lunes, 24 de agosto de 2009

Dogma y Libertad (por Arturo Ruiz)


Salvador Dalí: "Crucifixión"


¿Es acaso imposible escapar del dogmatismo? Ciertamente los hombres se dejan llevar por dogmas. Bergson criticaba la reflexión kantiana diciendo que el hombre rara vez llegaba a enfrentarse a una verdadera elección moral y que finalmente sus decisiones estaban tomadas basándose en una fuerza que era, en el hombre, equivalente al instinto: el hábito. Así los juicios morales del hombre común no serían más que la repetición de los juicios de una comunidad.


Fundar una civilización cualquiera sobre la verdad puede ser tal vez imposible. La organización de una sociedad debe basarse en un acuerdo social que permita la búsqueda de la felicidad y de la verdad para TODOS sus ciudadanos. Incluso si tal cosa no es posible, esa debe ser al menos la aspiración de cualquier sociedad.

Muchos sectores sociales ven las libertades obtenidas por las minorías una forma de libertinaje, sin embargo, puedo percibir en ello simplemente una forma de dogmatismo que no puede tolerar una civilización contemporánea. Más me interesaría moderar las libertades de los grandes consorcios que son precisamente quienes están destruyendo el planeta y no los pueblos.

La aparente bondad del Cristianismo esconde una serie de prejuicios. Es posible afirmar que casi todo avance científico o político se ha logrado en contra de algún poder eclesial en alguna parte: era pecado estudiar anatomía, decir que la Tierra gira en torno al Sol, deponer a los monarcas de derecho divino consagrados. La Filosofía no está compuesta de dogmas, sino de verdades, sin embargo, los filósofos que la han compuesto sí han caído muchas veces en el dogmatismo: Descartes creyó haber finalizado prácticamente el conocimiento, Hegel haber alcanzado el fin de la historia, Heidegger apoyó al Tercer Reich.

¿Cómo es posible entonces confiarse de las reflexiones de hombres semejantes? No es necesario confiarse en ellos, sino revisar sus escritos y permitir que la verdad contenida en ellos se diferencie de sus opiniones y creencias. Nadie en el día de hoy toma en serio las explicaciones de Platón sobre el Demiurgo; ello se considera la teología de Platón y muy pocas personas comentarían ello filosóficamente, sin embargo, qué bien que pudo entenderse lo que era una idea y cómo ha sido que, desde su descubrimiento, nunca hayan abandonado al pensamiento occidental. Se discute todavía si son preexistentes o abstracciones de los objetos, pero ningún pensador actual o ningún científico natural o social se atrevería a prescindir de ellas.

El pensamiento vuelve sobre sí mismo y se perfecciona eliminando de sí lo que le es ajeno. Cada nueva generación se caracteriza por tener algunos exponentes que revisan lo pensado, lo cuestionan y siempre lo piensan de nuevo. No reviste caracteres sagrados sino problemáticos.


“El corresponder (Entsprechen) que; expresamente asumido y en despliegue, corresponde (entspricht) al llamamiento - asignación (Zuspruch) del ser del ente, es la filosofía” ( ¿Qué es eso de filosofía? Martin Heidegger Traducción y notas de Adolfo P. Carpio, publicada por Sur, Buenos Aires, 1960, versión digital).Este corresponder es histórico, la determinación del pensador y del Ser cambian en el tiempo, es por eso que esta correspondencia debe establecerse cada vez de nuevo. No es progreso. La Filosofía no progresa en la medida de la ciencia, aunque me atrevo a decir que es progreso que los escritos filosóficos se despojen de todo lo no filosófico en ellos, ello no es progreso de la Filosofía sino de de su escritura.

La Filosofía obliga a una continua revisión y descubre más problemas que soluciones, las soluciones son muchas veces no filosóficas, sino que han inaugurado ciencias, así, cuando se obtienen respuestas a la Física, la Física abandona si origen filosófico y se establece como ciencia independiente.

Es casi una utopía platónica pensar en un Estado basado puramente en este pensar, pero es una exigencia que todo Estado no sólo permita, sino además fomente este pensar y para ello es imprescindible que no fomente prejuicios.

La obligación de aceptar a un dios al que no veo ni con los ojos ni con mi pensamiento no es sino una tiranía, se me dirá que salvo en algunos Estados musulmanes, ningún Estado obliga a esto, sin embargo, se ponen reparos a ciertas investigaciones científicas, se prohíbe la entrega de la píldora del día después por considerarla abortiva, se prohíbe el propio aborto y hasta hace poco se prohibía el divorcio, se prohíbe el matrimonio de personas del mismo sexo y mi Estado se dice laico, pero en las escuelas públicas financia las clases de religión ¿de dónde todas estas disposiciones? ¿De una reflexión concienzuda o del prejuicio religioso?

La religión no es garantía de que no cometeremos errores, la Filosofía tampoco, pero el pensar Filosófico si nos puede permitir corregirlos.

Un Estado centrado en el ser humano debe permitir las libertades de los individuos en la medida que no dañen a otros y los enriquezcan y debe impedir aquellas libertades que son dañinas; pienso aquí especialmente en las libertades de quienes se enriquecen a costa de la destrucción del planeta porque ellos son los auténticos jinetes del apocalipsis. Puedo llegar a estas conclusiones guiado exclusivamente por mi pensar, no he necesitado de ningún dogma, sino simplemente de mi buen sentido. La mayoría de los mortales son buenos, pero se debe vigilar especialmente a aquellos en el poder, que parece ser antinatural al hombre en muchos aspectos.

Si quiere orar, nadie se lo impide, si usted ha tenido la dicha de encontrar sentido en el mensaje del nazareno le felicito, aunque no le envidio, pero quisiéramos que no sea el Estado el que nos obligue a orar, que no sea por respeto a preceptos religiosos que se controle a la investigación científica ni que por una extraña interpretación moral de la naturaleza se penalicen ciertos vínculos emocionales... Como en el modelo de Laplace, un dios tampoco es necesario en este modelo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario