que Freud le otorga un papel socializador al trabajo, este papel solo radica en su fun-ción catalizadora de la energía pulsional, que no tendría efecto sin la transformación que sufren estas tendencias innatas a causa de los mecanismos antes mencionados:

“… la realidad nos muestra que la cultura no se conforma con los vínculos de unión que hasta ahora le hemos concedido, (se refiere aquí a los intereses materiales a los cuales hacia referencia en las líneas precedentes a esta cita), sino que también pre-tende ligar mutuamente a los miembros de la comunidad con lazos libidinales, sirvién-dose a tal fin de cualquier recurso, favoreciendo cualquier camino que pueda llegar a establecer potentes identificaciones entre aquellos, poniendo en juego la máxima canti-dad posible de libido con fin inhibido, para reforzar los vínculos de comunidad median-te lazos amistosos. La realización de estos propósitos exige ineludiblemente una res-tricción de la vida sexual…” Freud (1970: 50).

En esta cita ya se puede apreciar la concepción de la moral como formación sustituti-va a la que hacía referencia más arriba, concepción a la que Freud dará su forma defini-tiva cuando postule al sentimiento de culpa como la motivación principal de la conducta moral del hombre, subordinado al rol de este sentimiento en la formación y manteni-miento de la convivencia humana, la importancia de los lazos libidinales.

La represión de la sexualidad es verificada por Freud ya en su práctica analítica. El estudio de la neurosis revelo la importancia del conflicto entre la cultura y la sexualidad, pues la enfermedad resultaba ser una de las formas de resolución de dicho conflicto, solo que la peor de ellas. Este conflicto que da origen a la neurosis es el mismo por el que pasan todos los seres humanos debido a que la oposición entre la función sexual y la cultura obedece en gran parte al polimorfismo que caracteriza a la primera, así como a su funcionalidad al servicio del placer y no únicamente de la reproducción, por lo cual la cultura se opone limitándola dentro de los parámetros socialmente admitidos.
Más allá de centrarme en cuales son estos parámetros, lo que me interesa de este aná-lisis de Freud, es su idea de la colaboración que esta restricción de la función sexual presta a los intereses sociales. Los lazos libidinales que unen un conjunto de individuos en comunidad son lazos sexuales de fin inhibido, es decir aquellos vínculos amorosos que nos unen son en esencia “deseo sexual de fin inhibido”, que por represión e identi-ficación, se transforman, dando lugar a sentimientos y valores, como la amistad y el altruismo:

“La transformación de los instintos malos es obra de dos factores que actúan en igual sentido, uno interior y otro exterior. El factor interior es el influjo ejercido sobre los instintos malos – egoístas – por el erotismo; esto es por la necesidad de amor en su más amplio sentido. La unión de los componentes eróticos transforman los instintos egoístas en instintos sociales. El sujeto aprende a estimar el sentirse amado como una ventaja por la cual puede renunciar a otras…” Freud (1970: 104).

Se desprende claramente del párrafo citado, que los preceptos morales se sustentan en la renuncia a la satisfacción sexual. No obstante esta era la visión de Freud anterior a la formulación de la segunda tópica, en donde el concepto de superyo va a jugar un papel muy importante con respecto a la fuente de la moralidad. Y también precede a la apari-ción del concepto de pulsión de muerte, que transforma la polaridad de las tendencias innatas del hombre, pasando de la posición que sostenía la dualidad entre tendencias eróticas y tendencias narcisistas a la dualidad pulsión de vida (Eros) y pulsión de muer-te (Thanatos). Aunque ya en el texto del cual fue extraída la cita anterior, que es de 1915, el autor menciona los instintos egoístas del hombre, de ningún modo este concep-to tiene el significado de una fuerza inconsciente que es origen de todas las manifesta-ciones agresivas del hombre. Estos conceptos modificaron su concepción de la fuente de la moral en el ser humano, resignificando- pero no descartando- su teoría de la influen-cia de la restricción sexual en la conformación de vínculos comunitarios más sólidos-, y pasando a tomar importancia la actividad emanada de la pulsión agresiva, la cual es una derivación por proyección de la originaria pulsión de muerte, que actúa en el interior del individuo como una fuerza autodestructiva y que comparte con la pulsión del Eros el reinado de las tendencias innatas del hombre. A partir de aquí, la restricción que la cul-tura ejerce sobre la sexualidad va a jugar un rol muy importante, efectivamente, en la adquisición de los preceptos morales, pues el temor a la perdida del amor lleva al indi-viduo a aceptar los patrones culturales, pero esto sería un sustento endeble para darle a dichos preceptos la fuerza de contrapeso necesaria para dominar los impulsos innatos, sobre todos aquellos emanados de la pulsión agresiva, si la cultura no pone en juego mecanismos para controlar a esta última. La convivencia humana se encuentra intermi-tentemente amenazada por fenómenos de violencia a escala micro y macro mundial, sin contar que ya poseemos armas letales que podrían hacer desaparecer la vida del planeta unas doce veces. Nuestra época nos lo muestra así y ya el propio Freud era testigo de fenómenos donde la agresividad choca con el nivel de civilización que el hombre se jactaba de haber alcanzado. La agresividad, innata, es la razón por la cual los lazos libi-dinales no pueden mantener por si solos los vínculos humanos de convivencia pacífica. Es en el “ Malestar en la Cultura”, una obra escrita en otro de los períodos mas cruen-tos de la humanidad, en donde Freud plantea que el objetivo de la cultura es controlar la pulsión agresiva, que el pensamiento ético del autor se define por la concepción de que la fuente principal del comportamiento moral del hombre radica en el sentimiento de culpabilidad y que todos los preceptos morales se sustentan subjetivamente en la pre-sencia generada de este sentimiento en la estructura psíquica humana,

“Dado que la cultura obedece a una pulsión erótica interior que la obliga a unir a los hombres en una masa íntimamente amalgamada, sólo puede alcanzar este objetivo mediante la constante y progresiva acentuación del sentimiento de culpabilidad. El proceso que comenzó en relación con el padre concluye en relación con la masa. Si la cultura es la vía ineludible que lleva de la familia a la humanidad, entonces, a conse-cuencia del innato conflicto de ambivalencia, a causa de la eterna querella entre la tendencia de amor y la de muerte, la cultura está ligada indisolublemente con una exal-tación del sentimiento de culpabilidad,…” Freud ( 1974: 74).



III



Otro de los aportes importantes realizados por Freud a la filosofía moral es su idea de que el objetivo principal de la civilización es dominar las manifestaciones destructivas del hombre mediante la introyección de la agresividad, mecanismo que da lugar a la aparición de lo que el autor denominó “angustia social o necesidad de castigo” que se manifiesta como sentimiento de culpa, el cual es una emoción que según la teoría psi-coanalítica puede ser conciente en algunos casos, pero en la mayor parte de los seres humanos es inconciente.
Freud señaló dos orígenes de la culpa, ambos se remiten a la infancia. El primero plantea que la medida de agresividad introyectada por el niño es un reflejo de la severi-dad con la que la autoridad – representada generalmente en la figura de los padres – impuso los límites. De esta manera el sujeto por identificación instala a la autoridad dentro de él, formando lo que Freud conceptualizó como superyo. Este es un concepto clave en la concepción de la moral de Freud, ya que al constituirse por influencia de la autoridad externa, es la instancia psíquica en donde tiene asidero desde el punto de vista subjetivo, la conciencia moral, dado que la internalización de la autoridad externa im-plica la perpetuación de las normas y valores sociales, morales y estéticos, en el interior del sujeto, en la forma de una conciencia (moral) que permanentemente vigila. El se-gundo origen propone una hipótesis que complejiza un poco la relación en principio directa que se establece entre la severidad de la autoridad y la posterior severidad del superyo, ya que la intensidad con la que se hace sentir la conciencia moral a través del sentimiento de culpa, también depende de la inhibición de la agresividad sentida ante la autoridad, porque este impidió la satisfacción libre de los impulsos. Esta agresividad se manifiesta por el temor a la pérdida del amor, que lo dejaría a merced de los peligros exteriores, incluso aquel que la autoridad misma representa, por lo cual el sujeto interio-riza esa agresividad identificándose antes con aquella. A pesar de la diferencia entre uno y otro origen, la conclusión es la misma. La conciencia moral se constituye por la internalización de las normas y valores culturales de la sociedad, representados en la autoridad externa introyectada en calidad de superyo. La principal influencia que deter-mina en gran parte la conformación de esta instancia psíquica radica en las consecuen-cias del juego de relaciones entre el niño y sus progenitores que tiene lugar durante el complejo de Edipo. Como deudor de éste último, el superyo queda conformado por cier-to arquetipo de deber ser, que demanda del yo que se ajuste a cierto modelo de compor-tamiento. Este arquetipo es llamado por el autor, Ideal del Yo. El sentimiento de culpa es el resultado del conflicto entre la conciencia moral, que refleja los requerimientos del ideal del yo, que en calidad de superyo se oponen a las tendencias pulsionales, y las aspiraciones de estas últimas. Este sentimiento es más o menos intenso, y como ya dije, generalmente inconciente, se encuentra en todas las personas y forma parte del yo, pues es sobre esta instancia que tiene lugar la acción del superyo, dado que es quién puede, como instancia que tiene contacto con el mundo exterior a través de las operaciones de percepción, pensamiento y motricidad, evitar o dar curso libre a los requerimientos pul-sionales del ello. Por lo tanto y como conclusión de lo dicho, se puede afirmar que es este sentimiento el motivo último de nuestras conductas morales. Esta conclusión coin-cide plenamente con el pensamiento de Freud, y creo que éste lo expresa claramente en un pasaje de su obra de 1923, “El yo y el ello”, en donde nos los dice claramente.

“El posterior circuito del desarrollo, maestros y autoridades fueron retomando el papel del padre; sus mandatos y prohibiciones han permanecido vigentes en el ideal del yo y ahora ejercen, como conciencia moral, la censura moral. La tensión entre las exi-gencias de la conciencia moral y las operaciones del yo es sentida como sentimiento de culpa. Los sentimientos sociales descansan en identificaciones con otros sobre el fun-damento de un idéntico ideal del yo” Freud (1961: 38).


Por último me parece importante resaltar como el amor también interviene en la for-mación de la conciencia moral, dado que el ideal del yo responde también al amor que recibe de la autoridad, el cual es el principal motivo por el cual aprendemos a controlar nuestra agresividad.




