lunes, 24 de agosto de 2009

Al rescate de la memoria de Joaquín Lencina (Ansina), por Elaine Castro

Estoy segura que si hacemos una encuesta callejera y preguntamos por ANSINA, tanto adultos como niños nos responderian que ANSINA ERA UN NEGRO QUE LE CEBABA MATE A ARTIGAS, muchas veces no puedo evitar preocuparme y en este caso ocuparme de mi pequeño aporte al rescate de nuestra cultura, porque ademas de etnocidio y genocidio me atrevo hablar de culturicidio.

Material extraído del libro" Leyendas, mitos y tradiciones de la Banda Oriental" del historiador Gonzalo Abella Betum San Ediciones:

"Duro destino el de los afroamericanos. Si Joaquín Lencina no hubiera nacido negro nadie hubiera puesto en duda la veracidad de las recopilaciones que Hammerly Dupuy hiciera de sus poemas, y éste mismo gozaría de mayor celebridad en la historiografía uruguaya por devolvernos una fuente esencial para saber más de nosotros mismos.
Ansina aprendió a leer y escribir en lenguas europeas castizas, pero hablaba el lenguaje gaucho de su época y de su pago. Quiero decir que no escribía como hablaba. Términos guaraníes, charrúas, bozales, portugueses, españoles arcaicos y hasta quíchuas eran comunes en el habla rural de la Banda Oriental y el Entre Ríos, en diferente proporción en cada paraje. El mundo gaucho era a la vez fusión y coexistencia fraterna de las culturas discriminadas.
Al nacer el siglo XIX Ansina cumple 40 años. Por entonces, debilitados los lazos regulares de estas tierras con España por las guerras en el Viejo Continente, las instituciones coloniales creadas por la Reforma Borbónica viven una puja interna entre tres fuerzas que pugnan por su control, con desiguales posibilidades: los monárquicos, los independentistas urbanos y los partidarios de la participación de las culturas discriminadas y oprimidas en la administración de sus propios asuntos. Entre los exponentes de esta tercera corriente están algunos sacerdotes radicales, Artigas y Ansina.
La historia de estos años es un juego de ajedrez en que las tres cosmovisiones enfrentadas procuran mover sus piezas en el tablero americano ocupando posiciones de poder; todavía no se plantea el jaque al Rey, sino que cada cual prepara sus fuerzas. Las cabezas jerárquicas (obispos, virreyes y gobernadores) son en general leales al Rey; allí no hay lucha. En cambio el forcejeo silencioso de realistas con logias urbanas y culturas discriminadas se da en otros espacios de poder que también son claves: el bajo clero, los cabildos locales y la oficialidad con mando directo de tropa.
¿Era Ansina un líder religioso y espiritual? En su poesía nos da algunas claves para reflexionar. "Sólo Artigas sabe hacia dónde voy", afirma, lo cual desmiente claramente el papel explícito de edecán-sirviente que le atribuye la Historia Oficial.
En su último poema conocido se proclama cristiano y dice que muy pocos siguen el verdadero mensaje de Jesús, y por otra parte añade que él "nuca adoró dioses sentados". Esta curiosa afirmación me llevó a consultar a expertos en animismo africano. Se me explicó que los dioses imperiales mucha veces aparecen sentados en tronos, mientras que los espíritus que están cerca del pueblo caminan junto a él.
Al excluir a los "dioses sentados" entre los objetos de su culto, Ansina no renuncia a todo el animismo africano, más bien toma partido dentro de él por los espíritus solidarios y caminantes. Esta hipótesis que sostengo se adecua además al contexto en que Ansina vivió, especialmente a la cosmovisión de resistencia de los afrobrasileños entre los que se terminó de formar su fuerte personalidad.
Tampoco es de extrañar la cautela de Ansina en sus versos escritos en el Paraguay; allí es parte de un grupo exiliado, sobreviviente de un proyecto federalista y multicultural que no coincide en sus métodos con el proyecto del gobierno paraguayo. Por ello, los poemas de sus últimas décadas son sobre todo de evocación, para guardar la memoria de aquella gesta hoy derrotada pero en espera de tiempos mejores que -él fue convenciéndose de ello- ya no vería con sus ojos debilitados ni viviría para esperarlos.
No sería de extrañar tampoco que el conjunto de los orientales artiguistas le hayan encomendado a Ansina esa misión testimonial. Eso explicaría el celo de Ledesma por guardar los manuscritos en los años terribles de la Triple Alianza y quizás vinculen a Ansina con Lorenzo Ponchito y sus misteriosos papeles guardados en un buche de ñandú.

En cuanto a mí, he tratado de relacionar varias líneas de investigación para hacer un aporte a este fascinante patrimonio documental. Básicamente ellas han sido:

- La revisión crítica de los textos de Ansina en la única versión que disponemos, o sea la del propio Hammerly.
- El aporte que me ha brindado el Movimiento Unificado Negro do Brasil gracias a los contactos de este movimiento con Mundo Afro especialmente durante 1997; así pude reconstruir la vida y las conspiraciones afroamericanas en los ingenios paulistas donde Ansina vivió.
- Los vínculos continentales y extracontinentales del movimiento de resistencia afroamericano, desde Palmares y Cartagena de Indias hasta el siglo XIX.
- Las características de la Banda Oriental rural en los siglos XVIII y XIX, tierra difícil de controlar, refugio de perseguidos, pradera de contrabando y frontera oceánica, es decir, privilegiado lugar de circulación informativa.
- El ajedrez político que empiezan a jugar las culturas discriminadas que pasan de la fase de cooperación ingenua con el invasor a la fase de resistencia armada y luego a una combinación de métodos de lucha, integrando sociedades de resistencia, multiplicando contactos y redes solidarias, enmascarando sus ritos y procurando que su gente o sus aliados ocupen puestos claves en cabildos locales, fuerzas armadas y aún en el bajo clero.
- Los aportes de Marina Machado en San Gregorio de Polanco y los de antiguos vecinos de la ciudad de Artigas sobre la historia de los Lencina, vinculados a San Eugenio del Cuareim, así como los descendientes de Manuel Antonio Ledesma en el Paraguay, especialmente en Guarambaré y San Lorenzo.
- La memoria de los ancianos de Camba Cuá en el Paraguay.
A partir de todo ello reconstruyamos hasta donde hoy se puede la vida de Joaquín Lencina."

2 comentarios:

  1. Hola, no creo que todos los Uruguayos pensemos que Ansina sólo le sebaba mate a Artigas, fundamentalmente en el interior del Uruguay, dónde tanto Artigas como Ansina están en el corazón de todos los Orientales, muy bueno el artículo, es bueno que el pueblo Uruguayo de una buena vez por todas conozca la verdad de la historia.
    Saludos

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  2. Tengo 66 años , soy un uruguayo en el exterior, me recuerdo de la historia que me narraron y enseñaron mis maestros, lo que se de Ansina es poco, es lo que me enseñaron ,me imagino que planificado por el ministrerio de educacion del Uruguay, hay entonces que revisar lo que se enseña y luego preguntarle a los que aprenden,deben por lo tantyo revisar bien la historia antes de realizar un decreto para neseñarla y plasmarla en un programa educativo desde la infancia.De Ansina se que lo respeto por su fidelidad Artiguista,lo que Ud relata lo aprend{i hoy .Gracias

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