sábado, 26 de junio de 2010

¿LEEMOS MUCHO, LEEMOS POCO?, por Carlos Freytag

¿LEEMOS MUCHO, LEEMOS POCO?
LA LECTURA EN LA ERA DIGITAL

“Sócrates y los antiguos eruditos indios temían que leer las palabras, en lugar de escucharlas y pronunciarlas, entorpecería nuestra capacidad para conocer sus múltiples facetas de significado, sonido, función y posibilidades”

“Las transformaciones del desarrollo hacia la lectura experta empiezan en la infancia, no en el colegio. La cantidad de tiempo que el niño pasa escuchando leer a los padres y a otros seres queridos sigue siendo uno de los mejores indicadores de la capacidad de lectura posterior. Cuando escuchan las historias de Babar, Sepo y Jorge el Curioso y dicen “buenas noches, luna” cada noche, los niños aprenden gradualmente que los misteriosos garabatos de la página forman palabras, que las palabras forman historias y que las historias nos enseñan todas las cosas del universo conocido”.

Cómo aprender a leer- Maryanne Wolf


Acá caben varias preguntas...

Al final ¿qué es el conocimiento sino sólo preguntas?...El que no se pregunta tampoco busca ni obtiene las respuestas... Una buena respuesta presupone una buena pregunta..¿verdad?

Nos preguntamos siempre en los institutos educativos: ¿los alumnos leen menos ahora que antes? Nos preguntamos frente al televisor ¿el televisor ahuyenta a los lectores? Nos preguntamos: ¿el libro como tal desaparecerá en el futuro con el auge de la cultura digital? Nos preguntamos: el cerebro lector ¿nos ha separado de otros espacios como el de la intuición, el de la cultura oral ?

Realmente el aprender a leer para el niño es un verdadero esfuerzo intelectual. Sin saberlo reedita sintéticamente todos los pasos que tuvo que realizar la humanidad para llegar a esta proeza. Pero el niño moderno lo hace en algunos pocos años. Convertirse en un lector experto le lleva aproximadamente 6 años (unos 2000 días).

Mientras esto sucede su cerebro va reconstruyendo distintos caminos y mensajes que lo llevan a activar distintas zonas . Esto es lo novedoso: las conexiones neuronales que se van creando con la lectura y los centros cerebrales que esta actividad va despertando.
Porque la destreza de la lectura va desarrollando otros procedimientos previos que tiene que ver con el reconocimiento de sonidos, desarrollo de la imaginación, comprensión de símbolos. En fin, el aprendizaje de la lectura es una verdadera proeza intelectual.
En la antesala de la era digital, los especialistas frente a las preguntas que le plantea la nueva etapa, vuelven a Grecia, y a sus grandes pensadores, porque fue la cultura griega la que permitió grandes avances en la lectura y la escritura, junto con otras como la de los sumerios y los egipcios.
Las preocupaciones de algunos pensadores griegos como Sócrates respecto a la lectura y los cambios que traería aparejado también forman partes de los grandes momentos de cambio en la humanidad.
Sócrates veía en la aparición de la lectura, un freno o inhibición del verdadero conocimiento, que para él estaba asociado a la reflexión, el ejercicio de la memoria y el dialogo entre las personas, exactamente lo que había constituido el obrar de los siglos pasados.
Sócrates declaraba la incapacidad de la palabra escrita para contribuir a la enseñanza. Comparaba las pinturas con las palabras:

“Pero si les preguntas, mantienen un silencio majestuoso. Ocurre lo mismo con las palabras escritas; parecen hablarte como si fueran inteligentes, pero si les preguntas algo sobre lo que dicen por el deseo de ser instruido, ellas siguen diciéndote lo mismo una y otra vez, constantemente”

Faltaba para Sócrates en el ejercicio de la lectura dos elementos: el diálogo y el maestro, lo que a su juicio habían sido las herramientas claves de la cultura anterior.