IV



Durante la exposición realizada hasta el momento he sugerido a través de distintas afirmaciones que en Freud las fuentes de la motivación moral están en el sentimiento de culpa. Como ya lo he planteado, esto implica una concepción no cognitiva de la moral, pues la racionalidad no interviene en la génesis ni en la justificación de la conciencia moral, ya que ésta se origina y se justifica en la introyección de la autoridad parental de la infancia en forma de superyo. Si bien algunos pasajes sugieren una idea diferente o por lo menos más matizada acerca del papel que debería tener la razón en la moral, di-chos pasajes a su vez son contradichos, incluso en las mismas obras donde aparecen, por otros pasajes, que expresan un escepticismo confeso acerca de la idea del progreso racional del hombre.
En los textos sobre la guerra y especialmente en la obra El Malestar en la cultura, Freud considera a la agresividad como una tendencia innata muy difícil de controlar para la cultura, que la más de las veces se manifiesta de forma encubierta, que se vale de muy diversas circunstancias como excusa para desencadenarse y que los hombres justi-ficamos concientemente, pero cuya justificación no es más que una racionalización a través de la cual nos ocultamos nuestra tendencia innata a la agresividad. (Remito al lector a las obras “El Porvenir de una Ilusión” part. VIII; IX y X. y al intercambio epis-tolar que mantuvo Freud con Einstein en el año 1932, donde podrá encontrar los pasajes a los cuales hice referencia).
En lo que respecta a la pulsión sexual, también ocurre una transformación del com-portamiento psicológico, similar a la que sufre la conducta agresiva. Freud identifico algunos de estos mecanismos en El Malestar en la cultura, tales como la identificación, la sublimación, la proyección y la formación reactiva, al sostener que la represión no es el único destino en la tramitación cultural de las pulsiones. Esto demuestra que Freud creía que las tendencias innatas no sucumben completamente a la represión, de tal forma que es necesario para la economía psíquica, la existencia de vías de canalización al exterior de las manifestaciones pulsionales mediante los mecanismos mencionados, que permitan una satisfacción sustitutiva en algún caso, y otro una exteriorización solapada que burle la censura social.
De acuerdo a lo expuesto anteriormente, se puede afirmar que el pensamiento de Freud en este aspecto es ambiguo, aunque mi inclino a pensar que es una ambigüedad aparente, dado que su teoría tomada en su conjunto contradice lo que dice en los pasajes donde sostiene que el progreso de la racionalidad ganara terreno a las tendencias inna-tas. Con esto quiero decir, que de su teoría se deduce que no es posible contar con un criterio objetivo para saber cuando la aceptación de un carácter como moralmente bueno es racional y no una racionalización que nuestro inconsciente realiza, en el sentido de uno de los tantos mecanismos defensivos del yo, que muestra a nuestro conciente una apariencia de autonomía racional y en realidad no es más que un disfraz que responde a motivos inconscientes, dado que es una fuerza que actúa en nosotros sin nuestro control:

“Donde es posible procura mantenerse – refiriéndose a la instancia del yo – avenido con el ello, recubre sus ordenes Inconscientes con sus racionalizaciones pre-concientes, simulando la obediencia del ello a las admoniciones de la realidad aun cuando el ello ha permanecido rígido e inflexible, disimula los conflictos del ello con la realidad y toda vez que es posible, también los conflictos con el superyo. Con su posi


ción intermedia entre el ello y la realidad sucumbe con harta frecuencia a la tentación de hacerse adulador, oportunista y mentiroso, como un estadista que, aun teniendo una mejor intelección de las cosas, quiere seguir contando con el favor de la opinión públi-ca”. Freud (1961: 56 –57).

El yo y el ello. Considero que este pasaje expresa una concepción más consecuente con el conjunto de su teoría, que sus afirmaciones acerca de la superación racional del ser humano.
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Bibliografía específica.

- Freud, S. (1970): El Malestar en la cultura. Madrid, Alianza.
- Freud, S. (1970): Consideraciones de actualidad sobre la guerra y la muerte, en el malestar en la cultura. Madrid, Alianza.
- Freud, S. (1970): Algunas observaciones sobre el concepto de lo inconsciente en el psicoanálisis, en el malestar en la cultura. Madrid, Alianza.
- Freud, S. (1970): Los instintos y sus destinos, en el malestar en la cultura. Madrid, Alianza.
- Freud, S. (1976) El yo y el ello. Buenos Aires, Amorrortu.
- Freud, S. (1952) El porvenir de una ilusión. Barcelona, Rueda.
- Freud, S. (1952) Introducción al narcisismo. Barcelona, Rueda.
- Freud, S. (1998) Intercambio epistolar entre. Barcelona, Losada.


Bibliografía general.

- Bauman, Z. (2005): Amor liquido. Acerca de la fragilidad de los vínculos humanos. Buenos Aires, Editorial Fondo de cultura económica
- Castilla del Pino, C. (1999): Freud y la génesis de la conciencia mo-ral, en Camps, V. (1999): Historia de la Ética. Barcelona, Editorial Crítica, tomo III.
- Castoriadis, C. (1997): El avance de la significancia. Buenos Aires, Eudeba, cap. IX.

Ariel Agosto 2009 (Revista de la Red Filosófica del Uruguay)

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lunes, 24 de agosto de 2009

El silencio activo de la Educación (por Marcelo Falcón Vignoli)

COMUNICACIÓN

Silencio activo en la educación.
Prof. Marcelo Falcón

Association Culturelle Sousencre, France.

Université René Descartes, Paris V, La Sorbonne.
(Centre d’Etude sur l’Actuel et le Quotidien, CEAQ).

Universidad de la República, Uruguay.
(Facultad de Bellas Artes, Área de Artes Gráficas).

Universidad de Barcelona, España.
(Facultad de Bellas Artes, Dto. Diseño e Imagen).


Abstract: Silencio activo en la educación.
Comunicación que presenta la actividad del educador que pasa por diferentes estadios del proceso proyectual educativo, en los cuales se deben de tener en cuenta la emanación, la manifestación, entretejido, experiencia y nuevamente la emanación. Todas estas instancias participan de los fines educativos, en donde es posible destacar como trascendente la realidad del silencio activo, como fuerza germinal.
Silencio y palabra (experiencia).
Introducción.

Podemos encontrar un silencio actuante, en el instante posterior a la palabra dicha, como también, en el momento anterior a que ésta sea pronunciada, presentada, aparecida. Silencio que puede hacerse diciente, debido a un yo que lo ofrece, que en definitiva es el verdaderamente diciente. La palabra dicha, la experiencia vivida, también puede manifestar un silencio diciente, porque al nombrar lo que nombra, también podemos encontrar que nombra lo que calla o que ofrece lo que no nombra. En este sentido, aparecería tanto silencio significativo, como significado en lo pronunciado. El silencio emanado, es un decir manifestado, que es posible ofrecer debido a la existencia de una emanación silente, gestora. En definitiva, la emanación silente, gesta toda manifestación, toda experiencia con ella.

El origen, como realidad que emana, puede ser considerado como un silencio absoluto, en el cual no hay manifestación. El silencio es absoluto, se encuentra gestando toda manifestación que va a experimentarse, y ambos, pueden entenderse como indecibles absolutamente. No puede expresarse lo aún no manifestado, no puede expresarse a través de ningún medio, nuestras experiencias con lo manifiesto. Todo silencio que podemos percibir, vivenciar, podemos entenderlo como un silencio diciente, encarnado a una determinada experiencia, como puede ser la palabra manifestada. El silencio aparecido con posterioridad, con anterioridad, con simultaneidad a cierta manifestación, es diciente. Y quién percibe estas situaciones, es porque está conciente, alerta y despierto en relación a su propio ser conectado al todo existencial en el que está inmerso, ligado, unido. En este sentido, la palabra diciente y el silencio, tendrían la misma potencia en cuanto a manifestación comunicativa. El silencio transportado por manifestaciones positivas, sería un medio sin medio, un sentido aparecido en tal silencio, y por ello, es diciente, es existente, es presencia negativa que dice. Entonces, la palabra no manifiesta positivamente, puede aparecer a través del silencio, a causa de no ser pronunciada, y ser así, existencia, acción viva. La ausencia de sonido verbal, puede lograr igualmente que emerjan contenidos y sentidos más o menos complejos, por ello, podríamos decir que tal ausencia es presencia, es manifestación paradójica, es un eco retumbante en el interior de todo individuo alerta. Y es en esta dirección, que podemos hablar de un silencio activo, vivo, existente, lleno de sentido, que se manifiesta, que se hace presente paradójicamente, durante la ausencia perceptiva, y de medios expresivos.

Si pensamos, que es una realidad la comunicación a través del silencio, podremos entender que no todo lo comunicable sé vehiculiza a través de la palabra, de la manifestación positiva. Es decir, la comunicación a través del camino negativo, debe ser tenida en cuenta. El sendero, camino o vía negativa para decir, debe desarrollarse concientemente. Según lo dicho, estaríamos pues ante el medio sin medio y el decir sin decir, como una realidad paradójica para la comunicación. Es decir, que luego de la emanación inicial, que puede detonar un proceso proyectual, o simplemente una proyección comunicativa, tal manifestación silenciosa-negativa-inmaterial, estaría encarnada-relacionada en algún acontecimiento, para poder ser manifestada como ausencia. Tal ausencia comunicativa, tal indecibilidad positiva, tal inmaterialidad debe diferenciarse sustancialmente del silencio de la emanación, porque ésta aun no está unida a ninguna manifestación, es aún in-manifiesta . Por lo tanto, podríamos convenir, que no todo podría ser dicho con la palabra emitida, percibida, dirigida, enviada, no todo es comunicable a través de la manifestación, cualquiera sea ésta. Y en esta dirección de análisis, habría todo un universo, ínfimo o infinito de conocimientos, que escaparían al propio verbo, a la propia manifestación. Conocimiento, que fluiría independientemente del camino positivo, y para relacionarse con él, se deberían utilizar el silencio, se debería renunciar a decir, para decir por la vía negativa, por el camino de la paradoja.

Es pensable que si el lenguaje verbal, es una manifestación positiva esencialmente diciente, por todo lo establecido, tendría límites en presentar todo conocimiento. Y fuera de esos límites, solamente la vivencia, sólo es silencio, sería la forma de comunicar, de decir. Quizás, ambos juntos serían los encargados de presentar todo cuanto puede comprenderse. Quizás, también, el silencio, esté siempre unido a la manifestación, como su quinta esencia. Nuestra reflexión, nos lleva a atender todas aquellas situaciones, que puedan traspasar los confines de la manifestación positiva, y cruzar así, las fronteras del conocimiento nombrable. Por ello, estaríamos entrelazándonos con el conocimiento no nombrable, existente y más no decible.

