viernes, 11 de septiembre de 2009

Sobre poesía, poetas y engreímientos (por Juan Leonardo Cardona del Río)

viernes 8 de mayo de 2009

SOBRE POESÍA, POETAS Y ENGREIMIENTOS


Poeta: mientras no te sangre el cuerpo,
¡que sangren tus muchas susceptibilidades!

Rubiano Leiva

Una de las razones que tengo para detestar la poesía o al menos aquella proclamada como tal por falsos oficiantes, tiene que ver con mi natural indisposición hacia todo lo que contenga visos de grandilocuencia y solemnidad. Y creo que no hay gente más solemne que los poetastros, esos pedantuelos ridículos, engreídos insufribles, tartufos de la palabra, quienes refugiándose en el hecho de no tener la obligación moral de persuadir ni el deber intelectual de fundamentar lo que dicen o escriben, simple y llanamente, dicen o escriben lo que les da la gana y luego exigen que uno los alabe y aplauda, pues si alguno se aventura a afirmar algo en contra de sus inspirados balbuceos, inmediatamente y de manera compensatoria ante sus endebles egos, quien se atreve a tal afrenta, es convertido en un tonto, un ignorante o un incauto que no sabe nada de arte y cuya escasa sensibilidad no le permitirá jamás deleitarse con lo verdaderamente bello y sublime, que al parecer es patrimonio exclusivo de este tipo de bardos… algo parecido a lo que ocurre con los fanáticos “creyentes”, para quienes los ateos no somos otra cosa que necios embriagados por la estulticia y la temeridad, razón por la cual jamás podremos disfrutar los deleites que depara el paraíso.

¿Cómo rebatir a un poetastro?, no hay forma, es imposible, ya que su poesía está exonerada de cualquier puesta en entre dicho o discusión; su poesía es algo sencillamente inapelable, se le odia o se le ama y basta, ya que en sus elaboraciones inspiradas por no se sabe qué fuerzas trascendentales y sobrehumanas (tal vez las mismas fuerzas que han inspirado a los mesías y profetas auto engañados de todos los tiempos), no es necesaria la lógica del discurso ni la racionalidad de las ideas. Para que un pseudopoema sea considerado bello, no necesita ser comprendido, entendido o interpretado, ya que la poesía, como cualquier otro cosmobalbuceo, es inmune a toda hermenéutica. Aún, ni siquiera se necesita que exista congruencia entre lo que el falso poeta dice o piensa y la realidad que viene al caso; ya que al igual que la religión, la poesía (metafísica del lenguaje cotidiano) puede con todo lo que este tipo de poeta quiera decir, sin llegar a sentir jamás el escozor y el ofuscamiento de presentirse equivocado. Puedo asegurar que casi todas las estupideces que he dicho y hecho en mi vida las he dicho y hecho inspirado por los eructos poéticos de estos “inspirados”.

Omar Ortiz, a quien prefiero como director de revista, divulgador cultural y articulista de tabloide, antes que como poeta, cita en una de sus tantas apologías a la agobiante obra de Juan Manuel Roca (la que a mí, personalmente, me produce vértigo) a un tal Roberto Juarroz ¿Quién es Roberto Juarroz?, para quien la poesía dizque “consiste en crear más realidad, agregar realidad a la realidad…la poesía es el mayor realismo posible, aunque los incautos, los ignorantes y los necios (de los cuales el que escribe esta nota sería un gran ejemplar) la consideren una abstracción, una evasión o una veleidad subsidiaria (yo diría una estupidez)…”

Si el tal Juarroz habla como supuesto poeta (creo que solo un pseudopoema podría contener tal sandez y sin embargo quedar completamente inmune), no hay nada que hacer, no existe manera de rebatirle: ¿Qué se le puede decir al “poeta” si para él, el que piensa lo contrario es un incauto, ignorante y necio? Ahora bien, si eso no es un poema sino una simple y desafortunada aseveración filosófica entonces sí habría forma de controvertir tremenda desfachatez, ¿cómo?, pues con la filosofía misma ya que apelando por ejemplo a la epistemología y a la lógica más elementales se puede decir que el discurso metafísico en cualquiera de sus formas, ya sea religioso, poético, mitológico, etc. no tiene nada que ver con la realidad, no agrega nada a la realidad sino que más bien denigra, abdica de ella, enturbiando sus aguas para hacerlas parecer más profundas.

Todos sabemos que los falsos poetas al igual que los místicos y demás mitómanos auto engañados, no son otra cosa que almas descompensadas e inconformes, incapaces de aceptar que la realidad se haya estructurado sin pedirles ningún consentimiento y que por eso a toda hora quieren introducir en ella arbitrariedades y caprichos subjetivos que les permitan sentirse dueños de algún aspecto de ella para así poder controlarlo a sus anchas… a quien no le gusta la realidad del caballo no le cuesta nada convertirlo en unicornio o pegazo, de la misma manera que al que no le gusta aceptar su familiaridad con los simios le parece verídica la historia de los ángeles caídos.

Y es que los impostores de la poesía suelen ser los más grandes enemigos de la realidad (su realidad) tal vez esto tenga alguna relación con el hecho de que casi todos ellos suelen ser físicamente deformes y contrahechos y encuentran en el lenguaje rebuscado y la “cháchara” sublime y celestial un paliativo a sus propios desajustes y tragedias personales (cualquier parecido con los religiosos es más que simple coincidencia). Creo que la tragedia del poetastro consiste precisamente en no haber sido dios para así poder haber hecho que la realidad se constituyera a imagen y semejanza de sus caprichos y veleidades. Estoy seguro de que un hombre esbelto y hermoso, afortunado en todas sus concupiscencias, tremendamente correspondido en el amor y en sus demás requerimientos instintivos, jamás escribiría esta clase de poemas.

