miércoles, 1 de julio de 2009

Planificación entera (por Dardo Bardier)

Planificación entera

Dardo Bardier

Nuestro país necesita cambios importantes.

Son tantos los cambios que se deberán producir pronto, en tantos aspectos y con tanta complejidad, que tal responsabilidad parece abrumadora. Para realizar esos cambios se cuenta con muy modestos recursos. Y, a corto y mediano plazo, parece que esos recursos seguirán siendo escasos.

¿Qué tiene de raro ese enorme contraste entre nuestras disponibilidades y los cambios a hacer? Nada. No es la primera vez que los seres vivos debemos sobrevivir y prosperar en un mundo complejísimo mediante nuestros siempre escasos recursos. Los humanos tenemos una muy larga tradición de afrontar, con nuestras limitadas capacidades, el casi ilimitado mundo que nos ha tocado vivir. Entonces, no debemos despreciar la praxis de la especie durante millones de años. Creo que puede sugerirnos un camino viable.

Al escribir esto, tengo... el mismo problema: dispongo de muy poco espacio, por lo que haré lo que suele hacerse: esbozaré un grueso esquema general, para luego centrarme en alguna parte del tema.

Selecciono.

Y ese es, justamente, el método que cualquier ser vivo adopta para vivir en su mundo. Selecciona qué cambios de la realidad atender. Y también selecciona qué hacer. Esas selecciones son realizadas por el ser vivo individual, por su sociedad, y por su especie.

Naturalmente no selecciona de cualquier manera. Selecciona de cierto modo. Conviene conocer ese modo. Después de todo, ha permitido a la especie humana adaptarse al mundo que le ha tocado vivir, hasta hoy. El procedimiento biológico de selección presenta cinco niveles:

1º- Los seres vivos, sobretodo su sociedad y su especie, seleccionan qué aspecto (variable, parámetro, categoría o cualidad) atender. Los humanos no podemos percibir directamente los cambios eléctricos, ni los cambios de polarización de la luz, ni lo infrarrojo, ni lo ultravioleta, que otros seres vivos sí pueden captar. Cada especie “categoriza” aquellos tipos de cambios que le sirven para sobrevivir en su medio. Así, nuestra ventanita perceptiva a las cualidades de la realidad es muy estrecha.

En lo social, esto quizá sugiera que el planificador debe atender sólo una cantidad razonable de aspectos. Debe atender más a aquellos aspectos que son más representativos de lo que esté sucediendo en lo social, hoy y aquí.

2º- Dentro de cada aspecto, los seres vivos, la sociedad y la especie, selecciona qué rango de escalas atender. No podemos percibir directamente ni lo muy chico, ni lo muy grande; ni lo muy rápido, ni lo muy lento (lo percibimos como quieto, no como movimiento); ni lo muy alejado, ni lo demasiado cercano; ni lo muy iluminado, ni lo muy oscuro; ni lo muy frecuente, ni lo muy infrecuente, etc. Nuestra ventanita a las cantidades también es muy estrecha.

En lo social, esto sugeriría que el planificador debe atender ciertas escalas más que otras. Debe atender más a las escalas sociales.

3º- Distinguimos escalones entre lo continuamente cambiante. Los seres vivos escalonamos la información, en vez de asumirla en su real variación progresiva. Así, no nos damos cuenta de cualquier cambio de peso, o de sonido, o de iluminación, sino solamente cuando supera cierto valor mínimo diferencial. En vez de percibir millones de colores, sólo percibimos, a lo sumo, algunos cientos. Nuestra ventanita a la realidad la estratifica.

En lo social, el planificador quizá debería establecer escalones en la entrada de información y escalones en las acciones. No rampas, sino escalones. No nos es posible atender la enorme variedad de situaciones sociales, sino que debemos tipificar la información, agruparla, clasificarla, de acuerdo a nuestras limitadas capacidades de atención. Y no debemos enloquecernos con infinitos modos de acción, sino que también debemos tipificar la acción. Si los recursos aumentan, ya habrá tiempo de ser más sutil. Claro, si la clasificación es demasiado tosca, por ejemplo, en dos, se corre el penoso riesgo de poner cosas demasiado distintas en la misma bolsa. Hay que simplificar sin ser simplistas.