Si nos situamos en silencios unidos a comunicaciones verbales, orales-escritas , textuales e hipertextuales, podríamos entender que éstos, los silencios, emergen a partir de aquellas, las manifestaciones verbales; como también, podemos pensar que el sentido del silencio, es decir, lo que se pretende conocer a pesar de ser incomunicable verbalmente, es también, la fuerza que dirige al texto, al hipertexto, a la comunicación verbal, aunque nunca sea manifiesta perceptivamente. En esta segunda opción, la del sentido comunicable, toda manifestación verbal, toda realidad hipertextual, toda manifestación, estaría dirigida por lo inmanifestable.

Ésta realidad de no poder decir directamente, ésta limitación, puede asimismo ser vista como virtud, porque puede permitirnos llegar hasta las propias fronteras del lenguaje, como una situación de fuera de conjunto de toda manifestación, en la que podemos llegar a descubrir, todo conocimiento inmanifestable. Solamente la posibilidad de encontrar conocimiento más allá de lo manifestado, merece toda acción de búsqueda. Desde esta posibilidad, quizás realidad, puede entenderse, todo intento por lograr traspasar limitaciones, condicionantes, para lograr comunicarnos y generar-transmitir conocimiento. Aunque siempre podemos conservar la duda de sí realmente todo esto es posible, si realmente logramos comunicarnos con sentido, o simplemente nos relacionamos siempre entre aproximaciones e ilusiones. Si, esto fuera así, los silencios comunicativos no serían una vía exacta de comunicación, pero igualmente trascendente.

Podemos entender desde esta realidad tramada entre lo positivo y lo negativo, la importancia de las relaciones que establecemos con los demás, para realizarlas en un estado de atención, de alerta, que permitan una comunicación real, dentro de lo manifestado, pero también fuera de lo manifestado. Teniendo en cuenta que la comunicación, fuera de los niveles verbales, puede llegar a dar el sentido sustancial.
Sin esta conciencia entre los interlocutores, entre los individuos que se relacionan la comunicación es aún más limitada. Por ello, quedarse en la ejemplificación, en la manifestación de cualquier expresión, es no contactar con el sentido que aquella manifestación está encargada de vincular. En este sentido, los interlocutores que generan las relaciones interpersonales, deberían estar inclinados y acostumbrados, a recibir información y conocimiento, tanto por la vía positiva como por la negativa, tanto por lo dicho como por lo no dicho. Es aquí donde entrarían en juego, en acción, nuestras capacidades comunicativas, de emisión, de recepción, y de resonancias ligadas al todo comunicacional y existencial. Los conocimientos en acto, se entretejen y resuenan más fácilmente, desde una actitud y aptitud individual, dispuestas y abiertas, durante las experiencias comunicativas. El estadio del conocimiento vivo y activo, en que cada uno se encuentra, en que cada uno habita, más la propia disposición a comprender, sintiéndose realmente como una conciencia en tránsito, en transformación ligada, permitirá una más rica y nutritiva actividad relacional. Por lo tanto, infinidad de veces, podremos encontrarnos desarrollando comunicaciones, enviando manifestaciones a los demás, pero para ser comprendidas y enriquecidas sustancialmente, se necesitará del silencio activo, de todos los participantes.

Pero esto no quiere decir, que naveguemos en un mar de fantasías , sin sentido e inconexas de todo conocimiento sustancial, sino que permanecemos alertas, de que todo el esfuerzo siempre esté dirigido, conectado con conocimientos realmente trascendentes para la vida en general. Por lo tanto, la relación entre palabra y silencio, entre manifestación y silencio, puede ser entendida, metafóricamente, como una realidad, en la cual se relacionan luz y sombra, o, forma y contraforma, participantes de alguna intención-emanación comunicativa. Por lo tanto, realidades recostadas a un conocimiento realmente importante, trascendente para la existencia de lo humano. El sentido aparecido en esta relación, es realidad substancial. Por lo tanto, podemos encontrar, nuestras comunicaciones, enriquecidas, por todo aquello que decimos y que no decimos, por toda aquella relación, conformada por la ausencia y la presencia, más, el otro y el contexto cultural , que es quién se entreteje en la comunicación.

Es decir, que la palabra dicha, pronunciada, enviada, la palabra callada, no dicha, silenciosa, y toda la multiplicidad de silencios posibles, permitirían la aparición del sentido anhelado. La relación entre lo nombrable y lo innombrable, permitiría el acercamiento a ciertos conocimientos difícilmente constatables con la simple mirada. Comprendiendo esto, es que podríamos interpretar toda manifestación enviada por las individuos, fundamentalmente, desde los procesos proyectuales (educativos), como una realidad que supera toda conformación percibible. Instalados en la dimensión del sentido, del conocimiento, aparecido entre el decir y el no decir, emerge toda consecuencia proyectual, como la huella del humano activo, como evidencia de realidades metafísicas, encarnadas en todo lo que la especie hace y proyecta.

Podemos pues, llegar a entender que todo conocimiento puede ser rastreado, conectado, desde las manifestaciones positivas y negativas, aquellas que han nacido, de ciertas emanaciones o intenciones activas; como también podemos pensar, que en el inicio de dichas manifestaciones, es decir, en los procesos emanatorios, hay tanto conocimiento activo, que permite y provoca, todas las transformaciones posteriores, todas las manifestaciones que entran en relación con el resto del tejido existencial. Por lo que el conocimiento siempre es fuerza activa, ya latiendo en la dimensión de la emanación y vinculable al silencio, ya en la dimensión de la manifestación, ya como realidad dicha positivamente, pero sin que ello impida, la ligazón con el silencio que ha permitido su existencia. Desde esta reflexión, las transformaciones humanas, todos los cambios sociales, toda la cultura de la especie, dependen de todo el conocimiento activo que se irradie desde los momentos de emanación, de inicio de todo lo que posteriormente será, de todo lo que llegará a germinar.

Por ello, relacionando emanación y manifestación, como manifestación y emanación, se puede decir que se ha encontrado un puente que los une, unas pautas conectivas que las asocia significativamente. Con ello, se habría encontrado un rapport, una relación significativa, entre la emanación, la manifestación y sus consecuencias contextuales. Podríamos decir, que tal fuerza emanada, más o menos compleja, se ha encarnado en determinada manifestación percibible y entretejido con el todo social. Y esta podría ser lo importante de las palabras, lo trascendente de toda manifestación, cuando germinan desde fuerzas que siempre están dirigidas a potenciar toda realidad humana, a darle un sentido significativo-nutritivo a la existencia .

Siguiendo a Ramón Xirau (1968), en referencia a las palabras, entendemos que hay un nivel de acción de las mismas, desde donde pueden ser comprendidas por todos o por una amplia mayoría, y quizás, esto estaría evidenciando la existencia de un uso positivo del lenguaje, que ofrece una amplia comprensión de todo aquello que se quiere expresar, comunicar. Aquí, aunque pueda siempre atribuírsele silencios anexos, no estaríamos dándole mayor trascendencia a éstos, ni siquiera a las palabras, si es que pensamos que los contenidos a comunicar, no tienen gran significación. Aunque bien es cierto, que tales contenidos, contextualizados, pueden adquirir otro sentido. Pero, en definitiva, en este primer nivel, estaríamos ante la presencia de contenidos simples y expresados positivamente. Es decir, que habría un fácil entendimiento, por una amplia mayoría de personas, porque tal comunicación sería comprendida por lo que expresa positivamente. Podríamos ejemplificar este uso positivo del lenguaje, en el relacionamiento cotidiano de nuestra vida habitual.

Pero, en un nivel más profundo de comprensión, deberíamos notar, que estamos ante acercamientos a ciertos contenidos, a partir de esa relación aparecida entre lo que se enuncia y lo que no se enuncia. Donde la comunicación verbal como manifestación compleja, intenta presentar contenidos complejos, por ser difíciles de expresar. Acercarnos a ciertos contenidos complejos, a partir de la aparición de cierta manifestación verbal, implicaría nuestro esfuerzo por ver lo invisible, a partir de emergencia de silencios significativos, según el contexto de la comunicación y de quién la emana.

En este sentido, el lenguaje se esforzaría, se desarrollaría, para intentar elaborar y comunicar, contenidos que pueden estar más allá de su propio potencia. Si no fuera así, toda realidad conceptual, podría contenerse en la comunicación verbal. Todo conocimiento complejo, sería contenido por la manifestación, y no serían necesarios los silencios significativos para comunicar lo incomunicable .

Sea como sea, podemos vivenciar que las palabras, son fabulosos estímulos que logran dejar resonando nuestro entendimiento, permitiendo el acceso a ciertos contenidos, más allá de su apariencia visual o auditiva. Por ello, la doble función de las manifestaciones, del lenguaje, de las palabras, no siempre exigirían una dicotomía o dualidad interpretativa, en la cual deberíamos optar, sino que también podrían utilizarse simultáneamente, y buscar contenido en ambas dimensiones. Sería posible no optar y podría paradójicamente, vivenciar contenidos desde una manifestación que nombra directamente e indirectamente, de forma simultánea. Por lo tanto, deberíamos estar alertas, atentos, a todas aquellas manifestaciones-textuales, que naveguen en ambos niveles de comunicación, desde donde serían posible generar lecturas en superficie (directas) y/o lecturas en profundidad (indirectas). Las manifestaciones verbales, podrían ofrecernos estos dos caminos para permitir comprender ciertos contenidos, luego de vencer la textura amurallada de la superficie, de la apariencia . Por lo tanto, detrás o delante, de la textura textual, o del enmarañamiento conectivo hipertextual, de toda experiencia, ambos como manifestaciones, existiría una sustancia significativa que las hace trascendentes, vivas, con sentido . Por ello, podemos pensar que nuestra actitud de búsqueda, de alerta constante, como hábito permanente, posibilitará que logremos revivir los indecibles .

Éste hábito que logra recrear lo indecible, que logra detectar lo que la textura verbal presenta, tendrá como una de sus consecuencias posibles, la lenta y bella elaboración de un tejido de ideas, en el cual habitaremos todos los días de nuestra vida. Es decir, que la textura creada por nuestros esfuerzos comprensivos, irán conformando, la dimensión existencial en la cual podamos andar. Podemos pensar que durante nuestra existencia, iremos generando, transformando, la cuna que nos acuna, la nave que nos transporta. Desde esta realidad, es posible auto-observarnos, auto-conocernos, observar-conocer, como aquel gusano que se recubre en su capullo, para transformarse en mariposa, como una realidad más, de la realidad total de la existencia (tejedores de territorios existenciales). Decimos, pues, que las experiencias educativas, que las manifestaciones, tanto textuales, hipertextuales, etcétera, permitirán elaborar el tejido de ideas más o menos palpitante, que logramos organizar durante nuestra existencia, y que estará conformado, por estos dos niveles de acceso al conocimiento (positivo-negativo).