Mucho de cierto hay en estas opiniones: El texto escrito es como que adquiere independencia de su fuente originaria y se transforma en un elemento que cobra vida propia. En adelante la relación entre libro y lector pasa a ser lo fundamental. Nadie puede asegurar que la lectura, por sí sola, de lugar a un conocimiento adecuado.

Pero está claro que también la lectura permite un salto cualitativo en el sentido de conservar los conocimientos de la humanidad en algo objetivo y externo al hombre mismo, como son los libros y cuadernos; lo libera de la pesada carga que las generaciones anteriores habían tenido en la preservación de la cultura usando la memoria humana y además a través del libro se consigue una distribución masiva de los conocimientos o de las informaciones.

La era digital, la cual estamos atravesando, seguramente va a provocar cambios cualitativos en muchas de estas cuestiones y costumbres. Sería ingenuo querer descifrarlas a todas, ahora cuando vivimos en un mundo cambiante que parece mutar día a día.
Ya se advierte que la era digital modificará mucho de lo que hoy son los soportes de la lectura, como son los libros, los diarios, etc, para reemplazarlos por el ordenador.

También producirá cambios- que ya lo estamos viendo- en la forma de leer y lo que los especialistas llaman “la falta de una lectura profunda” para ser reemplazada por una lectura urgente, donde valen más las informaciones que las reflexiones, donde la urgencia de la vida moderna y de la lectura, no dejan tiempo para ejercitar el “pensar”.

¿Es que las ideas ya vienen digeridas y se trata de asimilarlas, sin ninguna crítica posibles o sin darles cabida en otros esquemas o construcciones intelectuales ?

Creo que entre la tecnología digital y las urgencias de la vida moderna, se construye este camino que nos puede conducir a una sociedad a-crítica y a merced de las “verdades” en formato digital.

Como se ve , a la luz de estas observaciones los interrogantes de Sócrates no son algo superfluo.

Creo que la solución pasa por educar en los valores, en las grandes verdades que la humanidad conserva en el transcurso de los años y en el pensamiento reflexivo y original.
Y eso se construye en el diálogo humano, en la búsqueda de los logros históricos del mundo y en el conocimiento y culto de los grandes maestros.

Viene a cuento la siguiente cita de Fritjof Capra:

“La evolución biológica de la especie humana se detuvo hace unos cincuenta mil años. Desde entonces, la evolución no fue ya genética sino cultural y social; el cuerpo y el cerebro humano siguieron teniendo la misma estructura y tamaño. Durante esta evolución cultural de nuestra civilización el entorno se ha modificado hasta tal punto que hemos perdido contacto con nuestra base biológica y ecológica, superando a este respecto a cualquier otra cultura o civilización del pasado. Esta separación se refleja en la asombrosa disparidad que existe entre el desarrollo del poder intelectual, del conocimiento científico y de las habilidades tecnológicas por un lado y la sabiduría, la espiritualidad y la ética por el otro.”

El punto crucial –Fritjof Capra


Creo que estamos en condiciones de responder algunas de las preguntas que nos hacíamos al principio. Allí reflexionábamos sobre si se leía más o menos que antes por parte de las nuevas generaciones.

Bueno, creo que es posible que gracias al ordenador se haya incrementado “la cantidad” de lectura que cada uno incorpora en su vida. Aunque no leamos muchos libros, pero es cierto que cotidianamente la relación con el ordenador nos impone una cantidad de lectura enorme.

Pero también estamos haciendo referencia a la calidad de la lectura que hacemos y esto puede tener consecuencias si no sabemos usar las ideas de una manera reflexiva y crítica y confundimos verdad con información por razón simplemente “del crédito” que le damos a nuestro ordenador.

Ahora bien, es cierto que el ordenador potencia la actividad intelectual aunque sea por el simple hecho de almacenar información. El diálogo entre la máquina que almacena información y el cerebro que puede elaborar conocimientos gracias a ello puede ser muy fructífero . Tengan presente que al almacenar la información, el ordenador hace un trabajo que antes teníamos que hacer los lectores, potenciando el ejercicio de nuestra memoria. De esta manera, bien usado, el ordenador es una fabulosa herramienta de trabajo, algo así como “una extensión” de nuestro propio cerebro.


Una mirada a lo social

Como decíamos en otro boletín, por otro lado no hay que olvidar que la escritura y la lectura también fue un elemento de diferenciación social y luego funcionó como un herramienta para sojuzgar gracias a las ventajas que para algunas personas confería ser culto y dominar el conocimiento, la lectura y la escritura.

También se distinguía caprichosamente a los pueblos que tenían escritura de los que no la tenían. Estos últimos recibían el baldón de ser los “pueblos prehistóricos”. Entonces, la historia – propiamente- comenzaba con la escritura.

Muchas son las consecuencias que ha traído esta diferenciación, hoy indudablemente insuficiente.
De acá proviene toda este desprecio por las culturas orales de que la sociedad y los intelectuales han hecho gala.

Este concepto , afortunadamente, está siendo rápidamente corregido conjuntamente con el reconocimiento de florecientes culturas orales que habitaron el mundo y en particular, en lo que hace a nuestro continente americano, lo que son la mayoría de las culturas originarias.

Es que la lectura, a pesar que activa distintos centros cerebrales, la relacionamos con el pensamiento lógico racional y en cambio las culturas orales tienen más que ver con lo imaginativo y lo intuitivo y que pone más en acción lo humano vivo.

Creo que la revalorización de la cultura oral tiene que ver con esta valoración de la imaginación, de lo sensorial, del diálogo como fuente de cultura y conocimiento (¿Sócrates?) que han traído consigo las culturas orales.

Perdonen si la brevedad de este boletín nos impide profundizar mucho más en este problema fundamental de nuestro tiempo. Y también si no hemos sabido sintetizar las ideas para que lleguen con claridad a Uds.

Nos parece atinado trasmitirles la opinión de un renombrado lingüista con respecto a las culturas orales, para quien escritura y oralidad son como dos partes necesarias de la cultura humana.

Walter Ong es un jesuita que se ha ocupado de estudiar las relaciones entre la palabra hablada y la escritura y la contribución de la escritura a la aparición de la conciencia en el mundo antiguo. De él son estas palabras:

“La interacción entre la oralidad con la que nacen todos los seres humanos y la tecnología de la escritura, con la que no nace nadie, alcanza las profundidades de la psique. Es la palabra hablada la que primero alumbra la conciencia con el lenguaje articulado, la que primero divide sujeto y predicado y luego los relaciona uno con otro, y la que liga a los seres humanos entre sí en la sociedad. La escritura introduce la división y la alineación, pero también una unidad mayor. Intensifica el sentimiento del yo y alimenta más interacción consciente entre las personas. La escritura es un elevador de la conciencia.”( Orality and Literacy-Londres-1982)

Bueno, como se ve, no es poca cosa.
Carlos Freytag

Comentario de María Vidal el diciembre 14, 2009 a las 11:46pm
Eliminar comentario Si entiendo bien, acá Carlos Freytag cita a Marianne Wolff, quien parece experta en los mecanismos psicolinguísticos y modos de relación del conocimiento humano en instancias de oralidad, escritura, y luego de las nuevas tecnologías para las que aún no existirían respuestas sino preguntas.
De acuerdo. Carlos Freytag usa como cita final, no por casualidad, a walter Ong, teórico que estudió las culturas orales, los mecanismos de conocimiento y recordación en ellas, frente a las culturas poseedoras de esa nueva "tecnología", así la llama, que fue la escritura. En ese libro "Oralidad y escriturA" W. Ong establece las diferencias entre ambas y...con todo el respeto a Sócrates y otros filósofos que en la Antigüedad temieron que la escritura hiciera perder la memoria y el conocimiento...lo desmiente. Lo mismo diría hoy Sócrates ...y lo dicen unos cuantos: que las nuevas tecnologías "taran" a los chicos que no leen más libros y tienen TODO en la computadora, como si esto fuera realmente así y "el diálogo" del que habla el autor con sus contenidos, no fuera un proceso de enriquecimiento mental y cognitivo.

