viernes, 7 de agosto de 2009

S.R.L (por Rita Gardellini)

21 de febrero de 2005
S.R.L

Empresas empeñadas en apresar todo; desde los límites de los paisitos que cada vez más desdibujan su nacionalidad hasta las matrices de compañías que no acompañan nada porque no consta un rostro para tamizar la identidad, no hay culpables si no existe a quien culpar: la industria del desparpajo amoral es tan descomunal que nadie puede ser objetado pues no aparecen los sujetos: (sea objetivo, no se olvide.)

Una excelencia en la gestión producirá dividendos que dividirán la ganancia entre los ganados — ¿resultaría un exabrupto de ironía recalcitrante dejarlo en: ganado humano?— que a su vez proveerán de sus ganas a la maquinal ganadera multinacional. No se puede caer en la simpleza de otrora y ejemplificar como culpable al magnífico primer mundo puesto que ellos también son engullidos en el mismo productivo e impersonal usurero útero.

Inclusive lo intentaron con las escuelas pero la falta de presupuesto y lucro metálico y por ende efectivo e interesante, las dejó nuevamente libres a las buenas voluntades de los siempre vanguardistas bomberos asistencialistas, contenedores y si el tiempo lo permite: educadores.

¿Escucha los engranajes? El aceite defectuoso expiró junto al último rostro; el retrato de algún alguien ocupa el lugar del empleado del mes. Congratúlese y recuerde que hasta los cementerios tributan.

(Fragmento de la Novela "Último amor" Dirección Nacional del Derecho de Autor, registro número: 82100)

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