Evidentemente, toda noosfera o tejido personal de conocimiento, estará ligado al todo existencial, permitiendo con ello, una relación verdaderamente armónica. El propio enigma que retumba silenciosamente en algunas manifestaciones, en algunos textos, puede resonar, hacer eco, con el todo indiviso, con el todo universal. Es así, como perfectamente, se irriga la expresión-manifestación textual, de tanto silencio sustancial, porque todo fragmento manifiesto del todo existencial, todo elemento particular, sólo no tiene sentido, porque aislado nada dice con profundo sentido. Solamente reunido, ligado, asociado, enjambrado, con la sustancia cósmica, podrá permanecer nutrido, con la sabia universal o realidad innombrable .

Es así, que podemos situar nuestro propio ego, y todo lo que este genera y manifiesta, como realidades transitorias, que abandonarán tarde o temprano, sus estructura individual, pero que siempre han estado ligadas al tejido universal, más allá de sus apariencias. Nuevamente podemos decir, que toda manifestación está enraizada en aquella sabia que la nutre y que directa o indirectamente, es ella misma con otra apariencia, o mejor dicho, con apariencia, en el sentido de poder ser perceptible. Este estado de conciencia personal, es significativo si queremos re-comprendernos y en ello, reelaborar todo nuestro actuar ligado al todo, como tejido sustancial vivo, fundamentado en la sustancia que nos permite tejer nuestros espacios existenciales (tejido, arquitectura, noosfera) . Como podemos ver, todo lo manifestado ligado al todo indecible, deja de ser una manifestación aislada, para ser una aspecto de la realidad absoluta, como es posible constatarlo en las olas del mar, que pueden ser observadas como entidades independientes, pero que no lo son absolutamente .

Es quizás, fácil constatar, la dificultad de abarcar el todo en cualquier manifestación, y por lo tanto, entenderla como una realidad indecible, donde la existencia de la manifestación, podría ser la más asequible, lo nombrable con mayor precisión. Por lo tanto, estamos ante realidades que pueden ser nombradas y realidades que no pueden ser nombradas. Es decir, que existirían sustancias que no pueden ser traducidas o manifestadas en su totalidad. Por ello, ligar noosferas, es lograr extender una red mayor y abarcativa de conocimiento manifiesto, pero que debemos entender como siempre abierta, como un organismo que siempre está nutriéndose, pero que no termina jamás de absorber el todo, porque este lo entendemos como in absorbible.

Por lo tanto, las manifestaciones, absorben del todo in absorbible, como si tuvieran raíces que hacen sustancial su presencia, su conformación, su aparición. Por ello, lo que no pueden expresar perceptivamente, queda añadido como el silencio diciente, el silencio con sentido o denso , que deberíamos siempre diferenciarlo de toda ausencia o sepulcro del sentido, de todo silencio sin densidad expresiva, comunicativa, de todo resto o conformación arborescente. Por ello, al preguntarnos sobre la relación palabra, silencio, palabra, silencio, o experiencia, silencio, experiencia, silencio, imaginamos una danza continua de presencias y ausencias significativas, cuando están ligadas al todo, cuando está absorbiendo del todo, o, cuando este todo amamanta. Es decir, existentes en una conexión o pauta con sentido que liga ambas realidades, ambas existencias. Por lo tanto, y en esta dirección, toda manifestación enviada, como puede ser la palabra dicha o la experiencia educativa, como pueden ser los objetos que nos rodean, como pueden ser los silencios con sentido, etcétera, podemos comprenderla como viva, ya que produce en nosotros conexiones y sucesos significativos , sí es que permanecemos en estado de alerta y logramos generar conectividades más o menos trascendentes. Manifestación que es un reflejo de un todo nutritivo, que es, sustancialmente emanador. Como establece la educadora Derna Vignoli Martín : “El silencio-expreso en la educación, lo debemos hacer ... Para ello tenemos que experimentar su valor fermental, el valor germinal que posee. Es realmente lo único que nos hace llegar al discernimiento propio y a internalizar las verdades del Universo. Cuando nos dan una verdad ya elaborada no hay proceso propio y generalmente se desvirtúa y se pierde. Lo trascendente se procesa así, y en el pasaje del tiempo vamos comprendiendo cada vez más y más...”.

Prof. Marcelo Falcón.


Bibliografía.

CAPRA, FRITJOF. Sabiduría insólita.
Barcelona: Editorial Kairos, 1994.

DEWEY, JHON. Una fe común.
(1934) Buenos Aires: Editorial Losada, 2005.

TAISEN DESHIMARU. Preguntas a un maestro Zen.
Barcelona: Kairós, 2004.

TEILHARD de CHARDÍN, PIERRE. El corazón de la materia.
Maliaño (Cantabria): Editorial Sal Térrae, 2002.

XIRAU, RAMÓN. Palabra y silencio.
México DF: Siglo XX Editores, 1968.

Quietud (por Arturo Ruiz)



Detenerse. Esa sola palabra representa el mayor de los problemas. Detenerse es visto como estancamiento, casi con verdadero terror las personas pueden llegar a convertir el detenerse y permanecer solas ante sí mismas como la más terrible de las condenas y de hecho, en mis años juveniles, todavía algunas profesoras usaban como castigo el enviar a un niño al rincón a mirar la pared.

Se detiene todo, pero no se detienen nuestras elucubraciones. Espíritus creativos y dados a la fantasía podrían darse a la construcción y exploración de mundos infinitos de aventuras galácticas, históricas o estéticas y estos espíritus son considerados selectos. El resto de nosotros tiembla ante la posibilidad de la detención y de encontrarse a solas consigo mismo

¿Qué terror acecha en el fondo de nosotros mismos que no podemos permanecer simplemente quietos? Alguna vez tuve un impresionante gato llamado Nick. El animalillo se sentaba y con la mirada perdida y eventualmente cerraba sus ojos sin hacer absolutamente nada durante horas, sin embargo, tal estado de inactividad consciente es simplemente una cosa horrorosa para los mortales. Así han nacido el tejido, el bordado, los crucigramas, rompecabezas y una serie de actividades destinadas a llenar los momentos vacíos: si creemos a Aristóteles, incluso la Matemática ha surgido de este estado de ocio profundo.

Los pensadores y los artistas han sido siempre hostiles al trabajo, han trabajado en todo aquello que es necesario porque necesitan comer, y muchas veces han debido hacerlo duramente. Estos espíritus sólo han querido que se les deje en paz y en la soledad de sus retiros han construido mundos completos según las herramientas mejores de cada uno. El resto de nosotros simplemente no tolera el ocio: es común ver como espíritus vulgares favorecidos de pronto por la fortuna y liberados del tedio del trabajo servil se entregan a las peores disipaciones y autodestrucciones, razón por la que muchos moralistas han observado que el trabajo es, para el hombre vulgar, un bien.

¿Qué es aquello que simplemente no soportamos de nosotros mismos? ¿Cuál es la terrible maldición que se encuentra en la quietud? ¿Por qué muchos hombres y mujeres en el mundo bendicen la posibilidad de enfrascarse inclusive en rutinas monótonas y agotadoras antes que deber enfrentar la quietud?

En el silencio de nosotros mismos acechan preguntas, acecha de hecho más bien una sola pregunta que, asumida puede representar por sí misma una especie de redención, pero que la mayoría de los mortales no somos capaces de poner en palabras: esta pregunta es ¿por qué? Los trabajos nos dan la ilusión de que tenemos algo que hacer, de que tenemos un lugar en el mundo que se justifica por las acciones de los otros armándose como un rompecabezas.

Ese porqué no es más que la presentación de la muerte y de la única verdad que se nos presenta y que se nos presenta como final y como enigma, tan enigmática que ni siquiera se revela como siendo un enigma para muchos, porque es difícil ver que el final de algo encierra más preguntas que respuestas ¿dónde se va aquello que se termina? ¿Dónde están las caras sonrientes de aquella fotografía del paseo a la playa que se terminó? ¿Dónde se va el tiempo y las experiencias que aparecen perdidas para siempre en el mero recuerdo en donde se vuelven borrosas, así como las antiguas fotografías?

Finalmente sabremos las respuestas a esas preguntas, porque iremos a parar al mismo lugar que las experiencias pasadas y esta certeza se hace patente ante el mero transcurrir del tiempo que, enfrentándonos se nos revela como un mero flujo ante el que queremos huir, porque es una corriente que lleva a un solo final: la muerte, lo desconocido.

Algunos pensamientos, se alzan rebeldes en contra de este enigma e intentan revelarlo, perdiéndose a veces en elucubraciones extrañas o permaneciendo en una perplejidad consciente que a mí me parece una victoria, en cuanto no ha querido reconocer como verdad una ensoñación insegura. Otros se lanzan en contra del tiempo con la fuerza de una voluntad que plasma formas en cualquier soporte y con ello arrebata al tiempo el desenfoque en que tiende a sumir a las experiencias y exhiben sus formas bien delineadas en los soportes más variables que son reproducidas por millares de mentes, a través de los ojos, oídos o imaginaciones.

Allí en la quietud, en el mero transcurrir del tiempo, nos aguarda el mayor y más eterno de los desafíos. Esa interpelación que finalmente deberemos atender, mientras podemos ir a la oficina, después a tomarnos un café y luego a un after office en donde la pregunta se perderá por un tiempo entre el ruido, el tabaco, la música y la gente.

Al rescate de la memoria de Joaquín Lencina (Ansina), por Elaine Castro

Estoy segura que si hacemos una encuesta callejera y preguntamos por ANSINA, tanto adultos como niños nos responderian que ANSINA ERA UN NEGRO QUE LE CEBABA MATE A ARTIGAS, muchas veces no puedo evitar preocuparme y en este caso ocuparme de mi pequeño aporte al rescate de nuestra cultura, porque ademas de etnocidio y genocidio me atrevo hablar de culturicidio.

