lunes, 28 de junio de 2010

La Aritmética Sensible, por Fernando Casares

La Aritmética Sensible

“La Ciencia dice que 1 + 1, es 2...pero la vida nos enseña que bien puede ser 3”.

Imbuido en esta sencilla y simple reflexión, Don Eustaquio cada vez entendía menos.

Los Cazadores de Mitos se seguían empeñando en mostrar sus ecuaciones y sus estudios científicos como verdades absolutas. En los mismos pretendían arrojar luz en esta vida llena de penumbras donde habitan, entre otros, los Hombres Espirituosos. Nos decían que el Hombre era una suma de partes, de órganos, de huesos, de carne, sin la cual no podría ser posible él mismo. Y se disponían a demostrarlo mediante gráficos, informes, datos y estadísticas, cuando no, enormes pipetas y filtros de carbón activado de adsorción molecular.

- Si usted no tiene cerebro, Don Eustaquio, usted no es persona, es acaso una libélula, vaya- asestó Erasmo Gutiérrez observando su reloj.

- ¿Usted dice que el pequeño que lleva mi hija en su vientre no es persona?- preguntó tímidamente Don Eustaquio.

- No confunda Don Eustaquio, lo que le digo es que según reputados estudios científicos y las más prestigiosas Instituciones y Universidades del mundo, se observa que durante un período que va desde la ovulación hasta las 14 semanas de gestación, no podemos considerar a esa vida como persona. Desde el punto de vista técnico no lo es porque no hay actividad cerebral. ¿Entiende?

Don Eustaquio quedó impresionado con la argumentación de este gallardo miembro de los Cazadores de Mitos, pero en él cundió el pánico, incluso la desorientación existencial. Eustaquio no era un hombre de muchas luces, sin embargo aquella intervención lo dejó en la más absoluta de las angustias.

Pero los Hombres Espirituosos del Sur no se rendirían así, sin más. Se prometieron entonces entre todos resistir en la esperanza y enhebrar un nuevo plan. A partir de ese momento, iniciaron lo que años más tarde se conocería como "1 +1 es 3" o "La Aritmética Sensible". En las diferentes asociaciones vecinales y barriales se dispusieron a realizar una serie de conferencias sobre estos coloridos y variopintos temas. Así fundaron el "movimiento por la esperanza" y el "renacimiento de la poética". Plantaron árboles en los dormitorios, pintaron las calles de naranja, enjaularon a los televisores y cenaron en los nidos de las palomas, mientras éstas vivían sus dulces sueños en los camastros humanos. El Barrio del Sur fue otro a partir de entonces. Los loquitos andarían sueltos y libres, y los funcionarios no sellarían documentos, los impregnarían de fragancia dulce para luego regalarlos en las plazas a los niños.

Un buen día, en una de las conferencias que ha quedado registrada en el Libro Grande del Sur, tomo II, sección 51 de la calle 77 de Bocaccio, se estableció como norma del Barrio y derecho ciudadano, lo siguiente:

1- La vida bien vale una misa, el concierto de Aranjuez y una pintura de Leonardo, cuando no, la sonrisa de Pablito al momento de salir de la Escuela.

2- A partir de la fecha, vida se considera a todo lo que habita dentro y fuera de nuestros 5 sentidos y en adelante adquiere la categoría de persona.

Esta sencilla y simple Resolución estuvo precedida por largos coloquios y discursos donde predominó la música de órgano, la paella con pimentón de la Vera y el cascabel del gato Maula con su mísero ratón. Las señoras aplaudieron fervorosas al comprobar que allí se establecía por fin la justicia suprema, la de los Hombres Espirituosos del Sur.

Los Cazadores de Mitos se mudarían al Barrio aledaño, el Norte, donde predominaban las licuadoras, los electrodomésticos, los automóviles y el televisor. Se sentirían cómodos durante un tiempo.

Sin embargo, no esperarían mucho para volver al Barrio del Sur, ahora embellecido por los seguidores del Fantasma Melanco. Conjuraron un plan de retorno rápido y contundente. Elaboraron múltiples y numerosos estudios, recolectaron firmas entre la comunidad científica y hasta elevaron la voz por todos los rincones del Barrio afirmando que los Reyes Magos eran los padres.

Mientras, en los luminosos rincones de la barriada, la vida adquiría otro significado y se abolía mediante oráculos y canciones, a la muerte. Se reanudaban las leyendas y el pensamiento mágico. El Sur reía y se reía de los Cazadores con todos sus estudios y certezas de metal.

Los Cazadores de Mitos urdían su venganza...

F.C. Abril 2009

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