4º- Los seres vivos seleccionamos a cuales aspectos, escalas y cosas atender óptimamente. Dentro de las escalas seleccionadas atendemos unos escalones mejor que otros. Así, podemos percibir unos colores mejor que otros, unas velocidades mejor que otras, unos tamaños mejor que otros, etc. Nuestra ventanita al mundo tiene un solo centro de óptima percepción, para cada aspecto atendido de la realidad.

Se debería establecer a cual situación social atender sobremanera. Los más necesitados deberían ser los más privilegiados (hoy hay muchos candidatos para esto, ¿con cuales empezar y con qué empezar?). Curiosamente, en la naturaleza hay algunas especies que no tienen un solo centro de atención, sino dos o tres, a la vez. Una organización social puede atender más de un tema a la vez. Entonces, habría que también optimizar a aquellas escalas de organización de la sociedad, que si ellas cambian, se convierten en nuevo motor del conjunto entero. Habría que incentivar la capacitación, investigación y producción de lo que produzca mayores cambios organizativos y económicos a corto, mediano y largo plazo, de modo de tener mayores recursos para los cambios futuros.

5º- Algunos seres vivos, especialmente el hombre, somos capaces de acción conciente e inteligente (del latín, escoger), según cada caso. Podemos optar y resolver los casos particulares, además de aplicar todas esas metodologías generales. Esta capacidad de elegir concientemente la disponemos las personas, los grupos y la sociedad entera. Hay millones de personas pensando el futuro, de a uno, de a dos, de a cien, de a millones.




Cuando, en vez de una persona sola, tenemos un grupo unido de personas, es claro que las capacidades de percepción y de acción es la envolvente de todas ellas. Mil ojos ven más que dos. Y, si esa información común es comunicada, revisada, verificada y arbitrada según normas convenidas, con técnicas e instrumentos sociales, tenemos las capacidades de la información científica. La ventana que la ciencia abre al mundo es mucho mayor que la ventanita personal, pero, de todas maneras, también la ciencia tiene limitaciones generales y locales que obligan a seleccionar.



Escalas sociales



Luego de esbozado, a grandes rasgos, este esquema general, ahora me dedicaré sólo al punto 2º: La selección de escalas a atender. Imposible hablar en tan poco espacio de las escalas sociales en toda su integral riqueza humana. Sólo me referiré a su tamaño. Dos personas ocupan más espacio que una. Y tres millones mucho más. Este es, pues, un encare muy incompleto, pero quizá haga sospechar la conveniencia de hacerlo más integral (en todos los aspectos de la realidad) y entero (en todas las escalas funcionales). Estoy dedicando la palabra entero para lo es considerado en todas las escalas en que funciona.

No tengo otro remedio que simplificar, no atendiendo ahora a la enorme riqueza de escalas de agrupaciones de personas que presenta la sociedad, sino solamente a tres niveles:

Por un lado están las escalas A) estatales centrales. El Estado, el Poder Ejecutivo, sus Ministerios, el Poder Legislativo, el Poder Judicial, y todas las dependencias directas de ellos.

Por otro lado están las escalas B) personales, hombre, mujer, niño, anciano.

Y entre medio hay una enorme variedad de escalas: AB) sociales intermedias, desde las constituidas por dos personas, hasta las que se integran con millones de personas. Considerar menos niveles de escalas no sería útil.