O si no, leamos esta joyita escrita por mi mejor amigo, Rubiano Leiva, quien desgraciadamente a demás de físico y matemático también es “poeta” y, al parecer, no es que se sienta muy a gusto por ello:


¡Mal nacido y malogrado poeta!
¿A dónde vais sin musa y sin alegría?
¿A dónde te lleva tu malversada razonabilidad y tu raciocinio descabellado?

¡Malparado y avezado poeta!
¿A dónde vais con tu humanismo de sarna y de miedo?
¿A dónde llevas tu asco de riza seria y de negro bufón?

¡Malnacido, avaro, pedazo de carne!
¿A qué jugáis con tus medianías y extremos?
¿A dónde vais zopilote nocturno, leproso de amor?

¡Malogrado, cínico y apodado poeta¡
¿Con qué flores malditas acuñáis y levantáis tus tratos?
¿A dónde vais con tu ceguera cerebral y tu arritranco desperado?

¡Avezado poeta, pedazo de carne maloliente!
¿A caso te secunda la condena de un gen sobrehumano, y te deslizas morriñero por un valle de monos miserables, para atosigarte con sus pútridas carnes?

¡Poeta de peldaño, gentil malnacido!
¿Por qué te anudáis a la cola de los zoohumanos y te cocináis en sus odres doctrineras y malditas?
¿Por qué te consumís con los vicios del sistema y te perdéis cual sucio harapo entre las hendiduras o siesos del universo?

¡Malparado hijo de la sorna, bribón sañudo!
¿A dónde lleváis tus palabras ponzoñosas, y tu anquilosado lenguaje de castos y de impíos?
¿Con que deliquio de vida o de muerte has soñado y soñáis?

¡Deshuesado poetica, bardicida palabrero!
¿A qué tierra ostentas y a que viaje te encaminas?
¿Por qué, para qué y por quién?
¡Calla… es mejor que calles… pedazo de carne!


Apelo a este poema con el previo asentimiento del autor, que si bien escribe poesía jamás la publica por su propia cuenta.



Como podemos ver, este tipo de poesía da hasta para que los mismos poetas se muerdan la cola. Puede suceder que algún poetastro ofendido (algunos de ellos corporizan hasta tal punto su vocación poética que cualquier insulto a la poesía la convierten en un atentado contra ellos mismos) podría venirse lanza en ristre contra este artículo (o contra el que lo escribe) y bien podría yo replicarle cínicamente: no me haga caso, no escribo como filósofo, lo hago como anti-poeta… y todos quedaríamos contentos, al fin de cuentas la poesía y su contraria, puede con todo.

1 comentario:

  1. Calle de la Luna Llena dijo...
    Profesor Juan Leonardo... Debo decir que no lo conozco, pero es usted una leyenda en el Julia Restrepo, bien sea porque para algunas es un loco, excéntrico y blasfemo; o para otras es un ídolo, un Sócrates, un Che Guevara... para mí es un completo desconocido, una abstracción que se describe por su nombre y lo que se puede llamar su legado, es un misterio y admito que me gustaría descifrarlo.
    Este comentario no pretende contradecir su punto de vista, me considero una ecléctica aunque me quiera llamar mediocre; sería una estupidez decir que no tiene razón hasta cierto punto, además de que concluyó de la mejor forma su escrito, ya que no da lugar a ningún alegato posible.
    Sin embargo debo decir, no como una pseudopoeta, sino como una amante de los poetas y sus aberraciones, que es un poco burdo el comentario que usted ha hecho sobre la poesía, los poetas y su engreimiento.
    Es cierto que la mayoría de los exponentes de la poesía poseen un ego tan inmenso y profundo como sus obras (y hay que decir que esas cualidades son totalmente relativas), a pesar de ello hay que reconocer que son grandes masas de personajes que desean expresarse y no saben cómo, justo son esas las que han hecho de la poesía un arte tan sublime y aclamado. El ser humano necesita bien sea un poco de abstracción de la realidad, o un pozo de vomito mental que lo saque de la represión.
    Tiene razón usted en criticar al poeta Juarroz al decir que la poesía le agrega realidad a la realidad, no obstante le doy juicio con algunas frases de el mismo escritor, “La realidad está donde queremos que esté, donde somos capaces de engendrar una forma.”, “También la poesía es un amago, pero su ademán permanece, como si fuera algo más.” Creo que no necesitan explicación, especialmente para usted, que según veo es un personaje muy inteligente, o por lo menos una persona que sabe pensar.
    Me permito recordarle una frase de Sócrates: “La finalidad del arte es darle cuerpo a la esencia escondida de las cosas, no copiar su apariencia”, de allí que puedo decir que ni la poesía, ni la pintura, ni el teatro, ni nada que se clasifique como arte tiene la propiedad de real, aunque para usted eso se represente como un demerito. Esto no es una contradicción, es solo un poco de libre expresión en medio de la inmadurez que me atribuye mi corta edad, mi falta de experiencia y mi inmenso impulso por la poesía.
    Que tenga un buen día…

    21 de septiembre de 2009 15:37

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