"Señores: Alta es la idea de la patria; pero en los pueblos de la América Latina, en esta viva armonía de naciones vinculadas por todos los lazos de la tradición, de la raza, de las instituciones, del idioma, como nunca las presentó juntas y abarcando tan vasto espacio la historia del mundo, bien podemos decir que hay algo aún más alto que la idea de la patria, y es la idea de la América: la idea de la América, concebida como una grande e imperecedera unidad, como una excelsa y máxima patria, con sus héroes, sus educadores, sus tribunos; desde el golfo de México hasta los hielos sempiternos del Sur"
Esta es una frase de Rodó que aparece en "El mirador de Próspero" en el segundo artículo dedicado a Juan Carlos Gómez. La lectura de ambos artículos, debo decir, me deja como saldo el hecho de que el estilo florido con que escribe Rodó le impide dirigirse a los sucesos como un simple historiador...él ha preferido girar en torno a la imagen de Juan Carlos Gómez como quien talla una escultura para la eternidad. Pero este fragmento lúcido al final del segundo artículo es como un relampagueo de su propia personalidad filosófica, esa que no dejó brotar lo suficiente al sobrecargar sus hombros con la tarea recopiladora y reivindicativa en la que también se enfrascó Arturo Ardao tiempo después.
¿Qué nos dice en esta frase Rodó? Nos propone no la realidad de América sino la idealidad de América, es decir, la existencia de América en cuanto idea de sí misma en la mente de los que por esa misma idea han de llamarse americanos...Se trata, claro, de América Latina, y ya aquí podemos hilar un poco al decir que Rodó dice simplemente América por la necesidad de prescindir en la latitud de la idea de los límites que le impone la división entre lo latino y lo anglosajón, división que no es solo idiomática sino también espiritual. América como unidad no contrapuesta con aquella realidad norteña que ya vió él asomarse como una sombra que iría a oscurecer el destino latinoamericano no meramente en un sentido político como los que reniegan exclamando "yankees go home" sino en un sentido cultural, en el sentido de una colonización y subordinación mental de lo latinoamericano a la americanidad anglosajona. Rodó ponía el escudo de la idea frente a la adversidad venidera...América...y no la America del Sur, del abajo, del subdesarrollo y la falta de integración.
Según el modo en que entendamos la América que nos proyecta Rodó en esta frase es el modo en que seremos americanos. Si la entendemos como mero proyecto político, como mero proyecto de integración económica, o como sucédaneo de un agujero en la identidad...entonces seremos americanos a medias. Pero si la entendemos como esa ideal armonía de naciones desde la profundidad de su raíz común en el dolor de una historia de colonizaciones superpuestas y republicanismo maltrecho que lucha por emerger con luz propia, si la entendemos como una MÁXIMA PATRIA, entonces seremos americanos en la unidad de esa idea y no ya desperdigadas identidades que reniegan de su propio renovador mestizaje, su cosmopolitismo de la sangre. América, la América de Rodó es una alta idea que puede brillar en el cosmos de las ideas con una luz que todavía no hemos imaginado.
Fernando Gutierrez
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