Material extraído del libro" Leyendas, mitos y tradiciones de la Banda Oriental" del historiador Gonzalo Abella Betum San Ediciones:

"Duro destino el de los afroamericanos. Si Joaquín Lencina no hubiera nacido negro nadie hubiera puesto en duda la veracidad de las recopilaciones que Hammerly Dupuy hiciera de sus poemas, y éste mismo gozaría de mayor celebridad en la historiografía uruguaya por devolvernos una fuente esencial para saber más de nosotros mismos.
Ansina aprendió a leer y escribir en lenguas europeas castizas, pero hablaba el lenguaje gaucho de su época y de su pago. Quiero decir que no escribía como hablaba. Términos guaraníes, charrúas, bozales, portugueses, españoles arcaicos y hasta quíchuas eran comunes en el habla rural de la Banda Oriental y el Entre Ríos, en diferente proporción en cada paraje. El mundo gaucho era a la vez fusión y coexistencia fraterna de las culturas discriminadas.
Al nacer el siglo XIX Ansina cumple 40 años. Por entonces, debilitados los lazos regulares de estas tierras con España por las guerras en el Viejo Continente, las instituciones coloniales creadas por la Reforma Borbónica viven una puja interna entre tres fuerzas que pugnan por su control, con desiguales posibilidades: los monárquicos, los independentistas urbanos y los partidarios de la participación de las culturas discriminadas y oprimidas en la administración de sus propios asuntos. Entre los exponentes de esta tercera corriente están algunos sacerdotes radicales, Artigas y Ansina.
La historia de estos años es un juego de ajedrez en que las tres cosmovisiones enfrentadas procuran mover sus piezas en el tablero americano ocupando posiciones de poder; todavía no se plantea el jaque al Rey, sino que cada cual prepara sus fuerzas. Las cabezas jerárquicas (obispos, virreyes y gobernadores) son en general leales al Rey; allí no hay lucha. En cambio el forcejeo silencioso de realistas con logias urbanas y culturas discriminadas se da en otros espacios de poder que también son claves: el bajo clero, los cabildos locales y la oficialidad con mando directo de tropa.
¿Era Ansina un líder religioso y espiritual? En su poesía nos da algunas claves para reflexionar. "Sólo Artigas sabe hacia dónde voy", afirma, lo cual desmiente claramente el papel explícito de edecán-sirviente que le atribuye la Historia Oficial.
En su último poema conocido se proclama cristiano y dice que muy pocos siguen el verdadero mensaje de Jesús, y por otra parte añade que él "nuca adoró dioses sentados". Esta curiosa afirmación me llevó a consultar a expertos en animismo africano. Se me explicó que los dioses imperiales mucha veces aparecen sentados en tronos, mientras que los espíritus que están cerca del pueblo caminan junto a él.
Al excluir a los "dioses sentados" entre los objetos de su culto, Ansina no renuncia a todo el animismo africano, más bien toma partido dentro de él por los espíritus solidarios y caminantes. Esta hipótesis que sostengo se adecua además al contexto en que Ansina vivió, especialmente a la cosmovisión de resistencia de los afrobrasileños entre los que se terminó de formar su fuerte personalidad.
Tampoco es de extrañar la cautela de Ansina en sus versos escritos en el Paraguay; allí es parte de un grupo exiliado, sobreviviente de un proyecto federalista y multicultural que no coincide en sus métodos con el proyecto del gobierno paraguayo. Por ello, los poemas de sus últimas décadas son sobre todo de evocación, para guardar la memoria de aquella gesta hoy derrotada pero en espera de tiempos mejores que -él fue convenciéndose de ello- ya no vería con sus ojos debilitados ni viviría para esperarlos.
No sería de extrañar tampoco que el conjunto de los orientales artiguistas le hayan encomendado a Ansina esa misión testimonial. Eso explicaría el celo de Ledesma por guardar los manuscritos en los años terribles de la Triple Alianza y quizás vinculen a Ansina con Lorenzo Ponchito y sus misteriosos papeles guardados en un buche de ñandú.

En cuanto a mí, he tratado de relacionar varias líneas de investigación para hacer un aporte a este fascinante patrimonio documental. Básicamente ellas han sido:

- La revisión crítica de los textos de Ansina en la única versión que disponemos, o sea la del propio Hammerly.
- El aporte que me ha brindado el Movimiento Unificado Negro do Brasil gracias a los contactos de este movimiento con Mundo Afro especialmente durante 1997; así pude reconstruir la vida y las conspiraciones afroamericanas en los ingenios paulistas donde Ansina vivió.
- Los vínculos continentales y extracontinentales del movimiento de resistencia afroamericano, desde Palmares y Cartagena de Indias hasta el siglo XIX.
- Las características de la Banda Oriental rural en los siglos XVIII y XIX, tierra difícil de controlar, refugio de perseguidos, pradera de contrabando y frontera oceánica, es decir, privilegiado lugar de circulación informativa.
- El ajedrez político que empiezan a jugar las culturas discriminadas que pasan de la fase de cooperación ingenua con el invasor a la fase de resistencia armada y luego a una combinación de métodos de lucha, integrando sociedades de resistencia, multiplicando contactos y redes solidarias, enmascarando sus ritos y procurando que su gente o sus aliados ocupen puestos claves en cabildos locales, fuerzas armadas y aún en el bajo clero.
- Los aportes de Marina Machado en San Gregorio de Polanco y los de antiguos vecinos de la ciudad de Artigas sobre la historia de los Lencina, vinculados a San Eugenio del Cuareim, así como los descendientes de Manuel Antonio Ledesma en el Paraguay, especialmente en Guarambaré y San Lorenzo.
- La memoria de los ancianos de Camba Cuá en el Paraguay.
A partir de todo ello reconstruyamos hasta donde hoy se puede la vida de Joaquín Lencina."

El pensamiento artiguista en el siglo XXI-parte 2 (Daniel Ruiz)

TIERRA Y LIBERTAD, TIERRA PARA VIVIR, TIERRA PAL QUE LA TRABAJA

El ideario artiguista todavía vigente y justo, contribuir con lo que esté a nuestro alcance para que esta lucha vaya logrando concreciones de fondo y duraderas y para que sea comprendida como una lucha que no es solamente del trabajador, sino de todo el pueblos.

Todo ha cambiado radicalmente desde los años en los que las heroicas marchas cañeras restituyeron al pueblo oriental la consigna artiguista de "tierra pal que la trabaja", hasta este presente en el que de nuevo es el trabajador rural organizado el que alza sus puños y sus razones despertándonos del sueño de un neoliberalismo colonialista que únicamente ha dejado penurias y miseria para el que vive honradamente del sudor de su frente y fortunas inadmisibles para los que solamente conocen el abuso y la prepotencia.

Otra vez es la acción directa y resuelta de los explotados y los oprimidos del campo, la que hace detonar el tema de la tierra como la gran cuestión nacional pendiente desde siempre. Sólo que ahora, a la luz de tanto despojo y tanto atropello acumulados durante casi 200 años, hay mucho mayor comprensión popular de que no estamos sólo ante algo que atañe exclusivamente a la gente de campo, sino que estamos ante el enorme desafío de defender la tierra ya no como fuente de trabajo, solamente, sino también como fuente de nuestros recursos naturales y nuestras materias primas y, también, como lugar en el que radica nuestra propia Soberanía como nación.

A MODO DE DIAGNÓSTICO:

Existe un claro agravamiento de la problemática rural a escala estructural. No hay ningún tipo de control sobre la venta de tierras –lo que favorece a la concentración y la extranjerización— ni sobre los tipos de explotaciones que se realizan en ellas (explotación netamente capitalista, monocultivo, agroindustrias, agronegocios, degradando las condiciones de vida del trabajador y agotando irracionalmente los recursos naturales).

1).- 20.000 establecimientos rurales han desaparecido en los últimos 30 años, obligándose a abandonar el campo a casi 130.000 personas.-

2).- Las 57.000 explotaciones rurales existentes en el año 2000, apenas proporcionaban empleo a un total de 157.000 trabajadores (las más pequeñas y de tipo familiar, son las que emplean más mano de obra, a diferencia de las grandes empresas que explotan grandísimas extensiones de tierra).-

3).- El 63 % de los predios de menos de 100 hectáreas, ocupan tan solo el 6 % de la superficie, mientras que el 60 % de ésta es explotada por apenas el 7 % de los grandes propietarios de más de 1.000 hectáreas.-

4).- El 80 % del riego está en manos de los grandes empresarios de la producción arrocera, que, como se sabe, es la que más rápidamente agota las reservas acuíferas hasta ahora, cuando aparece su gran "competidora" en materia de agotamiento: la forestación eucaliptera y las plantas de celulosa.-

5).- El 10 % de la tierra nacional estaba al año 2000 en manos de capitales extranjeros (en las zonas fronterizas ese porcentaje era del 20 %).-

6).- En los 12 años que van de 1988 al 2000, 500 millones de dólares fueron desembolsados por el Estado uruguayo para subsidiar al monocultivo forestal.-

7).- La mecanización y el uso de agrotóxicos y transgénicos, han venido desplazando intervención del trabajo humano y perjudicado seriamente la salud de la población, contaminando gravemente el medio ambiente. Esto ha acentuado, además, la dependencia del país respecto a las multinacionales, ya que todos estos productos provienen de los grandes centros industriales internacionales.-

8).- Es mínimo el valor agregado a los bienes agropecuarios nacionales exportados a otros países; en su inmensa mayoría salen sin elaboración industrial aquí y los pocos que la tienen, son explotados por capitales extranjeros (se exportan 20.000 cueros secos o salados y aproximadamente 60.000 con industrialización mínima, por poner sólo un ejemplo).-

9).- Casi 4 millones de hectáreas de campo han pasado en los últimos 7 años a manos de "sociedades anónimas" en su mayoría extranjeras. Bajo la forma de "siembra directa y de monocultivo de soja transgénica", altamente depredadora y contaminadora de agua y suelo, son explotadas un poco menos de 700.000 hectáreas (el 6 % de los "productores" controlan el 40 % del área explotada y los más poderosos, son extranjeros).-

10).- Prácticamente toda la industria frigorífica y por completo el complejo forestal-celulósico, están en manos de grandes multinacionales, algunas de las cuales reciben astronómicos subsidios estatales e importantísimas exoneraciones tributarias, además de abastecimiento totalmente gratuito de agua y otros privilegios.-

11).- Para hacerse una idea aproximada a la realidad, alcanza con saberse que actualmente hay tierras en manos del gran latifundio y los grandes agro-negocios, que se cotizan ya a unos 6.700 dólares la hectárea, y que seguramente aumentaron esa cotización cuando acabemos de leer estos párrafos.

NUESTRA CONCEPCIÓN

La tierra dejó ya de ser solamente el medio de producción, la fuente de materias primas y de trabajo.

Hoy es muy claro lo que ya Artigas establecía de algún modo hace 192 años en su burlado "Reglamento de Tierras" de 1815: la tierra es un bien social que debe ser otorgado en usufructo a personas fìsicas en concreto y controlado socialmente según normas de uso en función de las necesidades sociales específicas y atendiendo a la defensa concreta de la Soberanía territorial.