Como es obvio, las enteras escalas de la realidad no se agotan en estos tres niveles, puesto que hay escalas menores que la persona (órganos, células, moléculas, etc., todas tan reales como la persona). Y hay escalas mayores que el Estado (federaciones de estados, uniones, Comunidad Europea, Naciones Unidas, etc., todas tan reales como el Estado)

Mientras unas personas se apasionan creyendo que sólo el Estado es la solución, otras se apasionan creyendo que sólo lo individual es la solución. Y de ese modo, no solamente se está despreciando a la realidad contraria, sino que, además, ambos extremismos suelen olvidar o despreciar la realidad de todas las escalas sociales intermedias. Pero las escalas intermedias también existen. Despreciar esas escalas de la realidad es cegarnos a sus necesidades, y peor aún, es despreciar sus valiosos recursos. Porque cada escala viene con sus recursos bajo el brazo.

Analicemos algunos tipos de planificación, según las escalas de las realidades que las realizan, y según las escalas de las realidades que las disfrutan o sufren.

A) Planificación y acción de los organismos a escala estatal central. Se puede encarar de dos maneras muy diferentes: O la planificación central que investiga, decide y ejecuta toda acción del Estado central negociando y respetando sus relaciones con las otras escalas. Esta es la planificación del Estado central para el Estado central y sus relaciones con las otras escalas. Este es el Estado que modela y es modelado por sus integrantes, que es participativo. Cuanto más profunda y duradera es la crisis de un país, más necesario es este nivel de planificación para sobrevivir. O, por el contrario, el Estado que pretende planificar hasta los más mínimos detalles de todo lo que sucederá en todas las demás escalas, y que se impone abusivamente. A esto se le suele llamar totalitarismo.

En ambos encares, sobretodo en éste último, hay grave peligro de que el Estado central sea usurpado por algunos integrantes de las otras escalas: O cuando llegan al poder central personas o grupos extremadamente egoístas, individualistas o corporativistas, lo cual trae corrupción, estafa y engaño. Y su camuflaje: la demagogia, los chivos expiatorios y la propaganda mentirosa. O cuando llegan al poder personas o grupos honestamente conscientes de las necesidades comunes, pero que, haciendo exceder al Estado central las atribuciones propias de su escala, hacen que el Estado usurpe la planificación y acción propia de las demás escalas. Es claro que, a la larga, ambos extremismos necesariamente fracasan. En un caso, los individualistas, por despreciar las necesidades sociales. En el otro, los centralistas, por despreciar los recursos propios de cada escala.

B) Planificación y acción de cada persona. Se puede encarar de dos maneras diferentes: O planificar personalmente la propia vida, cada cual a su manera. Sin esta libertad no seríamos más que esclavos, sin libertad de elegir, ni responsabilidad alguna. No sólo tenemos derecho, cada uno de nosotros, a nuestra vida particular, sino que también tenemos derecho a negociar y hacernos respetar por las otras escalas, por el Estado central y por todos los grupos sociales por importantes que sean. No debemos permitir que se nos enajene nuestra vida personal. La persona debe hacer su propio proyecto personal en concordancia con los demás. O, por el contrario, está el que sólo se preocupa de hacer la suya, ninguneando a las otras escalas sociales (salvo como campo para su expansivo ego). Es claro que el individualismo salvaje pronto llega a contradicciones que le hacen socialmente inviable. Para peor, siempre hay algunos que tratan de usurpar a las otras escalas en su beneficio propio. En tales casos, el método más común es que una persona domine las decisiones de un pequeño grupo; que ese pequeño grupo domine las decisiones de un grupo un poco mayor; y así, terminan controlando, en beneficio propio, o de su grupo, estados enteros. La usurpación de las demás escalas por algunos integrantes de la escala personal es un claro perjuicio a los otros integrantes de la escala personal. Es la explotación del estado, la sociedad y el hombre… por el hombre. Dominar el mundo para placer propio. Pero al usurpar lo común, se usurpa al otro.

AB) La planificación y acción de las organizaciones a escala intermedia. Se puede encarar de dos maneras diferentes: O el grupo humano que planifica su accionar como grupo, cuidando el equilibrio funcional con otros grupos, a diversas escalas, incluyendo sus relaciones con el Estado y con cada persona a su alcance. La empresa productiva. La institución útil a los demás. Es claro que esto se debe promover fuertemente. Cada tipo de producción tiene su “dimensión óptima”, por lo que es tremendamente eficaz respetar cada escala. Debe ser socialmente bien visto que las organizaciones sociales, estatales, civiles y empresariales planifiquen y actúen en la escala que les corresponde, con total libertad y apoyo, siempre que respeten los intereses del Estado y de las personas. Las empresas bien ubicadas escalarmente son motores del país, tanto sean estatales o privadas bajo control social. O, por el contrario, hay grupos humano que se arrogan atribuciones que no le corresponden, que presionan de manera inmoral, que pretenden controlar a los demás, que compiten deslealmente, que usurpan atribuciones de otras escalas, que excede su escala oprimiendo o explotando a las personas, a los grupos y aún al Estado. Corporativismos abusivos. Asociaciones para delinquir. Esto debe terminar.



Planificación entera



A-B-AB) Llamo planificación y acción “entera” a las que suceden en todas las escalas a la vez, y que al coordinarse, también todas son una. Y en cada escala funciona sin usurpar ni ofender a las demás escalas, pero tampoco ni permite ni teme que la enajenen (Como dijo Artigas: “Con libertad, no ofendo ni temo”). Esa es la libertad de convivir cooperando, negociando y acordando las relaciones interescalares (A con B; A con AB; y B con AB).

Deben, pues, aparecer muchos más ámbitos de coordinación entre las escalas. Ya empiezan a surgir figuras como los defensores del consumidor (acordando las relaciones entre lo personal B con lo corporativo AB), el defensor del pueblo (acordando las relaciones de lo personal B con lo estatal A), los convenios de obras (acordando las relaciones entre lo estatal A con las organizaciones intermedias AB). Por este camino surgirá una riqueza de estructuras funcionales y figuras legales cada vez mayor. Multiplicar las escalas de organización es el camino de cualquier país que crezca. Y eso es facilitado por las instituciones que las puedan coordinar. En esto, nuestro atraso es demasiado grande. Algunos otros países, supuestamente más desarrollados que nosotros, también están atrasados. Pero, si se observa con cuidado, se notará que algunos Estados reconocen y fomentan muchas escalas de la sociedad, coordinándolas y cuidando que no se des-escalen. De hecho, toda sociedad funciona en una gran variedad de escalas, cada una con su cierta autonomía y con su cierta interdependencia de las demás. Pero, lamentablemente, lo hace a tropezones cuando no hay opinión pública conciente de que cada realidad (cualquiera que sea su escala) ¡no deja de ser plenamente real por ser sólo una parte de la realidad total!

La “conciencia social” es, pues, conciencia de la entereza de todas las escalas, de que todas funcionan cooperando, unas con otras, y que cuando luchan destructivamente es porque, al menos una de ellas, se ha desubicado socialmente. O está usurpando a otra escala, o se está dejando enajenar. Con conciencia social entera, se podrá hacer planificación entera. La planificación entera es la que es realizada por cada realidad para su escala y para sus relaciones con las otras escalas a su alcance. Cada una respetando las planificaciones de las demás escalas. Es claro que en la planificación entera desaparece el “yo planifico, tú acatas”, así como el “hoy planifico, mañana lo hago”, pues el yo y el tú deberán conjugarse, así como el planificar y el hacer deberán organizarse a la vez.

Demos pues, al Estado central lo que es del Estado central, al particular lo que es del particular, y a las organizaciones intermedias lo que es de ellas. Esto es más justo, pero sobretodo, ¡es tremendamente más productivo! Poniendo a las realidades en cada escala a trabajar en lo que le corresponde, abriremos enormes capacidades productivas, culturales y económicas, que hoy están dormidas.

[1] Texto publicado en el semanario Crónicas, sección "Dos Mil 30”, Montevideo, 18 de diciembre de 2004.

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