Ocurre lo mismo con la lectura convencional, frente a un libro. El lector nunca es pasivo, lleva a la lectura sus conocimientos e ideas previas y establece en ese "proceso complejo" que es la lectura un diálogo con un texto que, de ningún modo, está allí inherte, como una cosa que no "habla"...El texto de un libro, periódico o trabajo publicado en internet, le plantea al lector la necesidad de acometerlo con todo lo que lleva a ese "intercambio" El libro le hace preguntas, interpela al lector y, éste debe responderlas, para avanzar en la lectura. Es lo que la Escuela de Constanza, con Iser y Jauss como sus ideólogos, llamó "protensiones" y "retenciones" El lector aborda el texto con una serie de hipótesis previas: protensiones, que va confirmando (reteniendo) o desechando. Así va constuyendo un camino de lectura que podrá cambiar en otro momento de su vida o situación y que para ningún lector es el mismo.
Así como la oralidad y la escritura conviven, se complementan o refuerzan, las nuevas tecnologías se han sumado como un reto más a la capacidad de conocimiento del ser humano.
Nadie ha probado -y parecería que ocurre todo lo contrario- que el aumento del uso de las computadoras haya desbancado al libro, a su venta y lectura. Lo dijo Umberto Eco hace décadas, en su trabajo" La anunciada muerte del libro" Agrego yo: ¡Muerto el libro, Viva el libro!

Saludos, María Vidal

Comentario de Fabián Severo el diciembre 15, 2009 a las 2:07am
Eliminar comentario Desde mis reflexiones en mis clases de Literatura, he observado la relación de mis alumnos con la lectura.
En primer lugar, he intentado corregir algo que considero un error en el procedimiento, es decir, siempre parto de la oralidad, primero hablamos sobre ciertos temas y después vamos a ver algunos textos que tratan esos temas. Creo que es un error partir de la lectura para llegar al análisis, nosotros primero hablamos, dialogamos, cuestionamos y después buscamos materiales para enriquecer nuestra visión.
Por otro lado, los buscadores y ordenadores de información nos han ahorrado un gran trabajo, según algunos estudios, ahora necesitamos una mente "sintética" es decir, que haga la síntesis de lo que leemos, esto no quiere decir que la memoria pierda importancia, pero lo cierto es que la lectura como almacenamiento de información, ya no tiene cabida. Cuántos hemos encontrado a enciclopedias ambulantes que lo único que hacen es repetir información. Y aquí entra en juego lo que dice María sobre la relación entre el texto y el lector. Alguien dijo alguna vez, "Cuanto menos leemos más daño hace lo que leemos."
Pero volviendo a mis clases, me enfrento a la situación que mis alumnos leen en el ordenador y yo leo o leía en el libro, pero a eso debo sumarle, desde mis 28 años, que estoy en una encrucijada, mi infancia y adolescencia está relacionada con el libro de papel y ahora leo muchísimos libros en el ordenador. En "Pedagogía del aburrido" Cristina Corea e Ignacio Lewcowicz estudian la diferencia entre subjetividad institucional y subjetividad massmediática. Yo me encuentro entre esas dos. Por un lado, la visión de la lectura como medio para la adquisición de conocimientos, la visión de orden, etc. y por otro lado los estímulos audiovisuales, o sea, también prefiero a veces mirar un documental sobre cierto autor en lugar de leer su biografía, no solo prefiero, sino que, parecería que adquiero la información con más facilidad.
Otra situación que ocurre en mis clases, es que cuando trabajo el valor de la lectura, mis alumnos preguntan: "Profe.. ¿quiénes leen libros hoy en día?"; también dicen "Nosotros nunca vemos a los docentes leyendo". He intentado averiguar en los lugares donde trabajo, qué docentes leen y qué leen. Los resultados no son muy positivos y entonces entramos en el juego de has lo que bien digo y no lo que mal hago.