Al presente no puede haber duda alguna respecto a la arbitrariedad que representa la apropiación latifundista de la tierra y su uso con criterio mercantilista, en función del lucro y el enriquecimiento de castas y roscas financiero-especulativas que no se detienen ni ante las necesidades alimentarias de la población ni ante la violación de las leyes de la naturaleza. La tierra como mercancía e instrumento al servicio del capital es algo que debe ser eliminado como factor que atenta contra el bienestar social íntegro, que contraría derechos y obligaciones naturales y que, además, pone en riesgo permanente una Soberanía nacional que reside en el mismo pueblo al que se despoja de su propio territorio.

El uso de la tierra debe ser la salvaguarda de la soberanía territorial y de la soberanía alimentaria, tal como lo establece el Foro de Soberanía Alimentaria: "(…) el derecho de los pueblos de definir sus propias políticas y estrategias sustentables de producción, distribución y consumo de alimentos; políticas y estrategias que garanticen el derecho a la alimentación para toda la población, con base en la pequeña y mediana producción, respetando sus propias culturas y la diversidad de los modos campesinos, pesqueros e indígenas de producción agropecuaria, de comercialización y de gestión de los espacios rurales, en los cuales la mujer desempeña un papel fundamental".

Así entendida, la Soberanía Alimentaria supone la puesta en marcha de procesos de Reforma Agraria que permitan el acceso igualitario a los recursos productivos, medios de producción, financiamiento, capacitación y fortalecimiento de las capacidades de gestión e interlocución, con participación efectiva y regular de los involucrados.

Concebimos al territorio nacional como espacio biofísico y socio-político en el que se desarrollan funciones ecológicas (reciclaje y reserva de agua y nutrientes, soporte de vegetales, hábitat de flora y fauna, etc.) y el lugar donde se tejen los vínculos sociales-culturales y afectivos. Es la unidad de todos estos factores indisolublemente ligados, lo que en realidad constituye una nación.

Y no sólo esto. Cuando el capital se desterritorializa transnacionalizándose fundamentalmente la propiedad de la tierra y su explotación mercantilista, es cuando más cobra centralidad el territorio propio para el trabajo y la reconstrucción del entramado político y su sujeto social local, pero también se impone la necesidad de la acción coordinada más allá de las fronteras.

En este sentido, la dimensión actual más importante es de orden cultural: es preciso jerarquizar la divulgación del problema de la tierra como una cuestión de carácter estratégico, como algo que no involucra sólo al asalariado y el pequeño productor rural, sino que paulatinamente ha ido envolviendo a todos los sectores de la sociedad que no viven de la explotación y a todos sus intereses y expectativas de vida no solamente referidas a lo económico o lo productivo.

Debe insistirse hasta el cansancio en irse demostrando el freno que representa la fragmentación de las diversas luchas populares. Debe hacerse una verdadera docencia que llegue inclusive al seno de las organizaciones políticas autoproclamadas revolucionarias y las organizaciones sociales más avanzadas en sus objetivos, induciéndoselas a la comprensión cabal de que ningún proceso de cambios profundos es posible sin que se encare en concreto y en una pespectiva de largo aliento, la cuestión de la tierra.

ENTRE TODOS

Se propone buscar el camino de encuentro con todos en esta lucha, contribuyendo desde sus modestas posibilidades a impulsar ámbitos de intercambio de experiencias y de iniciativas surgidas fundamentalmente desde las organizaciones locales, en el espíritu de integrar cada situación particular a una misma y común línea de acción que exprese todas y cada una de las vertientes de una lucha que es la lucha de todos en todas partes en pos de un mismo destino de TIERRA Y LIBERTAD, de TIERRA PARA VIVIR, de TIERRA PAL QUE LA TRABAJA.

NUESTRA PROPUESTA

Es nuestro objetivo crear un debate a toda la sociedad sobre el ideario de Artigas en el siglo XXI.
Como nuestro lider del cambio que Uruguay solicita con urgencia para una sociedad libre y justa.
Planteamos de esta realidad latino americana un rescate de los principios libertarios de Artigas.
Saludos a todos.

Dogma y Libertad (por Arturo Ruiz)


Salvador Dalí: "Crucifixión"


¿Es acaso imposible escapar del dogmatismo? Ciertamente los hombres se dejan llevar por dogmas. Bergson criticaba la reflexión kantiana diciendo que el hombre rara vez llegaba a enfrentarse a una verdadera elección moral y que finalmente sus decisiones estaban tomadas basándose en una fuerza que era, en el hombre, equivalente al instinto: el hábito. Así los juicios morales del hombre común no serían más que la repetición de los juicios de una comunidad.


Fundar una civilización cualquiera sobre la verdad puede ser tal vez imposible. La organización de una sociedad debe basarse en un acuerdo social que permita la búsqueda de la felicidad y de la verdad para TODOS sus ciudadanos. Incluso si tal cosa no es posible, esa debe ser al menos la aspiración de cualquier sociedad.

Muchos sectores sociales ven las libertades obtenidas por las minorías una forma de libertinaje, sin embargo, puedo percibir en ello simplemente una forma de dogmatismo que no puede tolerar una civilización contemporánea. Más me interesaría moderar las libertades de los grandes consorcios que son precisamente quienes están destruyendo el planeta y no los pueblos.

La aparente bondad del Cristianismo esconde una serie de prejuicios. Es posible afirmar que casi todo avance científico o político se ha logrado en contra de algún poder eclesial en alguna parte: era pecado estudiar anatomía, decir que la Tierra gira en torno al Sol, deponer a los monarcas de derecho divino consagrados. La Filosofía no está compuesta de dogmas, sino de verdades, sin embargo, los filósofos que la han compuesto sí han caído muchas veces en el dogmatismo: Descartes creyó haber finalizado prácticamente el conocimiento, Hegel haber alcanzado el fin de la historia, Heidegger apoyó al Tercer Reich.

¿Cómo es posible entonces confiarse de las reflexiones de hombres semejantes? No es necesario confiarse en ellos, sino revisar sus escritos y permitir que la verdad contenida en ellos se diferencie de sus opiniones y creencias. Nadie en el día de hoy toma en serio las explicaciones de Platón sobre el Demiurgo; ello se considera la teología de Platón y muy pocas personas comentarían ello filosóficamente, sin embargo, qué bien que pudo entenderse lo que era una idea y cómo ha sido que, desde su descubrimiento, nunca hayan abandonado al pensamiento occidental. Se discute todavía si son preexistentes o abstracciones de los objetos, pero ningún pensador actual o ningún científico natural o social se atrevería a prescindir de ellas.

El pensamiento vuelve sobre sí mismo y se perfecciona eliminando de sí lo que le es ajeno. Cada nueva generación se caracteriza por tener algunos exponentes que revisan lo pensado, lo cuestionan y siempre lo piensan de nuevo. No reviste caracteres sagrados sino problemáticos.


“El corresponder (Entsprechen) que; expresamente asumido y en despliegue, corresponde (entspricht) al llamamiento - asignación (Zuspruch) del ser del ente, es la filosofía” ( ¿Qué es eso de filosofía? Martin Heidegger Traducción y notas de Adolfo P. Carpio, publicada por Sur, Buenos Aires, 1960, versión digital).Este corresponder es histórico, la determinación del pensador y del Ser cambian en el tiempo, es por eso que esta correspondencia debe establecerse cada vez de nuevo. No es progreso. La Filosofía no progresa en la medida de la ciencia, aunque me atrevo a decir que es progreso que los escritos filosóficos se despojen de todo lo no filosófico en ellos, ello no es progreso de la Filosofía sino de de su escritura.

La Filosofía obliga a una continua revisión y descubre más problemas que soluciones, las soluciones son muchas veces no filosóficas, sino que han inaugurado ciencias, así, cuando se obtienen respuestas a la Física, la Física abandona si origen filosófico y se establece como ciencia independiente.

Es casi una utopía platónica pensar en un Estado basado puramente en este pensar, pero es una exigencia que todo Estado no sólo permita, sino además fomente este pensar y para ello es imprescindible que no fomente prejuicios.

La obligación de aceptar a un dios al que no veo ni con los ojos ni con mi pensamiento no es sino una tiranía, se me dirá que salvo en algunos Estados musulmanes, ningún Estado obliga a esto, sin embargo, se ponen reparos a ciertas investigaciones científicas, se prohíbe la entrega de la píldora del día después por considerarla abortiva, se prohíbe el propio aborto y hasta hace poco se prohibía el divorcio, se prohíbe el matrimonio de personas del mismo sexo y mi Estado se dice laico, pero en las escuelas públicas financia las clases de religión ¿de dónde todas estas disposiciones? ¿De una reflexión concienzuda o del prejuicio religioso?

La religión no es garantía de que no cometeremos errores, la Filosofía tampoco, pero el pensar Filosófico si nos puede permitir corregirlos.

Un Estado centrado en el ser humano debe permitir las libertades de los individuos en la medida que no dañen a otros y los enriquezcan y debe impedir aquellas libertades que son dañinas; pienso aquí especialmente en las libertades de quienes se enriquecen a costa de la destrucción del planeta porque ellos son los auténticos jinetes del apocalipsis. Puedo llegar a estas conclusiones guiado exclusivamente por mi pensar, no he necesitado de ningún dogma, sino simplemente de mi buen sentido. La mayoría de los mortales son buenos, pero se debe vigilar especialmente a aquellos en el poder, que parece ser antinatural al hombre en muchos aspectos.

Si quiere orar, nadie se lo impide, si usted ha tenido la dicha de encontrar sentido en el mensaje del nazareno le felicito, aunque no le envidio, pero quisiéramos que no sea el Estado el que nos obligue a orar, que no sea por respeto a preceptos religiosos que se controle a la investigación científica ni que por una extraña interpretación moral de la naturaleza se penalicen ciertos vínculos emocionales... Como en el modelo de Laplace, un dios tampoco es necesario en este modelo.

viernes, 21 de agosto de 2009

BORGES EN SU LABERINTO (por Alicia Estela Poderti)

Borges en su laberinto

Conferencia Centro Cultural Borges
Buenos Aires, 12 de febrero de 2009.

Dra. Alicia Estela Poderti
CONICET
Academia Nacional de la Historia
Argentina


Resumen:
La conferencia "Borges en su laberinto" aborda las innovaciones que proponen los textos de Borges: del texto lineal tradicional al hipertexto simultáneo e interactivo. La escritura borgesiana se adelantó muchas décadas a los modos de escribir y leer occidentales. Su escritura laberíntica se relaciona con mitemas antiguos, pero también con una profecía acerca del mundo hipermediatizado.

