viernes, 17 de julio de 2009

Acerca de la filosofía latinoamericana (por Fernando Gutierrez)

Tengo ante mí un fascículo de la vieja revista "Enciclopedia Uruguaya" con fecha Junio de 1969. En la página 3 aparece una foto bastante borrosa del viejo café "La Giralda" donde se solían reunir los intelectuales uruguayos de la generación del 900. El texto del fascículo pertenece enteramente a Manuel Claps y elijo para este artículo comentar un fragmento del texto que aparece en esa página...

Dice Manuel Claps: "Mucho se ha discutido en torno a la existencia de un pensamiento latinoamericano. Las posiciones varían desde la negación radical de algunos como Bertrand Russell ("Latinoamérica no ha pensado") o J.C.Mariátegui, por ejemplo, hasta la afirmación categórica de su entidad y valor."

Comentario: El saldo que nos deja esta breve linea es desastroso. Se pudo llegar a pensar, y lo hizo con su mirada externa el filósofo Russell, que Latinoamérica no ha pensado. Pero si no ha pensado, y puesto que lo que caracteriza al ser humano es su disposición a pensar, entonces no ha existido como parte digna de la humanidad sino más bien como una realidad animal allá en alguna parte olvidada del planeta. Esto es insultante. Y no importa tanto el insulto sino el hecho de que ha sido posible insultar así a América Latina. ¿Cómo ha sido posible? Ha sido posible porque América Latina es, en toda su realidad, o producto de culturas que no habían alcanzado antes del coloniaje el estatus reflexivo filosófico abandonando la mitología, o producto del coloniaje...que ha colocado a los latinoamericanos, incluyendo a sus intelectuales, desde el primero momento, el momento de la conquista, en un continuo vasallaje con la cultura europea y luego con la emancipada cultura estadounidense, vasallaje que no ha sido solo económico, militar, tecnológico...sino que ha sido ante todo un vasallaje mental.

Manuel Claps esboza una salvaguarda a esta cirscunstancia después de admitir tristemente que no hay originalidad en el pensamiento latinoamericano...lo cual sigue queriendo decir que no hay practicamente pensamiento latinoamericano. Esto es lo que nos dice:

"Más allá de la MERA REPETICIÓN en las cátedras, de teorías europeas y de sus paráfrasis muchas veces involuntarias, el pensamiento europeo ha sido adaptado a la par que adoptado, como señala Ardao"

Comentario: Vamos a negar en primer lugar que no exista originalidad en el pensamiento latinoamericano. Basta leer a Francisco Romero, o a Francovich, o a Alejandro Korn o a Vaz Ferreira, y así podria seguir, para comprender que a los filósofos latinoamericanos no les ha faltado originalidad. Pero si esto es así...¿cómo es que un critico como Manuel Claps llega a la convicción de que lo único que ha podido hacer por si mismo el filósofo latinoamericano es adaptar y adoptar lo europeo? Solo hay una explicación posible: el filósofo latinoamericano ha ejercido su originalidad, como ahora trato de hacerlo yo en estas lineas, contra una pared inmensa de mentes avasalladas por el coloniaje espiritual de lo europeo y estadounidense...contra el deseo de millones y millones de sus congéneres latinoamericanos por ver hacia afuera, por existir con el ejemplo y bajo la mirada del afuera. Y ese ejercicio de originalidad contra la supremacía del vasallaje, dada la escasez de fuerza y aislamiento de nuestro filósofos solo pudo terminar, con el paso del tiempo, en el ninguneo de sus intentos y en el mero olvido de sus obras. No han sido los filósofos los faltos de originalidad sino que ha sido la masa mental latinoamericana la que arrastrada de continuo inercialmente hacia la esclavitud mental por sus raices en la irreflexión colonial y mítica no ha prestado oído a sus esfuerzos por dar espíritu propio a lo humano de Latinoamérica. Y en esto no solo se han olvidado obras para solo recordar vagamente los nombres...sino que incluso se han olvidado nombres. Y ¿uno podría decir acaso que esa cátedra que produce repeticiones en todas las universidades latinoamericanas sin dar espacio a nuestro propio pensamiento para que alcance su expresión no ha contribuido a esta asfixia? Claro que ha contribuido por lo mismo que el catedrático no asume sino lo que espera la masa mental que lo rodea y configura el espíritu de las universidades y solo lejanamente puede sentirse atraido por la obra de nuestros filósofos cuando se le pide constantemente que produzca e imparta cátedra desde el afuera avasallante. Esto además conduce, por la machaconería de la repetición, a que la cátedra se burocratice y se convierta en un espacio no para pensar sino para imitar.

Para terminar debo mencionar que Manuel Claps comete en su escrito la autohumillación consistente en hablar no ya de filósofos sino solo de pensadores. Así...en América Latina solo habría pensadores pero jamás filósofos con la carga de la originalidad que debe caracterizar al esfuerzo filosófico. Solo pensadores...que adoptan y adaptan, solo catedráticos que repiten y repiten y repiten todo lo que desde el afuera prestigioso se les impone.

1 comentario:

  1. Se le da demasiada importancia a las palabras, pensador, filósofo, ¿importa?

    Tampoco entiendo la importancia de indagar si hay o no filosofía latinoamericana, como no veo la importancia de indagar si la hay europea, estadounidense o china. En todo caso, o bien podemos decir que la filosofía trasciende las fronteras da igual donde se filosofe, o si consideramos que la subjetividad desde la que se piensa es un elemento determinante, entonces deberíamos hablar ya no de filosofía europea, o latinoamericana, sino filosofía de Quito, de Maracaibo, de Berlín, de Barcelona, de Montevideo, de Salto, de Colonia, de Soriano, o más aún, de la Blanqueada, del Cerro, de Piedras Blancas, o más aún, de José, de Juana, de Lourdes, de Pedro, de Sara, de Enrique, etc.

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