Estas son algunas de las reflexiones que surgen en mis clases, donde discutimos constantemente sobre el valor de la lectura en estos días.
No sé si el aporte es válido, pero me surgió después de leer la nota de Carlos y el comentario de María.

Comentario de María Vidal el diciembre 15, 2009 a las 2:41am
Eliminar comentario Me parece excelente que esto se tematice en clase, entre los muchachos que no van a decir más que su verdad! Siempre elogio tu tarea Fabián y me alegro de haber sido tu Profe en Teoría Literaria, aunque-aceptando, de hecho, algo que siempre dije en mis clases: "No hay mejor Teoría que una buena Práctica"...Me consta la práctica de tus alumnos lectores-escritores, de la que diste cuenta en estas páginas.
Las Teorías de la Lectura y el papel del lector fueron un cambio de paradigma en los estudios de Teoría Literaria. Cada quien lo toma como le sirve. Comenzar (como la Humanidad) por la oralidad para llegar a la escritura-lectura, no es mal camino...Y sabemos que los resultados han sido muy buenos. Las prácticas alimentan la teoría y viceversa.

Mis saludos, María

Comentario de carlos freytag el diciembre 17, 2009 a las 10:09am
Eliminar comentario Hola amigos: muy buenos e interesantes sus comentarios. Les cuento que esta investigación surgió porque tengo el proyecto de escribir un libro y me pregunté como debía hacerlo para que sea más accesible lo que puedo poner allí y pensé que investigando las nuevas formas de lectura que nos trae la era digital podía ser el camino. Alguna ayuda he obtenido y le agradezco cualquier información o consejo al respecto.
Elegí esa cita de Socrates por que me deslumbro su simpleza y casi diría inocencia: le pregunto al libro y siempre me contesta lo mismo.... Desde la profundidad de su pensamiento surge esta reflexión tan interesante.
Creo que el libro nos propone un diálogo interior (con nosotros mismos, con nuestros propios saberes) pero claro que en ese acto está ausente "el otro" , el diálogo externo- podríamos decir. No creo que esto pueda tomarse en el sentido de que el libro "no sirve"; sino de sus limitaciones para generar conocimiento por si mísmo. Si fuera autosuficiente, los maestros estaríamos de más ¿verdad?
Comparto con Fabián que muchos docentes leen pocos libros y muchas personas que no lo son también. He percibido -por que yo también soy docente y de este lado del charco- que los docentes leen el material de sus clases, que son las lecturas obligatorias y que a veces no reflexionan "desde fuera" de esos textos, desde ciertas verdades generales, que conformar el edificio intelectual que todos tenemos.
Tuve el honor de compaginar una obra de un autor cordobés que se llama Aníbal Montes que es un poco su gran obra de investigación que el tituló "Indígenas y Conquistadores de Córdoba" , donde plantea puntos de vista novedosos - pese a estar escrito hace 50 años- y que permanecía en gran parte inédito. Bueno he aquí que las críticas que recibía este autor era que era autodidáctico y no académico, a pesar de que era Ingeniero civil y militar, pero se refiere a temas históricos y arqueológicos. ¿Porque traigo esto a colación? Porque acá se confunde el rol institucional con la producción de conocimientos. Fíjense que este hombre que no perteneció hasta el final de su vida al mundo académico - es decir no era profesor de ninguna universidad aunque terminó presidiendo la Academia de Historia y por algo será- quiero decir que a este hombre se le cuestionaba sus saberes. Realmente creo que en la Universidad no se confrontan los conocimientos, no hay debate como debería haber y mucha gente se cobija en el rol de pertenecer a una academia como si eso fuera suficiente. Bueno en realidad tenemos que avanzar en este camino de la construcción colectiva del saber y me parece genial la tarea de Fabián con sus alumnos porque está en este nuevo camino. Yo me siento parte de una generación que aprendimos en el "diálogo" con el libro como dice muy bien María y creo que esa práctica nos produce un cierto narcisismo resultado de este camino un poco en lo individual, pero que sin embargo fue necesario y productivo en toda una etapa de mi vida.

Un gran abrazo Carlos Freytag

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