Aún cuando Borges utilizó el soporte escrito, su literatura planteó la transformación que se operaría en el libro tradicional. Éste puede representarse geométricamente como una línea en un plano. El hipertexto de Internet, en cambio, es una esfera cuyo centro está en todas partes y su circunferencia en ninguna. Una burbuja-laberinto que contiene infinitos itinerarios. Éstos pueden conducir a los lectores desde y hasta los fragmentos posibles de la imagen y la palabra.

Estas formas interactivas no lineales remiten a un Jorge Luis Borges quien, ya en su texto de El Jardín de senderos que se bifurcan, preanunciaba la hiper-realidad virtual, expresando:"Creía en infinitas series de tiempos, en una red creciente y vertiginosa de tiempos divergentes, convergentes y paralelos. Esa trama de tiempos que se aproximan, se bifurcan, se cortan o que secularmente se ignoran, abarca todas las posibilidades".
Y es que el texto del espacio cibernético concreta la fantasía de muchos lectores y escritores a través de la historia: el texto al que se puede entrar desde cualquier punto. La escritura de Borges, aún sin contar con las tecnologías cybernéticas, consigue cimentar esta realidad a través de estrategias que se descifran aquí.



Introducción
En esta conferencia nos proponemos indagar en la historia del “laberinto” a través de los tiempos. Para ello apelamos a la proyección de imágenes laberínticas provenientes de distintas vertientes culturales: orientales, occidentales, antiguas y recientes.

También interpelamos al público acerca de la idea de laberinto que ellos imaginan. Por lo general un espacio de opresión y asfixia. Una figura definida por la gente como un itinerario marcado por pasillos angostos, ángulos rectos e innumerables dificultades que deben sortear para intentar “salir”. De allí la noción de “encierro” que implica para el público la idea de “laberinto” que ellos llevan como equipaje cultural y psicológico.


Imagen de laberinto imaginada por los participantes

Exploramos entonces otras clases de laberintos, que no conllevan idea de opresión. Hay laberintos circulares, planos defensivos de antiguas ciudades. Otros modelos son los espejos:



, los juegos de ajedrez, la misma torre de Babel, laberintos armados con palabras (Lewis Carrol), espacios lúdicos, etc.


Modelo de laberinto escritural. Lewis Carroll.


Laberinto de Trojebörg (Ciudad de Troya, encontrado en una piedra de la localidad de Visby, Suecia.


Torre de Babel


Plano de la cuidad de Jericó (obsérvese el sistema circular de murallas) y la circulación interna dentro del sistema laberíntico de defensa.


Laberintos para juegos infantiles


Tablero de ajedrez. Otro modelo de laberinto.


Llegamos así al laberinto de Internet, ya preanunciado por Borges en su diseño de la Biblioteca Total (el hexágono infinito). Este modelo de laberinto indica múltiples salidas y una noción de libertad amplia que des-contractura la idea de opresión que muchas veces construimos desde nuestras culturas.

Profecías: Borges y el hipertexto

Si bien Borges se definía como un escritor del siglo XIX (y ha pasado a la posteridad como uno de los más notables del siglo XX), no existe hasta ahora -en el siglo XXI- autor más citado en Internet, a la que podemos definir como la “biblioteca universal”. La primera aproximación a Jorge Luis Borges en el ciberespacio nos brinda una inconmensurable suma de páginas dedicadas a divulgarlo, esto sin contar los diversos sitios de discusión, las cátedras y estudios sobre su obra, que también existen en Internet.


Borges en un Hotel de París

Una pequeña experiencia de navegación, en tan extenso océano de páginas WEB, localiza más del 50 % en español, lo que contribuye a divulgar nuestro idioma. Podemos afirmar que felizmente no se cumplió aquel deseo de Borges de morir sin que nadie lo recordara.

Los efectos del desplazamiento de la "Galaxia Gutenberg" por la cultura de la imagen estudiados por Marshal McLuhan(1), continúan siendo de-construidos desde nuevos cánones críticos. El hipertexto de Internet no es lineal, podría graficarse como una esfera cuyo centro está en todas partes y su circunferencia en ninguna, una esfera compacta y porosa, virtualmente atravesada por miles de palabras y por cientos de caminos que pueden conducir a los lectores desde los distintos fragmentos posibles de la imagen y la palabra. Esto forma parte del gran LABERINTO borgesiano que preanuncia su escritura.



Como expresa Robert Coover, ya en el año 1994, las novelas que comenzaban a construirse en el hipertexto eran como "estructura hiperficticia multidireccional de eslabones atemporales" (1994: 1). Esa forma interactiva no lineal del arte remite a Jorge Luis Borges, uno de los pioneros de la hiperficción: "Quizás, hipermediatizados y posmodernizados, vivamos ahora en un universo que de manera sospechosa se asemeja al Jardín de Senderos que se Bifurcan"(2).

Las cartas de navegación -que permiten desplazarse por el espacio más abarcante que jamás se haya conocido nunca-, no admiten tantas reglas como las que plantea el texto convencional. Cuando se navega por Internet no existe principio ni fin. La literatura y los libros han encontrado su sitio por excelencia en la red. También las bibliotecas virtuales ponen en contacto al navegante con los autores más variados y con esos textos clásicos de siempre que adquieren un barniz renovado.

Jorge Luis Borges, en su Jardín de senderos que se bifurcan preanunciaba esta hiper-realidad virtual: “Creía en infinitas series de tiempos, en una red creciente y vertiginosa de tiempos divergentes, convergentes y paralelos. Esa trama de tiempos que se aproximan, se bifurcan, se cortan o que secularmente se ignoran, abarca todas las posibilidades.”(3)


Labyrinth Borges





La biblioteca infinita

En La Biblioteca de Babel(4), Borges concibe un universo-biblioteca configurado por salas hexagonales, figuras geométricas que se proyectan a lo infinito. En torno a esta proyección de lo hexagonal, palpitan una red de relaciones entre el relato borgesiano y el pensar matemático. Tal es lo que nos propone, desde este segmento de Temakel, Claudio Salpeter(5), profesor argentino de matemáticas, docente de análisis matemático de la Universidad de Buenos Aires y de la Universidad Tecnológica Nacional de Argentina.
El relato, ejecutado por un narrador anónimo, comienza afirmando que El universo (que otros llaman la Biblioteca) se compone de un número indefinido, y tal vez infinito, de galerías hexagonales. Es dable suponer que estos hexágonos son regulares, es decir, tienen todos sus lados y sus ángulos iguales. Existen ciertos polígonos regulares que cubren, geométricamente hablando, todo el plano; esto es, puede rellenarse una superficie con ellos sin que queden huecos. Sólo tres figuras logran esta hazaña: los triángulos equiláteros, los cuadrados y los hexágonos regulares. Unas líneas más adelante el texto recalca la forma hexagonal: los idealistas arguyen que las salas hexagonales son una forma necesaria del espacio absoluto o, por lo menos, de nuestra intuición del espacio.



Luego de hacer la descripción del universo, el narrador anónimo de La biblioteca de Babel confiesa haber peregrinado en busca de un libro, acaso del catálogo de catálogos (aquí remite a Las ruinas circulares). A continuación conjetura que la Biblioteca es interminable y, tras esbozar una teoría circular, da cuenta del número de libros, páginas, renglones y letras que hay en cada galería. En las letras del dorso de los libros y en las de las páginas hay inconexiones. El narrador, antes de exponer su solución a estos enigmas, indica que deben recordarse dos axiomas. El primero de ellos declara que la Biblioteca existe ab aeterno, de lo que se infiere la eternidad futura del mundo y que ella sólo puede ser obra de un dios. El segundo axioma dice que el número de símbolos es veinticinco. Los conforman la coma, el punto, el espacio y las veintidós letras del alfabeto. De este axioma surge la teoría general de la Biblioteca.
Ya habíamos mencionado la búsqueda del “catálogo de catálogos”. Este libro constituiría una paradoja de las matemáticas. Estos temas acerca de los conjuntos infinitos fueron tratados por Borges en “La doctrina de los ciclos” (Historia de la eternidad). En La cifra, el mismo Borges escribió un poema titulado Nihon. Su primer parágrafo dice: “He divisado, desde las páginas de Russell, la doctrina de los conjuntos, la Mengenlehre, que postula y explora los vastos números que no alcanzaría un hombre inmortal aunque agotara sus eternidades contando, y cuyas dinastías imaginarias tienen como cifras las letras del alfabeto hebreo. En ese delicado laberinto no me fue dado penetrar”.
Si la Biblioteca es infinita (como conjetura el narrador al final) entonces es cierto que toda reducción humana es infinitesimal. En La Biblioteca de Babel, el narrador busca el catálogo de catálogos. Borges utiliza esta idea infinitesimal en “El libro de arena”. Es posible, claro está, comprender toda la obra borgesiana sin ser un experto geómetra; sin embargo, creo que una cierta comprensión del álgebra, amada por el poeta argentino, otorgará un placer al menos diferente del habitual.


Biblioteca de Alejandría

La biblioteca de Borges es todas las bibliotecas, es la biblioteca infinita del ciberespacio y, yendo hacia atrás en el tiempo se asemeja, en parte, a la Biblioteca de Alejandría:



Un libro, todos los libros

Muchos críticos coinciden en afirmar que al leer a Borges se leen simultáneamente los textos de muchos: Schopenhauer, Poe, Cervantes, Unamuno... Leer a Borges significa leer a autores alemanes, ingleses, españoles, franceses, nórdicos, islandeses... es acceder a las obras de otro tiempo y otro espacio, fuera de las coordenadas temporales y espaciales en que esos textos nacieron.

Ernésto Sábato, expresa al respecto: “Cuando se hace una excavación en la obra de Jorge Luis Borges, aparecen fósiles dispares: manuscritos de heresiarcas, naipes de truco, Quevedo y Stevenson, letras de tango, demostraciones matemáticas, Lewis Carroll, aporías eleáticas, Franz Kafka. Laberintos cretenses, arrabales porteños, Stuart Mili, de Quincey y guapos de chambergo requintado. La mezcla es aparente: son siempre las mismas ocupaciones metafisicas, con diferente ropaje: un partido de truco puede ser la inmortalidad, una biblioteca puede ser el eterno retorno, un compadrito de Fray Bentos justifica a Hume.”(6)

Con respecto a Lewis Carrol, autor de Alicia en el País de las maravillas y otros muchos libros, podemos decir que este profesor universitario de matemáticas construyó uno de los personajes más maravillosos que ha creado la literatura universal: el de Alicia, y con ella, una herramienta que la literatura del siglo XX empleará en sus vanguardias: el non-sense: el absurdo.



