lunes, 28 de junio de 2010

Historia de Al-Andalus

Historia de Al-Andalus

... los llegados de la Tingitana eran germanos visigodos, y quizás algunos rifeños de antiguo origen Amasir, de etnia semejante a los habitantes de la Península Ibérica





H. S. Sa´îd b. Aÿiba

Según la documentación existente en archivos y bibliotecas nacionales, antes de su muerte el rey de la Bética, Witiza, nombra gobernador de Tingis (Tánger) capital de la provincia Tingitana, a Táric. En materia de religión esta ciudad pertenecía al obispado de la Bética, ¡no a los árabes!. Por lo tanto no conocían el Islam. Según la descripción de San Isidoro obispo de Sevilla.

Tras la muerte de Vitiza, su adolescente hijo Archila, cristiano unitarista seguidor de las enseñanzas del obispo Prisciliano, enterrado en Compostela, reclama en el 711, por pacto de fidelidad, ayuda a su correligionario y súbdito, el gobernador visigodo Táric. Esto lo hace con el fin de preservar sus derechos al trono en contra de las pretensiones de usurpación por parte de Roderic (Don Rodrigo) rey de Toledo de confesión trinitaria-romana.

Sabemos que el nombre Táric no es árabe, ya que la partícula (ic) del sufijo, es de origen germánico, y significa hijo de… Por lo que Tár-ic sería hijo de Tar. Así como Roder-ic sería hijo de Róder, Alar-ic sería hijo de Alar, Eur-ic sería hijo de Eur, Amalar-ic sería hijo de Amalar, Ilder-ic sería hijo de Ilder, etc. No podemos buscar aquí a un árabe invasor, sino a gentes germanas, lo que explicaría los rasgos raciales de los Omeya, de tez blanca, ojos azules y pelirrojos.

GERMANOS Y RIFEÑOS

Por lo tanto los llegados de la Tingitana eran germanos visigodos, y quizás algunos rifeños de antiguo origen Amasir, de etnia semejante a los habitantes de la Península Ibérica. Los bereberes, o bárbaros según autores, son lo que queda de aquél pueblo Amasir, del Cáucaso, que unos 10.000 años antes habían sido empujados hacia el sur por los Dorios, asentándose en el sur de nuestra península y en el norte de África.

En esta época eran, en su mayoría, pertenecientes a otras religiones o al cristianismo arriano-unitarista. Al igual que el Conde D. Julián de Ceuta, y sus correligionarios de la Bética.

Decíamos antes que la Tingitana pertenecía al obispado de la bética porque S. Isidoro obispo de Sevilla, 75 años antes de la supuesta invasión, escribe en sus Etimologías, libro 14; IV-29, diciendo que la Provincia Tingitana, cuya capital era Tingis, o Tánger, pertenece al imperio Visigodo.

Esto seguía siendo vigente más de un siglo después, y está confirmado por un manuscrito de origen asturiano con fecha del año 780 (69 años después de la pretendida invasión), que se conserva en la biblioteca del Escorial.

En dicho documento se describe una relación de los obispados de la Península Ibérica, dividida en seis regiones. La sexta región, la Tingitana, está incluida como parte del obispado de la Bética.

Por lo tanto en estas fechas, 69 años después de la supuesta invasión, no estaban los árabes en Tánger, ni el Magreb era el actual Marruecos, ni era musulmán todavía. El estado marroquí se inicia por el sur a principios del siglo X. De lo que deduciremos que en el 711 no entraron ni los árabes ni los bereberes musulmanes por Tarifa, sino los súbditos de Archila, que eran visigodos arrianos.

Repetimos que, aún cuando pudieran acompañarle grupos de rifeños bereberes estos no eran árabes, ni musulmanes todavía, sino gente de una etnia descendiente del pueblo Amasir, como la de aquí.

MÁS DATOS AL RESPECTO

Al entrar los visigodos arrianos por Tarifa ¿con quién comparten el mando de la tropa para conducirla por aquellas tierras?. Con Don Opas, que a la sazón era obispo arriano de Sevilla. Es verdaderamente extraño que D. Julián, un conde visigodo arriano, preste las naves a unos sarracenos invasores y un obispo cristiano arriano les ayude y comande.

Si continuamos estudiando la línea de la contradicción nos enteramos de que en el año 784 Elipando es obispo de Toledo, y a sus 82 años escribe cartas a los obispos de las Galias, con el fin de condenar toda otra corriente cristiana que no fuera trinitaria-romana. Recordemos que no obstante, aunque con dificultades, habían aprendido desde antiguo a convivir cristianismo arriano visigodo y cristianismo trinitario romano optando, alternativamente, por el poder.

