(Borrador)
La discusión sobre la existencia de la filosofía latinoamericana o sobre si la labor intelectual de nuestro continente es pertinente a la filosofía en el sentido estricto, a una década recorrida ya en el siglo XXI, debiese estar en condiciones de resolverse afirmativamente.
Ello implica que en Latinoamérica existe filosofía, a caso filosofías, entendiendo las distintas raigambres de pensamiento; sobre todo si entendemos que nuestro pensar y quehacer no puede ser sino latinoamericano. Por muy neutro y universal que se pretenda nuestro pensamiento es una construcción histórica y por consiguiente inserta en una cultura específica y articulada.
En nuestro continente existe pensamiento original y otro que profundiza, en nuestro contexto, los términos y conceptos que han nacido a luz de lo que podríamos denominar tradición filosófica.
A la universidad le corresponde hacerse cargo del término y su estudio, así como también de su difusión, es por ello que, más que abrir el espacio a un pensamiento latinoamericano, se hace necesario estudiar y difundir la filosofía latinoamericana, con la que sin duda mantenemos una profunda deuda intelectual.
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