Las páginas de Alicia en el País de las maravillas y Alicia través del espejo son, en resumidas cuentas, el «todo Alicia», aquellas que constituyen la médula de la narración carrolliana y de ese mito del absurdo lógico que es Alicia, convertida, con el paso del tiempo y gracias a las vanguardias, en un monumento al sueño, a la potencia onírica del ser humano, capaz de rechazar lógicamente la lógica y desprenderse con razón de las ataduras más férreas de la razón: ahí está la virtud mágica de Alicia: su sin-sentido tiene un sentido: el de rechazo de la armadura: racional, fácilmente sustituible, y con los mismos resultados, por otra armadura no menos lógica, asentada en la libertad de relación entre palabras e ideas.

El Espejo y el Ajedrez

Cuando leemos Alicia en el país del Espejo y la facilidad con la que la protagonista atraviesa este elemento, no podemos dejar de releer el texto de Borges, redactado en colaboración con Margarita Guerrero:
"En aquel tiempo, el mundo de los espejos y el mundo de los hombres no estaban, como ahora, incomunicados. Eran, además, muy diversos; no coincidían ni los seres ni los colores ni las formas. Ambos reinos, el especular y el humano, vivían en paz; se entraba y se salía por los espejos."(7)

Además de ingresar al mundo del Espejo, Alicia invade el del ajedrez. Es "jugadora": puede ver a las piezas, mientras éstas no la divisan a ella; pero apenas entre en juego, convirtiéndose en una pieza más, cambiará situación: las piezas verán a Alicia, y Alicia verá a las piezas de manera distinta.

La idea de que el mundo es escenario de una partida en la que somos piezas manejadas por una mano invisible es una antigua tradición y aparece en el poema AJEDREZ de Borges:



“Ajedrez” (El Hacedor, 1960)

En su grave rincón, los jugadores
Rigen las lentas piezas. El tablero
Los demora hasta el alba en su severo
Ámbito en que se odian dos colores.
Adentro irradian mágicos rigores
Las formas: torre homérica, ligero
Caballo, armada reina, rey postrero,
Oblicuo alfil y peones agresores.
Cuando los jugadores se hayan ido,
Cuando el tiempo los haya consumido,
Ciertamente no habrá cesado el rito.
En el Oriente se encendió esta guerra
Cuyo anfiteatro es hoy toda la tierra.
Como el otro, este juego es infinito.
II
Tenue rey, sesgo alfil, encarnizada
Reina, torre directa y peón ladino
Sobre lo negro y blanco del camino
Buscan y libran su batalla armada.
No saben que la mano señalada
Del jugador gobierna su destino,
No saben que un rigor adamantino
sujeta su albedrío y su jornada.
También el jugador es prisionero
(La sentencia es de Omar) de otro tablero
De negras noches y de blancos días.
Dios mueve al jugador, y éste, la pieza.
¿Qué dios detrás de Dios la trama empieza
De polvo y tiempo y sueño y agonías?


Los dos últimos tercetos son prácticamente una glosa de un texto de Omar Khayyám(8) que dice: “Todo esto es un Tablero de Noches y de Días / Donde el Destino con Hombres como con Piezas juega. / Los mueve de aquí a allá, los siega, les da mate, / y uno por uno a la Caja los regresa”. Seguramente también Lewis Carroll conocía el 49° cuarteto de Omar Khayyám , libro descubierto y traducido al inglés por Edward Fitzgerald y muy celebrado por Tennyson y Dante Gabriel Rossetti, artistas que él frecuentaba.



El mundo de los sueños

"No ser un hombre, ser la proyección del sueño de otro hombre ¡qué humillación incomparable, que vértigo!" Las ruinas circulares de Jorge Luis Borges es la consecuencia literaria más hermosa del sueño del Rey Rojo. En la anécdota de Alicia, Lewis Carroll añade una posibilidad asombrosa: el Rey Rojo es a su vez parte del sueño de Alicia: ¿qué sería de él si ella despertara? ¿Se atreverá Alicia a arrancarlo de su sueño, para ver qué pasa?

Los profetas recordaban el futuro y lo hacían público como la Reina de Carroll. "La obra de Carroll" -dice Borges en el prólogo a este libro- "no es menos deleitable y hospitalaria que Las mil y una noches, y es asimismo una trama de paradojas de orden lógico y metafísico. (...) A primera vista o en el recuerdo, las aventuras parecen arbitrarias y casi irresponsables: luego comprobamos que encierran el secreto rigor del ajedrez y de la baraja, que asimismo son aventuras de la imaginación".

Conclusión: El vértigo cibernético

El aparente destronamiento del libro por el modem y el mundo digitalizado implica una ruptura con la historia y con la educación occidental, una quebradura en el proceso de lectura y escritura y, asimismo, la creación de una nueva utopía que se ampara en la ambición agigantada de inscribir la memoria colectiva sobre una superficie electrónica infinita.



De acuerdo al trabajo publicado por Carlos Yusti, escritor valenciano, en la revista electrónica analitica.com(9) en junio de 2000, Internet es una metáfora soñada por Borges en el El libro de Arena(10) y cita a Álex Barnet quien escribe: …“Internet es la encarnación más próxima a esa visión sobre libros de infinitas páginas en constante cambio y bibliotecas sin principio ni fin que apuntó el genial Jorge Luis Borges en el libro señalado. Esta poderosa coincidencia entre las metáforas de Borges y la tecnología virtual y digital que sustenta Internet resulta sorprendente. Internet y la tecnología digital están cambiando el mundo de los libros y la manera en que estos se hacen, se distribuyen, se compran o se leen".

En el referido cuento de Borges se relata la existencia de un libro extraordinario, de un libro que contiene todos los libros. El relato (narrado en primera persona) se inicia con una enumeración típica de Borges: " La línea consta de un número infinito de puntos; el plano, de un número infinito de líneas; el volumen, de un número infinito de planos; el hipervolumen, de un número infinito de volúmenes... No, decididamente no es éste, more geométrico” (primer párrafo).

More geométrico: el libro de arena


Luego el narrador pasa a relatar una tarde cualquiera. Con un hombre de gris que trae una valija en la mano. Es un vendedor de Biblia. Pero además trae consigo un libro extraño, adquirido en los confines de Bikanir. El común vendedor le entrega el raro ejemplar al narrador del relato. Este lo abre al azar. Las páginas le parecen gastadas y de pobre tipografía. Impreso a dos columnas a la manera de una Biblia. Le llama la atención que la página par tiene el número 40.514 y la impar 999. O como lo escribe el narrador de Borges: " Me dijo que su libro se llamaba el El libro de Arena, porque ni el libro ni la arena tienen principio ni fin".

Luego del diálogo con el vendedor (que recomiendo leer), el narrador concluye el cuento con un excelente final: “Recordé haber leído que el mejor lugar para ocultar una hoja es un bosque. Antes de jubilarme trabajaba en la Biblioteca Nacional, que guarda novecientos mil libros; sé que a mano derecha del vestíbulo una escalera curva se hunde en el sótano, donde están los periódicos y los mapas. Aproveché un descuido de los empleados para perder el Libro de Arena en uno de los húmedos anaqueles. Traté de no fijarme a qué altura ni a qué distancia de la puerta.

Siento un poco de alivio, pero no quiero ni pasar por la calle México.”

Casualidad o no, en el cuento citado de Borges, el protagonista cambia el monto de su jubilación y una Biblia de Wiclif, en letra gótica, herencia familiar, por El libro de Arena.
El libro de arena es, en muchos aspectos, una reescritura de La biblioteca de Babel. Si en aquel cuento Borges describía una biblioteca infinita, poblada por infinitos libros que contenían infinitas veces todos los textos posibles, en este cuento esa fantasía se expresa en un único libro. En la nota final de La biblioteca de Babel, Borges anticipa este cuento: “Letizia Álvarez de Toledo ha observado que la vasta Biblioteca es inútil; en rigor, bastaría un solo volumen, de formato común, impreso en cuerpo nueve o cuerpo diez, que constara de un número infinito de hojas infinitamente delgadas. (...) El manejo de ese vademécum sedoso no sería cómodo: cada hoja se desdoblaría en otra análogas; la inconcebible hoja central no tendría revés.”
Se determina que cada día se añaden a la red alrededor de veinte mil páginas web con los contenidos más disímiles. De forma paulatina Internet se ha ido convirtiendo en un verdadero “Libro de arena” con escrituras en cualquier idioma. De un portal se pasa a una página web y de allí se puede conectar con otra ventana y con otros muchos sitios. Cada vez que se navega por la red se descubren nuevos lugares, es decir: links, blogs, webs. Una nueva incursión en la red es por lo general una aventura inesperada ya que esta cambia continuamente. Las páginas se suceden de manera infinita y uno quiere navegar, explorar sin pausa. Entrar en Internet es, entonces, como abrir El libro de Arena construido muchos años antes por Jorge Luis Borges.

1-McLuhan, Marshall, La aldea global, Buenos Aires: Gedisa: 1991.
2-Coover, Robert, 1994, Hiperficción: novelas para la computadora", en diario La Nación, Buenos Aires, domingo 13 de marzo, suplemento literario.
3-“El jardín de senderos que se bifurcan” (1941), en Ficciones (1944).
4-'La biblioteca de Babel' es un cuento de Jorge Luis Borges aparecido por primera vez en la colección de relatos El jardín de senderos que se bifurcan (1941), colección que más tarde fue incluida en Ficciones (1944).
5-Claudio Salpeter, “La matemática biblioteca de Babel”, temakel, http://www.temakel.com/artborgesbabel.htm.
6-Sábato, Ernesto, Uno y el Universo (1945), Reed. Buenos Aires: Seix Barral: 2003.
7-Jorge Luis Borges y Margarita Guerrero, " Animales de los espejos", en Manual de Zoología Fantástica, Fondo de Cultura Económica, México, 1957.
8-Escritor nacido en Nichapur, Persia, hacia el año 1040 de la era cristiana.
9-http://www.analitica.com/va/arte/eneltiempo/default.asp
10-“El libro de arena” es un cuento perteneciente al libro homónimo de Jorge Luis Borges. La primera edición es del año 1975.

Otras referencias:

Borges, La biblioteca total, edición en CD room, 1996.

BORGES VIVE EN YOU TUBE

El episodio del enemigo
http://www.sitiosargentina.com.ar/notas/2006/noviembre/borges.htm

El libro de arena
http://www.youtube.com/watch?v=9PP0cXOvEno&feature=related

La luna, trad. italiano
http://www.youtube.com/watch?v=0aAQBcueZ1E&feature=related