Pero curiosamente el obispo Elipando no sabe nada del Islam, ni se siente amenazado por una nueva religión, y sí en cambio por lo que pasaba lejos de su tierra, en las Galias. Se supone que en esta época, y conviviendo con Elipando, Abderrahman I gobernaba Toledo.

Luego el Islam no era en el año 784 una cuestión pública o generalizada. Aunque la lengua árabe se fuera introduciendo progresivamente en los nombres y las modas, tal como sucedió en su momento con el latín. O como nos sucede hoy día con el inglés y lo americano, el Islam en cambio no se había definido aún en su singularidad. Todavía se mantenía en un ámbito de discreción como una variante del culto arriano-priscilianista.

Esta alusión la encontraremos en la obra de Menéndez Pelayo “Heterodóxos”. De la editorial Bonilla y San Martín, págs. 143-144.

EL CATÁLOGO DE MONEDAS

Del museo arqueológico de Madrid, comentado por Codera en el 1.879, por Lavoix en el 1.888, y por Rada en el 1.892, nos muestra una moneda acuñada en España en el siglo VIII.

En una de sus caras dice en latín: “In nómine Dómini non Deus nisi, Deus solus sapiens, non Deus similes alius”. En el nombre del Señor, de Dios, sólo hay un Dios Sabio, no hay otro parecido a Dios. Y una estrella de ocho puntas, como en el Islam.

Esta era la fórmula en latín de la profesión de fe arriana, y la mitad de la profesión de fe musulmana posterior, faltaba todavía añadir la presencia y reconocimiento de la dimensión profética de Muhammad. Que se añadió muy posteriormente.

En los textos de los autores cristianos de la escuela de Córdoba, en el siglo IX, no existe alusión alguna al Islam.

Tanto en la obra del abate Esperaindeo, como en la del abate Sanson, se arremete contra las doctrinas del arrianismo predicadas por el obispo Hostogesis de Málaga, muy parecidas al Islam Muhammadí. Pero de las enseñanzas de Muhammad, como doctrina diferenciada, no sabían nada todavía.

EL CRISTIANISMO EN ESPAÑA

Nos hacemos otra pregunta. ¿Se conserva documentación fiable de la entrada del cristianismo en España?. La respuesta es clara y contundente, NO.

Pero sabemos que se introdujo, progresivamente, por una labor de evangelización que duró siglos.

El Abate Valerio del Bierzo (m.690) nos dice que el cristianismo trinitario se comienza a propagar por el norte de la Península a finales del siglo IV. También lo leemos en las actas de los santos Vicente, Leocadia de Toledo y Cristeta de Ávila. Según el jesuita García Villada, que lo extrajo de la pasión de S. Fermín y otros textos del siglo VII.

Las referencias que sobre los pasiegos hemos aportado anteriormente son lo suficientemente esclarecedoras al respecto, y nos dan fechas considerablemente tardías para algunas zonas más aisladas geográficamente.

El unitarismo, a pesar de la abjuración de Recaredo en 589, fue la religión mayoritaria, según el historiador Gregorio de Tous, aunque el año 649 no estaba totalmente definido. Por esta razón el diecisiete concilio de Toledo, en el Canon V y en concordancia con el primer mandamiento del decálogo mosaico, condena las prácticas idolátricas (veneración de imágenes, etc.) en obispos, sacerdotes, y fieles. Y según Schultz, el Concilio 581 prohíbe en España el culto a los árboles y las fuentes, practicado por los indoeuropeos en general y por las culturas celtas en particular.

Entonces y según la lógica. ¿No pudo entrar el Islam, tan semejante al cristianismo unitario, de manera parecida a como lo hizo el propio cristianismo, máxime cuando sabemos que existían las condiciones adecuadas?.

¿Qué razón hubo para montar la leyenda de una invasión para la entrada del Islam?. ¿Quizás se montó el fraude de la conquista para justificar la invasión del sur y la expulsión, o conversión forzosa de sus habitantes, como una “reconquista”?.

Luego seguimos en el mismo planteamiento, cuanto más avanzamos en la arqueología y la documentación racional existente, más entendemos que el Islam entró por la vía del unitarismo arriano, progresivamente, y no por efecto de invasión imposible alguna. A semejanza de cómo en siglos anteriores lo había hecho el cristianismo.

En la actual Bosnia el Islam entró en la época en la que comenzó a ser erradicado violentamente de nuestra patria. Y tampoco sucedió por el uso de la fuerza, sino que fue, como aquí, a través de los antiguos bosnios cristianos unitaristas, los Bogomilos. Pero aún hay mucho más.

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